En el primer semestre de este 2023, el Producto Interno Bruto (PIB) se ubicó en 3.8 por ciento, de acuerdo a datos del Banco Central de Nicaragua (BCN). La cifra parece ser muy alentadora, pero la gran desigualdad social del país hace que de los “buenos” resultados económicos solo se beneficien ciertos sectores de la población.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), 1.2 millones de nicaragüenses sufren hambre, algo que alarma y que contradice el discurso de «trabajo y bienestar» de la administración sandinista.
La FAO estima que 18,6 por ciento de los nicaragüenses padecen privación crónica de alimentos, es decir, están subalimentados y más de un tercio de la población nacional (35.7 por ciento) “no puede permitirse una dieta saludable”. ¿Pero cómo se explica esto en un país en el que según el régimen de Ortega la economía marcha “bien”?
Varios economistas han señalado a Nicaragua Investiga que el problema radica en la falta de empleos de calidad, salarios acordes a las necesidades, el creciente aumento en el costo de la canasta básica, entre muchos otros factores que merman la calidad de vida de la mayoría de la población y que distan mucho de la equidad social. Por ejemplo, la canasta básica en julio del 2023 se situó en 19 mil 452 córdobas, mientras que el salario mínimo promedio en el país apenas supera los 7 mil córdobas.
“No es cierto el tal éxito económico, es éxito económico para la mafia en el poder. Para las familias de trabajadores de profesionales, de empresarios pequeños y medianos, lo que el gobierno receta es incertidumbre, penurias, desempleo y pobreza”, señaló recientemente el economista Enrique Sáenz, en su programa La Economía de Nicaragua en 10 Minutos.
Los banqueros entre los más ricos
En Nicaragua, mientras miles de familias deben subsistir con salarios que no les alcanza para satisfacer sus necesidades básicas y tienen pocas posibilidades de salir de la pobreza. hay una élite que sigue aumentando sus capitales, muchas veces a través de sus réditos, como es el caso de la banca nacional.
Tan solo en junio de este 2023, el patrimonio de la banca nacional se ubicó en 52,791.8 millones de córdobas, de acuerdo a datos del Banco Central. La cifra significó un incremento de 12.1 por ciento en comparación con el mismo período de 2022.
Actualmente Nicaragua cuenta con ocho bancos grandes, solo uno ellos es estatal el Banco de Fomento a la Producción (BFP), también conocido como Banco Produzcamos. Los otros siete son de capital privado concentrado en muy pocas manos versus un gran número de usuarios de servicios bancarios que disminuyen su calidad de vida mientras engrosan los bolsillos de los banqueros.
“A lo largo del 2022 los bancos han pagado menos a los ahorristas y cobrado tasas de interés más altas a los deudores. Ese 2 por ciento que varió la tasa de intermediación entre diciembre y mayo se dice fácil, pero es una millonada de córdobas. Millones que perdieron los depositantes y deudores que tienen que pagar más por sus créditos y millones que van a engordar los bolsillos de los banqueros”, explicó el Enrique Sáenz.
Crecimiento económico no beneficia a los pobres
En esa misma línea es el análisis del economista Marco Aurelio Peña, quien detalla que el actual crecimiento económico de Nicaragua marcha a paso lento, de manera defectuosa y altamente dependiente de la cooperación y las remesas, así como de las exportaciones de materias primas mientras la carestía de la vida se vuelve “terrible” y erosiona el poder adquisitivo de gran parte de la población.
“Cuando analizamos la calidad del crecimiento, vemos que es un crecimiento sin desarrollo porque un subsector, una actividad como es la intermediación financiera, concentra demasiado los beneficios de este ingreso nacional mientras el resto de la población más bien ve como sus condiciones económicas se ven perjudicadas”, explica Peña.
Precisamente los mismos datos oficiales demuestran que los bancos de Nicaragua han preferido enrumbarse a los sectores que más beneficios le están generando, sacrificando a otros que son de gran importancia para el desarrollo económico del país.
Hasta julio de este 2023, por ejemplo, se observa como los tres sectores a los que más se dirige la cartera de crédito, corresponden a los préstamos personales (29.9 por ciento de crecimiento), comercial (20.3 por ciento) y las tarjetas de crédito (20.6 por ciento). Más abajo quedaron relegados el sector industrial, ganadero y agrícola, los dos últimos constituyen los principales motores de la economía nacional.
Comportamiento de los créditos bancarios hasta julio de 2023. Captura de pantalla del informe del BCN.
“Hay grandes asimetrías, por un lado al capital financiero le está yendo muy bien, pero es alimentado por el financiamiento al consumo principalmente, pero por otro lado, tenemos un capital de producción que no tiene una política económica orientada al desarrollo, para que los bancos financien fuertemente la producción”, añade Marco Aurelio Peña, reiterando que los beneficios se están concentrando en una élite política y empresarial.
Cifras oficiales son contradictorias
Esa disparidad entre las clases socioeconómicas es criticada por el economista Enrique Sáenz, a quien le parece ilógico que en medio del crecimiento económico del que se jacta el gobierno, aumente el desempleo en vez de disminuir.
“El número de desempleados en lugar de disminuir con ese crecimiento económico, más bien aumentaron los subempleados, más del 41 por ciento de la población laboral. Según ellos el 13 por ciento está en una condición que le llaman trabajadores sin remuneración. Cuando se suman estos datos oficiales resulta que prácticamente seis de cada 10 nicaragüenses de la población laboral se encuentran en desempleo, subempleo o trabajadores sin salario”, cuestiona Sáenz.
