El régimen continúa reactivando las gasolineras de la empresa DNP Petronic, uno de los negocios de la familia Ortega Murillo sancionados en diciembre de 2019, pero su táctica podría no darle los resultados esperados.
Desde 2022, el régimen ha reabierto las estaciones de servicio con otra fachada y bajo la figura de «bandera blanca», es decir, autónoma y que no involucra a ninguna distribuidora. Es la estrategia que usa en un intento por esquivar las sanciones impuestas por lavar dinero.
De acuerdo a una investigación del medio de comunicación Confidencial, a estas «nuevas» gasolineras el régimen las ha premiado con más de 88 millones de córdobas en contratos estatales.
La gasolinera de Las Colinas es la más reciente en ser reabierta en la tercera semana de julio, según Confidencial.
Agrega que las otras son las estaciones de Larreynaga, Lozelsa, Las Mercedes, La Bolívar y Villa Fontana en Managua; y otras en Jinotepe, Carazo; Diriá, Granada; Masatepe, Masaya; y Chinandega.
Estas permanecen generalmente vacías y solo aceptan pagos en efectivos.
El cambio de imagen de estas gasolineras inició desde finales de 2018 en medio de un boicot promovido en las redes sociales por opositores a la dictadura y ante la amenaza de las inminentes sanciones internacionales.
Maniobras para resistir sanciones
Desde que Estados Unidos aplicó sanciones a tres empresas que estaban bajo el mando del también penalizado Rafael Ortega Murillo, el 12 de diciembre de 2019, la dictadura sandinista ha hecho una serie de maniobras para mantener «en pie» su lucrativo negocio petrolero.
Las empresas incluidas en la «lista negra» del Departamento de Estado fueron Distribuidora Nicaragüense de Petróleos S.A. (DNP Petronic), a cargo de Yadira Leets, exesposa de Rafael Ortega; Inversiones Zanzíbar Sociedad Anónima; y Servicio de Protección y Vigilancia S.A. (El Goliat). De acuerdo a investigaciones periodísticas Zanzíbar operaba 23 de las 69 estaciones de servicio de Petronic.
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En su desesperación, el dictador Daniel Ortega mandó con urgencia a la Asamblea Nacional nacionalizar a la empresa DNP, y en febrero de 2020 se aprobó la creación de cuatro empresas para administrar las operaciones de petróleo.
Estas son la Empresa Nicaragüense del Gas (Enigas), Empresa Nicaragüense Planteles de Almacenamiento y Distribuición de Hidrocarburos (Eniplanh), Empresa Nacional de Exploración y Explotación de Hidrocarburos (ENIH) y la Empresa Nicaragüense de Importación, Transporte y Comercialización de Hidrocarburos (Enicom).
¿Reapertura de gasolineras DNP Petronic funcionará?
El economista Marco Aurelio Peña afirma que la reapertura de establecimientos es «un ensayo» que podría no funcionar porque está sujeto al ritmo de crecimiento económico y la conducta del consumidor.
«Este año, a pesar de ser de desaceleración económica, se observan cifras positivas en las actividades productivas, eso hace que estén intentando reabrir estas estaciones de servicio. Ellos van a ensayar cómo les va financieramente», dijo a Nicaragua Investiga.
Pero, con las difíciles condiciones económicas (carestía de la vida, salarios en declive) los nicaragüenses tomarán «decisiones económicas de castigo».
«En su psicología de consumidor, pueden asociar estas estaciones de servicio a la dictadura y, por ende, a sus problemas económicos, por lo que (al régimen) no le irá bien como antes de 2018», indicó.
Agregó que la población tiene presente que estos negocios cerraron para no seguir entregándole dinero a la dictadura que después utiliza el dinero para reprimir a la gente.
Asimismo, habrá consumidores que prefieran ir a otro establecimiento por una facilidad de uso de tarjetas de crédito y de débito.
Quienes consumirán, posiblemente, será la militancia sandinista y, con el tiempo, estas gasolineras terminarán operando con pérdidas económicas, incluso, quizás consigan subvenciones de otras fuentes «para guardar las aparencias». Esta situación provocará que «pronto algunas reabiertas cierren y otras no abrirán», dijo Peña.
Con este panorama afirma que las sanciones internacionales sí han golpeado el negocio de la familia presidencial, «no con la magnitud que espera la gente que sea algo contundente para provocar una transición democrática al corto plazo, pero sí ha tenido su efecto que los ha obligado a hacer esto».
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