De los casi 200 presos políticos que mantiene el régimen en los distintos sistemas penitenciarios, entre hombres y mujeres, solo unos cuantos han podido ver a sus hijos menores de edad.
Los pequeños también han sido castigados injustamente. Al no poder ver a sus padres se preguntan: “¿por qué a mi no me dejan ver a mi papá?”, “¿acaso yo le hecho algo al gobierno?”, “¿mi papá está vivo?”, “¿en dónde está papá?”. Todas son preguntas que sus familiares no les pueden responder.
El que a Tamara Dávila y a Miguel Mora les hayan permitido ver a sus hijos abre una luz de esperanza para otros familiares de presos políticos que claman les permitan llevar a sus hijos a reunirse con sus padres y madres, un derecho que por ley les corresponde.
El periodista Miguel Mendoza lleva más de 14 meses encarcelado sin poder ver a su hija de 8 años. La menor le pregunta a su madre el porqué no le permiten ver a su padre: “¿por qué a mi no me dejan ver a mi papá?, yo soy una niña, yo sufro por mi papá”-
Margin Pozo, pareja de Mendoza, manifiesta que continúan pidiendo “que los niños y niñas puedan ver a sus padres y madres”, pues toda esa incomunicación ha causado un gran perjuicio en los pequeños, especialmente en su hija que ha sufrido no solo daños físicos, sino emocionales.
Algunos niños creen que sus padres están fuera del país
Los familiares no saben cómo explicar a los menores el porqué la ausencia de sus padres, y aunque algunos han optado por contarles la verdad, otros por no tener el valor suficiente para hacerlo prefieren callar y decirle a los pequeños que sus padres están fuera del país.
Roger Reyes lleva más de 370 días preso, era el abogado del precandidato presidencial y ahora también preso político Félix Maradiaga. Fernanda, la esposa de Reyes, no ha querido contarles a sus hijas, de 3 y 5 años, que su papá está encarcelado porque no se siente con el valor suficiente para hacerlo.
“Nuestra hija mayor me pregunta si su papá está en el cielo, en otra ocasión me preguntó que si su papá y yo estamos separados, ‘¿en dónde está papá?’. Nosotros como familia y por las edades de las niñas hemos decidido no contarles con detalles en dónde está Roger. Lo que ellas manejan es que papá está lejos trabajando”, nos cuenta Fernanda Guevara.
Suyen Barahona fue encarcelada en el Chipote desde el pasado 13 de junio de 2021, lleva 437 días sin ver a su pequeño de 5 años. César Dubois, esposo de Barahona, cuenta que el niño le pregunta constantemente dónde está su mamá, “¿cuándo regresará?, ¿porque todavía no ha regresado?”.
Comenta que “con mucho cariño familiar y tratando de mantenerle la mente ocupada en otras cosas” han tratado de distraerlo al no poder llenar el vacío que ha dejado la ausencia de su madre.
Dubois exige la libertad para su esposa y demás personas presas políticas, pero que “mientras tanto, deben permitir comunicación entre las personas presas políticas y sus hijos e hijas, deben permitirles visitas regulares de sus familiares cada 21 días o menos, al menos una Biblia o material de lectura de su elección, papel y lápiz, alimentos nutritivos o que permitan a los familiares que les suministren alimentos nutritivos”.
Félix Maradiaga lleva casi 450 días detenido, durante ese período de tiempo no le han permitido ver a su pequeña hija. Su esposa Berta Valle ha reiterado en varias ocasiones que le permitan a su hija tener contacto con su padre al menos por una llamada telefónica.
“Félix (Maradiaga) ha insistido en su anhelo de hablar con Alejandra, con nosotros, de podernos comunicar. No podemos tener ni siquiera una llamada telefónica, una carta, ni un dibujo de nuestra hija Alejandra. Demandamos que se nos permita poder tener esas llamadas”, dijo recientemente Berta Valle al medio de comunicación Artículo 66.
153 presos políticos tienen hijos, muchos de ellos no los han podido ver
Miguel Mendoza, Roger Reyes, Suyen Barahona y Félix Maradiaga son apenas los cuatro rostros más conocidos de presos políticos a quienes no les permiten ver a sus hijos. La lista la engrosan unos 157 reos encarcelados “injustamente”, muchos de ellos son hombres y otras son mujeres que dejaron a sus hijos pequeños bajo el cuido de sus abuelas y otros familiares.
Uno de los casos más emblemáticos es el de Julia Christina Hernández Arévalo, de 34 años, quien dejó a su pequeño de 10 años en manos de su madre, una señora de la tercera edad con discapacidad.
A la lista se suman Karla Escobar, Maycol Arce, William Caldera, Norlan Cárdenas, Bryan Calderón, Danny García, Dennis García, Hader González, Edwin Hernández, Edward Lacayo y muchos otros padres y madres entre los 32 y 48 años de edad que el régimen Ortega – Murillo los obligó a separarse de sus hijos y que desde entonces muchos de ellos no han podido verlos y abrazarlos.
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