La participación del empresario chino Wang Jing en las negociaciones entre el régimen de Daniel Ortega y China es una muestra que la dictadura está «sometiendo» a Nicaragua al país asiático con la promesa de megaproyectos que probablemente no lleguen a ver la luz, afirman economistas.
El nombre de Wang Jing, el encargado de llevar a cabo el frustrado proyecto del Gran Canal hace una década, volvió a sonar este 24 de octubre de la boca Laureano Ortega Murillo, asesor presidencial para las inversiones, cuando en una entrevista en el oficialista Canal 4, agradeció al polémico empresario chino por «estar detrás de esta negociación».
Para los consultados no fue ninguna sorpresa escuchar que Wang Jing es uno de los artífices de la cercanía entre ambos países porque no dudan que este goce del «visto bueno» del gobierno chino para sus negocios, incluido el Canal Interoceánico en Nicaragua.
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Roberto D´Andrea dijo a Nicaragua Investiga que el empresario chino, además de ser «amigo de Ortega», probablemente es una persona influyente en el gobierno de China. Tampoco descarta que en los actuales negocios, Jing forme sociedad con la familia Ortega para sus propios beneficios.
«Estamos empeñados con Wang Jing. Él puede demandarnos con las reservas internacionales porque no se ha construido el Canal Interoceánico. Entregamos Nicaragua a ese hombre», recordó el empresario.
Con esta experiencia, Ortega, ahora de la mano con China, demuestra que «sueñan con megaproyectos, pero al final no son capaces de hacerlo, no tienen la capacidad».
Las estrategias económicas adoptadas por el régimen sandinista ha dejado como resultado que «toda la economía esté endeudada y deja un problema al siguiente gobierno», agregó.
China tiene intereses geopolíticos
Asimismo, el economista y analista político José Dávila coincide en que el fallido Canal Interoceánico contó con el «visto bueno de la dictadura china y el partido comunista de China, aunque haya sido un fracaso».
Con los nuevos convenios entre el régimen nicaragüense y el país asiático nuevamente «se está cometiendo un grave error», declaró Dávila, quien comparó la situación de Nicaragua con la de Laos, país que «se está convirtiendo en una colonia de China» al dejarse arrastrar por promesas.
«Es reprochable la falta de visión estratégica (del gobierno de Nicaragua). China tiene intereses geopolíticos más que económicos en Nicaragua, el país centroamericano es un punto donde apoyar sus pretensiones de dominio mundial. Este es un proceso de colonización», sostuvo.
Las promesas entre Ortega y los chinos es «sonar las campanitas», graficó Dávila, que reiteró que la relación entre ambos países no mejorará la calidad de vida de los nicaragüenses.
«Son fantasías» y «los chinos cobran sus deudas», recordó.
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