Una encuesta realizada a finales de mayo por Cid Gallup, reflejó que el 55 por ciento de los nicaragüenses consultados, no tuvieron dinero para comprar comida para ellos y sus familias, por lo menos un día, en el último mes, precisamente a causa del desempleo y la carestía de la vida, lo que indica que el tal crecimiento económico no beneficia a la mayoría de la población.
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Marco Aurelio Peña explica que los beneficiados son los grandes exportadores, banqueros, los grandes empresarios, la cúpula militar y los cercanos a la pareja dictatorial, Daniel Ortega y Rosario Murillo. “Ha emergido una nueva clase social alta, una élite política, que se ha enriquecido a la sombra de los fondos públicos”, agrega el economista.
Los más ricos de Nicaragua versus los más pobres
Pero además de esta nueva élite existen otros que han sido históricamente los más ricos de Nicaragua y cuyos patrimonios se siguen beneficiando gracias a su alto estatus económico, entre los principales nombrados por la revista Bloomberg Línea (filial latinoamericana de Bloomberg), están: Carlos Pellas y José Antonio Baltodano.
“Carlos Pellas se convirtió en el primer multimillonario de Nicaragua con un conglomerado cuyas ventas han sido equivalentes al 13 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto) de Nicaragua. Su Grupo Pellas controla más de 20 empresas”, señala Bloomberg Línea.
José Antonio Baltodano es quien lidera Mercon Coffee, una empresa que tiene presencia en la cadena global del café, desde el cultivo a la distribución, así como el “trading del grano” (comercializar activos financieros de manera especulativa).
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“La empresa (Mercon Coffee) en 2017-2018 reportaba ventas por casi 700 millones de dólares por sus operaciones directas en 10 países y clientes en todo el mundo”, apunta la revista estadounidense especializada en temas de negocios.
En contraste a estos grandes empresarios, miles de familias en Nicaragua tratan de sobrevivir en un país donde crece la desigualdad, el desempleo, la carestía de la vida y el hambre. Muchos se ven obligados a salir del país por estas razones y por la opresión sufrida de parte del régimen Ortega-Murillo.
“¿Es cierta la campaña de la dictadura sobre el bienestar de la familia, bonanza económica? Es una campaña embustera, como de costumbre una campaña mentirosa. Mientras ellos dicen que la economía crece, lo que crece es el sufrimiento de la familia, porque lo que crece es el desempleo, el subempleo y las empresa en quiebra”, concluye el economista Enrique Sáenz.
¿Se puede vivir con 30 o 50 córdobas por día?
En Nicaragua no existen datos oficiales actualizados sobre el nivel de pobreza, el último del que se tiene cuenta es de 2016, cuando el INIDE indicó que el 24.9 por ciento de los nicaragüenses eran pobres, de estos 6.9 por ciento eran pobres extremos. Es decir, de cada 100 personas en Nicaragua 75 no son considerados pobres, 18 son pobres, pero no extremos y los otros siete si son considerados de extrema pobreza.
La discordancia en los datos son los elementos con que se calcula el nivel de pobreza, por ejemplo, para tasar la línea de pobreza extrema se toma en cuenta, en primera instancia los valores nutricionales, 2,288 calorías promedio por persona al día. De acuerdo con el INIDE el costo de este requerimiento es de 11,258.93 córdobas por persona al año, es decir, 30.84 córdobas al día.
En cuanto a la línea de pobreza general, se toman en cuenta “los requerimientos mínimos calóricos diarios” más un monto adicional para cubrir el consumo de servicios y bienes no alimenticios esenciales. Este monto es de 18,310.99 córdobas anuales por persona (50.16 córdobas al día).
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El pasado 2 de agosto la directora del INIDE, Irene Álvarez, indicó que “la pobreza extrema en el país pasó de 6.9 por ciento a un 6.4 por ciento en los últimos siete años”, es decir, en ese tiempo que comprende más de un período presidencial apenas se disminuyó en 0.5 puntos porcentuales, a una persona por cada 200.
Los datos oficiales no concuerdan con los de organismos internacionales como la Cepal, el Banco Mundial e incluso de organizaciones independientes que realizaban este tipo de mediciones, como la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg), dirigida por economista Alejandro Martínez Cuenca y cancelada a finales de 2021.
Los datos de Fideg demostraron discrepancias de los proporcionados por el régimen. En 2014 el gobierno indicó que la pobreza se había reducido de 29.6% y en un 24.9% en 2016, en tanto, la organización calculó que la pobreza más bien había aumentado de 39% en 2015 a 42% en 2016. Para 2019 la pobreza general ya alcanzaba el 44.4 por ciento y la pobreza extrema estaba en 8.9 por ciento. El dato de 2021 de Fideg ya no se pudo conocer debido a que a inicios de noviembre sus instalaciones fueron allanadas por la Policía al servicio del régimen Ortega-Murillo.
Remesas récord
Ante las serios problenas económicos, cientos de miles de nicaragüenses han tenido que migrar en busca de mejores horizontes, principalmente en Estados Unidos. Este éxodo masivo ha hecho que las familias dependan cada vez más de las remesas. Por ejemplo, en los primeros siete meses del año, Nicaragua recibió 2,623.9 millones de dólares en remesas, lo que representó un aumento del 57.1 por ciento (US$953.3 millones) en comparación a las registradas en igual período de 2022 (US$ 1,670.6 millones).
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