En una nueva muestra de la falta de respeto hacia la institucionalidad y la seriedad de los procesos políticos, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo introdujo un lenguaje vulgar y despectivo en el artículo primero de la nueva Constitución, que resalta la lucha de los pueblos indígenas y héroes nacionales.
En la exposición de motivos para la reforma constitucional, el dictador Daniel Ortega señaló que era necesario adecuarla «para incorporar elementos fundamentales, así como de nuestra historia como son los héroes que a través de sus gestas nos han permitido vivir en la Nicaragua libre que disfrutamos».
«Al General MIGUEL ÁNGEL ORTEZ quien enarbola la cutacha y la reata para defender bosques, ríos y ciudades como hizo frente a los yanquis que se meaban de pánico al recordar su nombre», se lee en el párrafo 11 del artículo primero, referido al preámbulo de la nueva Constitución.
La frase, además de ser completamente inapropiada, refleja la decadencia del lenguaje institucional y la falta de respeto hacia figuras clave en la lucha por la libertad del país.
El empleo de términos vulgarmente despectivos es parte de la narrativa oficial del régimen, cuya vocera y vicepresidenta Rosario Murillo reafirma en cada una de sus alocuciones de mediodía en los que se refiere de manera peyorativa a los grupos opositores.
Este tipo de expresiones, que incluyen términos como «reata» y «meaban», dentro de la nueva Constitución, son indicativos de la falta de seriedad y respeto con la que el régimen maneja la política en Nicaragua.
La reforma constitucional que fue promovida y aprobada por el régimen este pasado 22 de noviembre de 2024, tiene como objetivo legalizar la perpetuación del poder de los dictadores, a través de la creación de una «copresidencia» que le otorga a Murillo el mismo estatus que el del propio Ortega.
Mientras el país se enfrenta a un desmantelamiento de la democracia, la utilización de un lenguaje tan vulgar y burlesco ante un proceso tan trascendental refleja el desprecio que el régimen tiene por la ciudadanía y por la historia de lucha que ha definido a Nicaragua.
Al mismo tiempo que el régimen justifica esta reforma como una «modernización» de la Constitución para responder a los «nuevos tiempos», lo cierto es que esta maniobra política busca consolidar el poder dinástico y eliminar cualquier vestigio de democracia.
Con la reforma, el régimen no solo institucionaliza el control sobre todos los poderes del Estado, sino que refuerza la militarización de la vida civil, la represión de la disidencia y la censura contra los medios de comunicación y la libertad de expresión.
Lenguaje vulgar representa al régimen
El uso de un lenguaje tan despectivo y sin ningún tipo de respeto por los símbolos nacionales y la historia de Nicaragua revela, una vez más, la verdadera naturaleza de este régimen: uno que se burla de su pueblo, de su pasado y de las luchas que forjaron la Nicaragua libre que, irónicamente, ahora se niega a reconocer.
Esta reforma que en realidad es una transformación completa de la Constitución, no solo constituye una modificación legal, sino una reconfiguración del sistema político del país, consolidando el control dinástico de la familia Ortega-Murillo sobre la nación.
Crean «megaparamilitares» con «policía voluntaria” y “reserva patriótica del Ejército”
Nicaragua Investiga
