Carlos Alberto García Suárez, quien estuvo preso en 2018 por participar en las protestas cívicas contra el régimen Ortega-Murillo, fue encontrado muerto y quemado en un basurero municipal de Jinotepe, Carazo.
Según las personas que conocían al ex reo político, practicaba el oficio de la zapatería y era un bebedor consuetudinario.
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Sin embargo, el Grupo de Reflexión Excarcelados Políticos, denunció mediante un comunicado, que a pesar de encontrarse en una situación de riesgo por ingesta de alcohol, la condición física de él era normal y “por su carácter y buen trato era una persona apreciada en la comunidad, donde laboraba en el oficio de la zapatería”.
El cuerpo fue reconocido por sus familiares. Curiosamente, las autoridades policiales y municipales dieron acompañamiento a la entrega, según información de los medios oficialistas, los cuales no mencionan los antecedentes políticos de García Suárez.
Médico forense «descarta mano criminal»
Sergio Cano, médico forense, declaró que las aves de rapiña habían devorado gran parte del cuerpo. Además, «descartó mano criminal».
Los medios oficialistas definieron el cuerpo del ex reo político como “calavérico”, suponiendo que se trataba de un indigente y que presuntamente había fallecido hace varios días.
El GREX afirma que el ex reo político mantenía sus posiciones políticas opositoras y en muchas ocasiones hizo condenas abiertas y públicas a los agentes policiales, lo cual es irritante para el régimen Ortega-Murillo.
Carlos García fue arrestado a finales de noviembre de 2018 y liberado el 20 de mayo de 2019.