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Rosario Murillo, un factor de discordia dentro del régimen

Rosario Murillo no solo es despreciada por la inmensa mayoría de la población nicaragüense, sino que dentro del mismo FSLN es motivo de discordia.

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Foto: Presidencia de Nicaragua.

Rosario Murillo ha sido uno de los factores de discordia en la familia de Daniel Ortega, pero eso trascendió hasta el mismo Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y con el rotorno al poder en el 2007, a las mismas entrañas del régimen.

Desde finales de los años 70, cuando inició su relación con Ortega fue evidente que no era bienvenida en la casa de su suegra Lidia Saavedra, quien no la quería, según dijo a Nicaragua Investiga en enero de este 2023, una persona que conoció de primera mano los entresijos de las desavenencias.

“En la casa de doña Lidia, parecía que el nombre de Rosario Murillo estaba vetado, incluso la señora ni se refería ni en bien ni en mal, siempre esquivaba la plática cuando se mencionaba algo referente a la Rosario. Hasta en las reuniones sociales donde ambas coincidían, doña Lidia la esquivaba, ni siquiera la quería ver”, recordó la fuente que pidió anonimato.

La matriarca de los Ortega Saavedra, con quien sí tenía buena relación era con Leticia Herrera, su anterior nuera, y con la que Daniel tuvo un hijo. “No le agradaba la Rosario porque la consideraba como una mujer manipuladora”, detalló la fuente.

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Rosario Murillo, punto de quiebre entre los hermanos Ortega

En los años ochenta la extravagante y posesiva Rosario Murillo era rechazada por muchos sandinistas y pronto empezó a abonar al distanciamiento entre los hermanos Humberto y Daniel.

En varios reportes periodísticos se ha dicho que la relación entre cuñados no es muy buena, debido a los desaires de Rosario Murillo contra Humberto, a quien consideraba una persona en la que no se podía fiar.

Pero sería hasta en 2005, cuando murió Lidia Saavedra, que los hermanos tendrían una fuerte discusión en la iglesia, dando muestra públicas de sus diferencias. Peleaban por el sitio donde serían enterrados los restos de su progenitora. Ante esto el entonces cardenal Miguel Obando y Bravo, tuvo que intervenir y así primó la postura de Daniel y la madre de los dos hermanos fue enterrada en el Cementerio General de Managua.

El “complejo” de Rosario Murillo

Para ese entonces Rosario Murillo ya tenía un poco más de presencia en las filas del Frente Sandinista, donde poco a poco se fue metiendo a contracorriente, pese a no haber tenido participación relevante en el proceso revolucionario.

“Rosario Murillo no tiene una historia combativa dentro del Frente Sandinista, ella no fue combatiente, se puso el uniforme verde olivo el 19 de julio antes llegar a la Plaza de la Revolución, pero su vinculación a la lucha antisomocista era más bien marginal, es decir, como poetisa, anduvo en algunas actividades importantes dentro del punto de vista cultural, pero ella no tenía una trayectoria así de combatiente, entonces eso a lo largo de su vida, en los diez años de la revolución siempre implicó para ella un cierto complejo que se manifestó en esos diez años en ciertos reclamos”, declaró en junio de 2022 la exguerrillera Mónica Baltodano al medio de comunicación Confidencial.

Baltodano agregó que Murillo “intentó por todos los lados” ser parte de la asamblea sandinista y nunca perdonó no haber conseguido ser electa en la realizada en 1991, cuando se llevó a cabo el primer congreso del FSLN.

Alcanzar el poder a toda costa

Después de haberse sentado a la par de Daniel Ortega ante los medios de comunicación en 1998 para rechazar las acusaciones de violación de su hija Zoilamérica Narváez contra caudillo sandinista, Rosario Murillo empezó a ganar terreno en el partido.

“Ante nuestro pueblo, eso es una falsedad”, declaró la ahora primera dama y vicepresidenta de Nicaragua, dejando en entredicho su papel de madre al irse al lado del victimario y dejando en desprotección a su propia hija.

Luego de tres derrotas electorales, Ortega volvió a alcanzar el poder en el 2007. Murillo se convirtió en una especie de primera ministra. Fue nombrada coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía y más tarde, el 10 de enero de 2017 asumió formalmente como vicepresidenta del país, fórmula que se repitió en las elecciones presidenciales de 2021. Los críticos consideran el sistema imperante como una especie de «monarquía criolla”.

Desprecio por los militantes históricos

“Cuando ella llega a espacios de poder manifestó un claro menosprecio a todos aquellos que teníamos historia dentro de las filas y enfatizó a partir de su llegada al poder en las nuevas generaciones ante quienes fue colocándose a través de un relato inventado no solo alrededor de ella sino del propio Daniel Ortega”, afirmó Mónica Baltodano.

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El espectro de Murillo se extendió en todo el engranaje del régimen. Uno a uno fueron purgados todos aquellos que se atrevían a confrontarla, sin importar el peso que estos tenían en las filas del sandinismo.

