Tres adoquines y una cruz con ramos de flores, son los símbolos con los que se recuerda la lucha de los jóvenes que se mantuvieron en resistencia cívica por más de tres meses en las barricadas de la metrópolis de esta ciudad, exigiendo justicia, democracia, libertad y el fin del orteguismo. A varios, las balas de policías y parapolocías les apagaron sus vidas en los días de junio de 2018.
Los vecinos del sector “El Alacrán” de Sutiaba, recuerdan aquella tarde. “Era un día 12”, dicen. Antes las calles desoladas fueron bloqueadas de adoquines por jóvenes que protestaban por la represión policial y los cambios a la reforma del Seguro Social, que detonó el levantamiento y desató la brutal represión.
María del Carmen, dijo que nunca se imaginó volver a vivir una situación similar que solo vio en los tiempos de Somoza. “Lo que pasó en el 2018, es un suceso que aún está en las mentes y corazones de la gente, el pueblo no olvida, el pueblo no perdona. Somos de sangre de indígena, que clamamos por justicia” expresó.
Recordó el triste episodio vivido el 18 de abril del 2018, cuando los jubilados fueron golpeados por grupos de choques enviados por Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo. La agresión se difundió rápidamente en redes sociales. “Eso fue espantoso, el pueblo nicaragüense está cansado de este sistema represor y violador de los derechos humanos del pobre y sufrido pueblo de Nicaragua”, protestó con el mismo enojo de aquellos días hace cinco años.
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El engaño de los represores
El día de las protestas de los jubilados, dirigentes del Centro Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (CUUN), llegaron en busca de estudiantes a la llamada “prepa” que son los de primeros años para reforzar la represión, recordó una estudiante.
“Nos sacaron de las aulas, nos dijeron que había una manifestación en el Seguro Social y que teníamos que apoyar a los ancianos, de lo contrario nos amenazaron de quitarnos la beca y otros beneficios. Nos montaron en camionetas y en el camino nos quitaron las mochilas y las pasaron dejando por la oficina que tienen por la iglesia La Merced. Cuando llegamos al INSS la situación era otra, ellos, los dirigentes, ordenaron golpear a los ancianos”, contó otro estudiante
La mayoría se negó a esa fechoría propia de las turbas del orteguismo. Contó la estudiante que la mayoría corrió con diferentes direcciones buscando retirarse de la manifestación. “Nadie se prestaría a eso, solo la gente de la Juventud Sandinista, todos los vimos, cómo golpearon a los abuelos”, relató otra universitaria que en esa época, cursaba el primer año de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma (UNAN) de León.
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Un relato similar nos compartió Carlos, exmiembro del movimiento estudiantil quien vio como el 20 de abril del 2018, en los días fuertes de las protestas, el edificio del CUNN fue incendiado por turbas lideradas por miembros de la Juventud Sandinista para atacar las manifestaciones.
“Ese día los dirigentes no podían controlar a la gente de los barrios que estaba alzada contra el gobierno, y lanzaron bombas molotov al edificio del CUNN para responsabilizar a los opositores. No se percataron que habían estudiantes dentro, uno de los que murió quemado fue Cristian Emilio Cadena, que quedó atrapado entre las llamas y escombros, ellos mismos lo mataron”, relató.
“La muerte andaba en camionetas”
En la mente de Matilde, aún resuena el sonido de las balas. Lo peor dice lo vivieron la madrugada del 05 de Julio del 2018, durante la ejecución de la denominada “Operación Limpieza”, un ataque de comandos armados contra la población civil.
“Ese día se escuchaba el arsenal de armas y bugido de las famosas camionetas de la muerte. La intención de la Policía, fue matar a los muchachos y derribar las barricadas con las que se protegían”, contó una mujer de 60 años que estuvo apoyando un tranque.
Esa mañana, el fuerte enfrentamiento entre policías y civiles dejó un baño de sangre, decenas de heridos y detenidos. Todos huían de los disparos que no paraban de salir del arma de los paramilitares al mando del diputado Filiberto Rodríguez, un confeso paramilitar cuya amenaza grabaron ellos mismo en un video de celular. “Hoy los vamos a desturcar”, se le oyó decir “al representante” orteguista.
En la calle “El Alacrán”, quedaron los cuerpos sin vida de Danny López, de 21 años, quien circulaba en su bicicleta cuando fue derribado tras recibir un disparo en el abdomen. También cayó Alexander Machado Vásquez y Júnior Núñez Rojas de 22 años. Los dos últimos, defendieron con su vida una barricada de las más de 500 levantadas contra el orteguismo en la ciudad universitaria durante la rebelión cívica de hace cinco años.
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¡“Viva Leon jodido”¡
Arturo Betanco, cantó el corrido a León en la esquina donde cayó el cuerpo de uno de los jóvenes. “Por todo el oro del mundo, no cambiaría mi León, pues lo quiero con amor profundo es el cerebro de toda mi nación. León puede ser abatido, pero nunca vencido, ¡Viva León Jodido!”, entonó mientras se oían las balas.
“Sentimos la patria en nuestros corazones, miramos el sufrimiento del pueblo, nos dolió el trato inhumano que recibieron nuestros abuelos y el dolor de las madres. Teníamos que defenderlos y eso nos inspiró a permanecer en la lucha y en los tranques”, manifestó Betanco, llamado así mismo, “un valiente sobreviviente” de la “operación limpieza”.
Otra de las víctimas mortales que dejó la represión en León fue la del monaguillo Sandor Dolmus, de 15 años de edad, asesinado por paramilitares el 14 de junio.
Las manifestaciones en León, fueron lideradas por los estudiantes de la Unan-León. La mayor representación la tenía la Facultad de Ciencias Médicas quienes todos los días protestaban en las calles, a pesar que eran reprimidos por fuerza de choques de antimotines y paramilitares.
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“Los nicas hemos demostrado que tenemos valor y sabiduría para conquistar la justicia, la democracia, la paz que tanto nos falta. Y lo haremos sin armas, sin muertes, no como ellos, los represores que es con eso que se sostienen”, dijo Tonny Zamora. “La resistencia en Sutiaba vive, hasta que el dictador se vaya”, aseguró.
Eso explica porque desde la tarde este martes, el centro de León es vigilado metro a metro por policías que se encuentran tendidos en cada esquina y cada cierto tiempo, patrullan en caravana cargada de agentes antidisturbios recorriendo el centro histórico de la ciudad universitaria.
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