La Inversión Extranjera Directa (IED) finalmente ha mostrado señales de recuperación, tras enfrentar fuertes reducciones desde el estallido sociopolítico en abril de 2018, las cuales parecían dejarían completamente aislado al país de nuevas inversiones por los conflictos internos.
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El Banco Central de Nicaragua (BCN) actualizó las estadísticas e indicó que al tercer trimestre del 2021 los ingresos brutos de IED ascendieron a US$1,006.4 millones, los cuales significaron un aumento de US$395.7 millones con respecto al monto registrado en igual período de 2020, acumulando así un 64.8% de crecimiento interanual.
“La tendencia de recuperación se debió principalmente al desarrollo de importantes proyectos en los sectores de energía y minas, así como por la recuperación de las actividades productivas de empresas nacionales con participación de capital extranjero, lo cual ha propiciado la reinversión de utilidades en el período, además del financiamiento recibido por las empresas internacionales representantes”, destaca el BCN.
Efectivamente, el sector económico con mayor captación de ingresos en concepto de IED fue Energía y Minas con US$ 401.8 millones, seguido por el sector de Telecomunicaciones con US$ 147.2 millones, Industria con US$ 124.3 millones, Financiero con US$ 68.5 millones, y Comercio y servicios con US$ 61.9 millones.
Cifras positivas tras tres años de caídas
En 2017, un año antes de las protestas antigubernamentales, la IED en Nicaragua logró superar los US$1,035.4 millones. Pero a partir de 2018, las cifras fueron en picada.
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Según los datos oficiales, en 2019 el país obtuvo en IED apenas US$503 millones, mientras que en 2020 esta cayó hasta los US$182.3 millones, siendo la cifra más baja de los últimos cinco años.
Las cifras finales del 2021 serían las primeras positivas, tras tres años consecutivos de pérdidas en materia de inversiones. Sin embargo, la inestabilidad política del país continúa amenazando los flujos que ingresan por IED.
Ante la nueva reelección de Daniel Ortega, la comunidad internacional se ha comprometido a continuar desarrollando mecanismos que presionen a su régimen, lo cual incluye la aprobación de diversas sanciones económicas en contra de funcionarios e instituciones que podrían continuar ahuyentando a los inversionistas por ser un país poco viable para los negocios a nivel internacional.
Asimismo, aún persisten los riesgos de que Nicaragua sea excluida del tratado comercial con Estados Unidos, DR-CAFTA; del cual, aunque no sea excluido, la simple posibilidad, degrada cada vez más la imagen del país que con el paso del tiempo solo se hace menos atractiva para los inversionistas.
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