“Existen muchas fisuras dentro del Frente Sandinista, no de ahorita, de muchos años atrás y una de las que ha provocado más fisuras es el rol que Ortega le ha asignado a Rosario Murillo y ese rol ha sido acompañado de una relación muy prepotente, absolutamente autoritaria, vertical”, señala Baltodano.

Acusación contra Dionisio Marenco

Y esas “fisuras” de las que habla la exguerrillera, se vieron reflejadas en los encontronazos que tanto el mismo Daniel Ortega como Rosario Murillo tuvieron con Dionisio Marenco cuando este era alcalde de Managua.

En noviembre de 2007 Marenco habría protagonizado una pelea con Rosario Murillo. Esta lo acusó de “traidor” por expresar críticas sobre el manejo del FSLN, según reportó el medio de comunicación Confidencial.

“Rosario Murillo me acusó de traidor, y las traiciones en el FSLN son como condenas a muerte”, declaró Marenco.

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“Esos son los hechos, saquen sus conclusiones”, agregó el ahora fallecido alcalde en una rueda de prensa en la que indicó que se estaba protegiendo “por si acaso, porque vos sabés que cuando te tildan de traidor, puede haber el deseo o la tentación de hacer algo contra uno”.

“Si en el FSLN te acusan de traidor, esa acusación es bien seria, porque cuando yo entré al Frente Sandinista el traidor solo tenía una salida que era la pena de muerte, y es eso lo que yo entiendo”, añadió Marenco, quien se desligó de las actividades del gobierno y del FSLN, pero mantuvo su postura de militante sandinista.

En julio de 2019 se le vio saludando la caravana oficial durante la celebración del aniversario del repliegue táctico a Masaya. Al año siguiente falleció.

La purga a Lenín Cerna

Dionisio Marenco no fue el único que sintió la furia de Murillo. Otro de los cercanos a Daniel Ortega que fue purgado por ella es Lenín Cerna, el exdirector general de la seguridad del Estado (DGSE) en los años ochenta.

En un perfil sobre Cerna publicado por el medio de comunicación Despacho 505, se detalla que el exguerrillero es parte del sandinismo histórico que rechaza a la esposa de Ortega y que por tal razón, no es bien visto por ella, quien habría usado el poder a su conveniencia para despojarlo en 2011 de la dirección del Departamento de Organización del FSLN, que para ese entonces pasó a manos del mismo Daniel.

Los «leales» purgados por la dictadura de Ortega

Supuestamente, la molestia de Murillo con Cerna se habría agudizado luego que este fue partícipe de la elaboración de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que ordenó que Daniel Ortega pudiera ser candidato presidencial en 2011, a pesar de que la Constitución se lo prohibía, cortando de tajo sus aspiraciones de convertirse en presidenta de Nicaragua.

Rosario Murillo ha acumulado cada vez más poder gracias a que el mismo Ortega se lo ha cedido. El dictador en sus discursos ha sido enfático en llamarla “copresidenta” y ella desde antes había venido ejerciendo una gestión my autoritaria dentro del gabinete, según declaró a Nicaragua Investiga la exsecretaria política del Banco Central de Nicaragua, Ligia Gómez.

“Ellos (los funcionarios) dicen lo que ella quiere oír, porque como es una persona tan poco accesible a oír otras propuestas, tratan de congraciarse siguiendo lo que ella dice, pero eso no quiere decir que estén de acuerdo o ella se pueda confiar, por eso es que se muestra tanto control de que les quitan pasaporte, que les controlan sus salidas, les controlan los discursos”, indicó Gómez en marzo de 2022.

Los que se atreven a desafiar a Murillo son purgados

Pero no todos los funcionarios y militantes del Frente Sandinista están dispuestos a decir lo que Rosario Murillo quiere oír. La exguerrillera Mónica Baltodano señala que dentro de la militancia “la critican en silencio, en grupos muy pequeños o asumen, como el caso del Chino Enoc, un rol más activo, más beligerante, pero cuidándose de no atacar a Daniel Ortega”.

Corrupción engulló la ética en la función pública

Y es que precisamente Marlon Gerardo Sáenz Cruz, conocido como el “Chino Enoc”, fue uno de los purgados por Rosario Murillo. Tras haberla criticado públicamente fue llevado a El Chipote, acusado de narcotráfico y tenencia ilegal de armas y luego desterrado del país y enviado hacia Estados Unidos desde donde no ha parado de criticar fuertemente al régimen que un día defendió.

El más reciente personaje por el que se señala a Rosario Murillo de ser el factor de discordia dentro del régimen, es el general en retiro y exvipresidente de la República Moisés Omar Halleslevens. El también exjefe del Ejército habría sido expulsado de su oficina de la vicepresidencia donde despachaba, según reveló el miércoles 31 de mayo, el exdiplomático nicaragüense Arturo McFields.

Si en las filas del FSLN es despreciada, entre la inmensa población el sentimiento es aún mayor, sobre todo porque a ella se le acusa de haber dado la orden «vamos con todo» en abril del 2018, lo que devino en uno de los mayores baños de sangre en tiempos de paz en Nicaragua.

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