La foto de Rosario Murillo llenó las redes sociales de trabajadores del Estado, medios de comunicación oficialistas y perfiles falsos este día, aleccionados a felicitar a la «compañera» por su cumpleaños número 72.
La imagen de Murillo, quien detenta la Vicepresidencia de Nicaragua, ha sido ensalzada desde que su esposo, el dictador Daniel Ortega, llegó al poder en 2007. Una mujer descrita de una magnanimidad que intenta rozar la figura construída alrededor del «comandante» Ortega.
Se dio a conocer como poetisa, culta, políglota por su supuesto «manejo» de los idiomas español, inglés, francés e italiano, y «guerrillera» sandinista, una representación que con los años se va esfumando a medida que se ponen en evidencia las mentiras y las medias verdades en torno a su figura.
Y como primera dama— término que no permite que le llamen— se presentó como defensora de la mujer al supuestamente «restituirle sus derechos» impulsando estrategias que no han logrado ni disminuir la tasa de femicidio.
🎉Feliz Cumpleaños Compañera Rosario Murillo, Vicepresidenta de #Nicaragua #FelicidadesCompañeraRosario pic.twitter.com/EErSnu5WQk
— Canal 4 Nicaragua (@Canal4Ni) June 22, 2023
Desde que probó el poder nuevamente en 2007, se instaló como coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía a través del cual controla el discurso oficial. En las apariciones públicas de Ortega, Murillo supervisa cada movimiento y hasta las palabras del dictador.
Es una persona que no permite que le hagan sombra y que, poco a poco, ha ido escalando posiciones políticas hasta lograr colocarse en la Vicepresidencia de la República.
Murillo y Ortega han logrado compenetrarse en su afán por instalar su dictadura dinástica, arrastrando, como es de esperar, a los hijos de ella y los que tuvo con Ortega (ocho hijos), sin incluir a Zoilamérica Narváez, a quien sacrificó, según los críticos, en pos del poder que Ortega le aseguraba.
«Gracias al comandante y la compañera»
A Murillo se le conoce como esotérica, hippie, obsesionada con el poder, experta en discursos de odio, pero las bases sandinistas no pueden referirse así de ella; tampoco le llaman «Chayo», como lo hace el pueblo. Quien se atreva a criticarla, podría terminar en la cárcel como sucedió con Marlon Sáenz, el militante sandinista conocido como el «Chino Enoc«. A Murillo hay que aplaudirla y endiosarla.
«Gracias al comandante Daniel y la compañera Rosario Murillo», es la frase que deben decir todos los nicaragüenses que son incluidos en algún programa social del gobierno.
Su «presencia» está en todas partes: Desde los letreros del gobierno, las cartillas y los libros para las escuelas hasta los colores en los edificios de instituciones públicas y el escudo nacional utilizado en los comunicados oficiales.
Es una «manzana envenenada» para algunos cercanos y «sandinistas históricos» que solo tienen ojos para Ortega y ven cómo se hunde la reputación de la organización FSLN, al tiempo que la pareja dictatorial aparta a fichas claves del sandinismo en su círculo de poder. Las discordias dentro del régimen se le atribuyen a Murillo.
A pesar que presuntamente Murillo habría querido llegar a la Presidencia de Nicaragua, la adulta mayor se va viendo cada vez más aislada dentro del círculo de poder. La familia dictatorial sigue proyectando la imagen de sus hijos, mientras otros nombres se barajan para ser instalados en la Presidencia cuando un ya anciano Ortega deba dejar el cargo por incapacidad física o porque haya «partido a otro plano de vida», como los sandinistas prefieren llamarle al inexorable destino de todo ser humano: morirse.
You must be logged in to post a comment Login