Hace 23 años, un joven y entusiasmado Luis Galeano salía de las aulas de la Universidad Centroamericana en busca de hacer periodismo. Era un contexto diferente al actual. Aunque si bien es cierto el poder político siempre usaba métodos de censura y obstaculizaba el trabajo de la prensa independiente para mantener bajo la alfombra sus actos de corrupción y malos manejos, la relativa y débil democracia existente aún permitía a los hombres y mujeres de prensa poder escudriñar entre informes, declaraciones de probidad y fuentes confiables para hacer su trabajo.
Galeano logró de inmediato ocupar una plaza en El Nuevo Diario, para entonces, el segundo periódico más importante e influyente del país. Pronto fue asignado a la unidad de investigación, la cual, pasado algún tiempo, se encargó de dirigir.
Ahí se forjó bajo la estricta y reconocida ética del periodista Danilo Aguirre, director general del medio, con quien dice estar agradecido por haberlo adentrado a una de las ramas más prestiogiosas del periodismo, aunque por mucho también; una de las más riesgosas. Esa experiencia le permitió entender que su vida profesional sería dura.
“Me enseñó eso a afrontar las dificultades, a enfrentar las consecuencias, las amenazas, las advertencias, el meterte de verdad en fuego contra la gente que está decidida a hacer cualquier cosa cuando le destapas su corrupción o su mal actuar”, dijo Galeano en una entrevista concedida a Nicaragua Investiga.
A pesar de enfrentarse a todos estos riesgos, Galeano se mantuvo firme y se convirtió en uno de los periodistas investigativos más reconocidos del país por su pluma audaz y crítica. Al mismo tiempo, pasó a ser corresponsal de importantes agencias internacionales como EFE y AP. Luego fue asignado como jefe de redacción del periódico. Podría decirse que la vida le sonreía, hasta hasta abril de 2012 cuando El Nuevo Diario fue vendido a un grupo corporativo que decidió darle un giro abrupto a la línea editorial del medio.
De la seguridad de un trabajo formal a emprender bajo riesgos
Indispuesto a adaptarse a un formato nada crítico y a veces complaciente con el poder, Galeano toma una decisión difícil; emprender. En medio de temores por el nuevo rumbo que tomaba su vida profesional y la incertidumbre de no saber si tendría éxito haciendo todo por su cuenta, surge en septiembre de ese mismo año Café con Voz. Un programa instalado en Radio Universidad que acogió a los más destacados estudiantes de esa alma máter.
La periodista Azucena Castillo, quien para entonces dirigía esa emisora, recuerda que se encontraban en una etapa de reprogramación y «llegó este proyecto de nuevos profesionales, liderados por Luis (Galeano), y me encantó muchísimo el concepto porque iba con el nuevo perfil de Radio Universidad de ofertar a la ciudadanía un programa de calidad, programas de defensa de derechos humanos».
El programa tomaba auge y las ofertas del régimen de Daniel Ortega no se hicieron esperar, desde publicidad estatal, dinero y hasta conexiones, lo que fuera por «bajarle el gas» a sus temas y enfoques.
Aunque la sostenibilidad económica del programa era su principal desafío, el periodista decidió conservar el perfil con el que se había forjado en El Nuevo Diario, y rechazó todas esas prebendas. «Están acostumbrados a que todos tenemos un precio y que todos vamos a aceptar tal cosa, no lo acepté. ¿Se imaginan dónde andarían esos cheques hoy en día?”, dice con cierto aire de orgullo mientras sonríe al recordar la decisión que tomó por aquellos años.
La situación económica del medio era crítica, pero entonces escuchó la idea de varios de sus oyentes y decidió dar el salto a la televisión. Inició en Canal 23, pero más tarde, en busca de más audiencia y consolidación, llegó a 100% Noticias. El poder de la imagen le ayudó a obtener pautas publicitarias y a levantarse de la época difícil que casi todo emprendimiento está obligado a vivir en sus inicios.
De la radio al «boom» de la televisión
Galeano reconoce que perder su privacidad y convertirse en una figura pública fue una de las cosas más difíciles para él, un periodista acostumbrado al anonimato de su rostro, pero para Lucía Pineda Ubau, directora de 100% Noticias «Luis ya tenía ese ADN de televisión, siempre lo tuvo, a mi siempre me llamó la atención su facilidad de palabra, de reírse del poder», expresó.
Pineda recuerda que en sus ratos más relajados, Galeano tiene una personalidad muy extrovertida y divertida y que siempre entre sus cículos de amistades era típico verlo burlándose de lo peor de la clase política nicaragüense a través de parodias e imitaciones, una faceta poco conocida de él.
«Le hacíamos hasta la rueda porque el bandido imitaba a casi todos los funcionarios de los gobiernos», recuerda.
