Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, cruzó los brazos y comenzó a entonar la canción “Amigo” del cantante brasileño Roberto Carlos, cuando un grupo de policías armados de escudos y macanas bloquearon la entrada del garaje de la casa cural y no lo dejaron salir.
Aquellos policías escudados fuertemente lo veían con vergüenza y pena al tener enfrente al obispo sin armas entonando una canción de amistad. “En ciertos momentos difíciles que hay en la vida, buscamos a quien nos ayude a encontrar la salida”, cantó más fuerte el obispo.
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Curiosamente, esta canción Roberto Carlos la dedicó a su entrañable amigo Erasmo Esteves y fue el tema musical que entonó un gran coro de niños en México para darle la bienvenida al Papa Juan Pablo II, en enero de 1979, con motivo de su primera visita al país.
“Nos encontramos seis sacerdotes y seis laicos que nos tienen encerrados en la Curia Episcopal. Aquí vamos a permanecer sin irrespetar a la Policía, nunca la hemos irrespetado. Sin irrespetar a los hermanos (policías) que tienen sus familias y que son nuestros amigos”, dijo el cura luego que no lo dejaron salir.
Jugaba a ser sacerdote
Monseñor Rolando José Álvarez Lagos, hoy uno de los sacerdotes más críticos del régimen de Daniel Ortega, nació en Managua en un hogar cristiano. Su padre, Miguel Álvarez, era un obrero capitalino que se congregaba con la comunidad Renovación Carismática. Su madre, Ángela Lagos, originaria de Chinandega, se dedicaba a la venta de atol y formaba parte del Camino Neocatumenal.
Desde niño jugaba y soñaba con ser sacerdote y siempre le gustaron las cosas de la Iglesia. Su hermana mayor, Vilma Álvarez, recuerda que se hacía llamar “padre Miguel” y pedía la atención de los presentes para que escucharan sus “prédicas”, según relató su hermana a la revista Magazine.
Aquel niño que jugaba a ser sacerdote nació el 27 de noviembre de 1966 en Managua. Tiene 55 años. Tuvo un gran liderazgo en las pastorales juveniles de la Arquidiócesis de Managua, Masaya y Carazo. Como joven que era en ese entonces, rechazó el Servicio Militar Obligatorio y estaba en contra de los jóvenes en edades de cumplimiento tomaran la decisión de empuñar un arma.
Rolando Álvarez no fue al Servicio Militar. Pero como dos o tres veces se lo llevaron preso. Y las veces que se lo llevaban llegaban a catear la casa. “Era mucho dolor y sufrimiento ver lo que hacían… Él nunca se involucró en la política, solo en la religión”, revivió aquellas escenas Vilma Álvarez a Magazine.
En el exilio alcanzó grandes estudios
Debido a estos acontecimientos, Rolando Álvarez se vio obligado a salir forzosamente de Nicaragua rumbo a Guatemala. Se fue solo y después su familia lo alcanzó en ese país, donde obtuvo el estatus de refugiado, después que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) comprobara el riesgo que corría en su propio país por ser un líder religioso.
En Guatemala terminó sus dos últimos años de secundaria en el colegio católico San Pablo, con honores. En este mismo país, cuando tenía 21 años, llevó estudios filosóficos en el Seminario Mayor Nacional Nuestra Señora de la Asunción, según el sitio web de la Diócesis de Matagalpa.
Y en la Pontificia Universidad Lateranense en Roma, consiguió su bachillerato en Teología; después en la Pontificia Universidad Gregoriana se graduó en Licenciatura en Filosofía.
Realizó el Curso de Formación Permanente para los Presbíteros, en el Istitutum Sacrum Ministerium de la Congregación para el Clero de la Santa Sede.
Es egresado del Máster en Doctrina Social de la Iglesia de la Universidad Pontificia de Salamanca, además participó en el Seminario Nuevas Perspectivas para la Comunicación Eclesial del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.
Rolando Álvarez, el joven sacerdote y maestro
Su sueño de ser sacerdote se hizo realidad cuando tenía 28 años y fue un 7 de diciembre de 1994, en la Catedral Metropolitana Inmaculada Concepción de María de la Arquidiócesis de Managua. Fue ordenado junto a otros cinco sacerdotes.
Después de ser ordenado sacerdote, fue enviado inmediatamente como formador del Seminario Mayor de la Arquidiócesis. También estuvo a cargo de la Disciplina y del área académica de Filosofía y Teología.
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Luego estuvo al frente de la parroquia San Francisco de Asís, en Bolonia, por cinco años. Y de 2005 a 2011 fue portavoz de la Arquidiócesis de Managua. En ese mismo periodo fungió como secretario adjunto de la Secretaría del Episcopado de América Central.
Fue consagrado obispo de la Diócesis de Matagalpa el 8 de marzo del 2011, con la bendición del Papa Benedicto XVI, tomando posesión de esa sede el 2 de abril del mismo año.
Uno de los obispo más crítico de la dictadura
El obispo se ha destacado por su servicio pastoral a los pobres, marginados y excluidos. No titubea en señalar los abusos del poder y la represión de la Policía Nacional. Se le ha visto en momentos convulsos, como en la lucha contra la minería en el municipio de Rancho Grande en el 2015.
Fue mediador y testigo del primer fallido diálogo nacional en 2018, junto a otros obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Ahora está siendo investigado por delito fabricado por el régimen de Ortega y le impuso casa por cárcel. Álvarez reaccionó: “Estoy siendo investigado, bien no sé de qué, pero ellos estarán haciendo sus propias conjeturas”.
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