Para Pineda el programa Café con Voz «encajaba perfectamente» en el formato de 24 horas de noticias del medio, y ciertamente, pocos meses más tarde de su primera transmisión en ese canal, este ya era uno de los programas más vistos de la parrilla.
Un canal perseguido, un exilio dramático
Las protestas de 2018 ubicaron a 100% Noticias como uno de los principales enemigos de la dictadura, por haber decidido transmitir las denuncias y los atropellos cometidos en contra de la población nicaragüense. Tras meses de asedio, y amenazas contra su personal e invitados, el 21 de diciembre de ese año, la policía al servicio de Daniel Ortega irrumpe en el canal, apresa a su propietario, Miguel Mora y a su directora de prensa Lucía Pineda Ubau.
Leticia Gaitán narra lo difícil que fue cubrir bajo asedio en 100% Noticias por 8 meses
Luis se encontraba fuera del país en ese momento y se informa de todo estupefacto a través de las redes sociales. Contra él había sido girada una orden de captura, al igual que contra Jaime Arellano, presentador de otro programa en ese medio de comunicación.
Cuando le preguntamos sobre el tema, los ojos de Luis se humeceden, su mirada se queda fija en la nada y sus respuestas parecen más pausadas.
-¿Qué te impactó más en ese momento?, le preguntamos
-«Ver el mundo que se te derrumba delante de tus ojos de una sola vez, todo, de un momento a otro te quedaste sin nada, el país que tenías ayer ya no lo tenés, lo perdiste y verle la cara a tu esposa y verla llorar desconsoladamente», dice con una evidente nostalgia.
Su esposa, Deykel Santamaría también recuerda aquellos días con dolor. Asegura que pasó semanas enteras llorando sin consuelo por lo que había construido en Nicaragua y había perdido, pero también por su madre y su familia que dejaba atrás. Le aburmaba también la lucha de todo exiliado; sobrevivir en un país extraño.
El renacer de Café con Voz en el exilio
Luis Galeano apenas podía sostenerse a si mismo ¿cómo iba a continuar un programa que requería importantes gastos de producción?
Es la primera vez que se planteó la posibilidad de ponerle fin a aquel proyecto por el que tanto se había apasionado. Pero a como él mismo dice “aparecieron ángeles en su camino”, y entre ellos y la misma audiencia empezaron a aportar para que el espacio siguiera en pie. Además, hubo un esfuerzo adicional de su esposa, quien después de pasar el trauma del exilio, y completamente ajena al mundo de la televisión, se decidió a aprender todo lo necesario para que las transmisiones fueran posibles.
“Yo le dije un día a mi esposo, creo que debemos encaminarnos a yo aprender a transmitir el programa, a ayudarte en toda la parte productiva porque tener a alguien para pagarle aquí en este país no vamos a tener los recursos económicos para hacerlo, entonces creo que es necesario que yo aprenda todo el parte técnico, a él le interesó, lo aceptó. Fue difícil porque al principio yo no entendía absolutamente nada”, nos relata.
Pero el entusiasmo de Deykel por apoyar la continudad del proyecto que entendía le daba sentido de vida a su esposo fue enorme. El mismo Luis le reconoce con regularidad en su programa, al punto que la audiencia ha llegado a conectar con ella y enviarle mensajes de apoyo y felicitaciones a través de los en vivos que ella misma se encarga de sacar al aire.
Más de 200 periodistas de Nicaragua viven en el exilio
Luis reconoce que ella «es columna vertebral» del programa. «Está detrás de cada detalle, detrás de cada cintillo, detrás de cada doble cámara, detrás del sonido, de las luces, es impresionantemente, ha sido una persona que se ha empapado y que ama Café con Voz. Lo ama tanto como yo», asegura.
Además de entregarse cada día al programa, Luis dedica medio día toda la semana a conducir para la aplicación Uber con el objetivo de solventar los gastos de su casa. Es una jornada dura la de su nueva vida, pero le satisface continuar con su faceta de periodista.
Gracias a ese esfuerzo de familia y al apoyo de una audiencia siempre conectada, es que Café con Voz es hoy uno de los espacios de opinión más fuertes y de larga vida en el espectro de medios del país. La característica de Luis Galeano es ser una voz muy dura y como él mismo dice; «sin tapujos», ante la actual dictadura. Para algunos ha perdido la objetividad, para otros dice lo que ellos no pueden ¿Quién tiene la razón? Para él, solo hay un camino posible:
“¿Qué equilibrio, qué balance y qué objetividad le podes pedir a una realidad tan cruel en la cual el que está en frente es un monstruo que te está destruyendo de lado a lado, todos los días, las 24 horas, algo está haciendo ese monstruo para destruirte, no podes ser objetivo, no podés ser equilibrado, no podes tratar de ser balanceado, ¿sabés porqué? porque la realidad te rebasa”.
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