¿Cómo Daniel Ortega llegó a acumular tanto poder político si sus eternos detractores y sus mismos excompañeros de lucha no le reconocen ni carisma ni mucho menos gran elocuencia frente a las masas, cosas que siempre parecen estar ligadas a los líderes? Los factores son muchos, pero sin lugar a dudas el dinero ha jugado un factor fundamental.
A Ortega solo se le conoce un empleo formal ajeno a la política. Fue el de fugaz periodista en un radioperiódico de Radio Mundial a inicios de los años sesenta. De acuerdo a un reportaje publicado por La Prensa en julio del 2017, la aventura periodística del hoy presidente de Nicaragua duró poquísimo, ya que fue enviado a una conferencia del ministro de agricultura y ganadería, Alfonso Lovo Cordero, y en esta identificó en el relacionista público a un supuesto torturador. Al momento de las preguntas le cuestionó al ministro que tuviera a un torturador en su equipo de trabajo. Ortega regresó a la redacción creyendo llevar la “mejor noticia«, pero fue despedido inmediatamente.
Un asaltante de bancos
Poco después se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) donde como guerrillero nunca destacó, pero sí es conocido que participó en el asesinato de Gonzalo Lacayo, un sargento de la Guardia Nacional, el 23 de octubre de 1967.
De esa época, se sabe que una fuente de financiamiento del movimiento guerrillero eran los asaltos a bancos. Daniel Ortega participó en uno de estos operativos el 21 de julio de 1967 contra el Banco de Londres en Managua. El botín que se llevaron superaba los 200 mil córdobas.
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Cuba y la Unión Soviética
Sin embargo, el Frente Sandinista no llegó al poder en julio de 1979 comprando armas con dinero robado a los bancos. La organización guerrillera desde un inicio recibió apoyo económico y militar de la Cuba de Fidel Castro y en la etapa final de la lucha contra la dictadura también tuvo el apoyo del gobierno de Omar Torrijos, de Panamá, y de Carlos Andrés Pérez, de Venezuela, por mencionar algunos casos.
Con el triunfo de la revolución, Ortega y los otros dirigentes sandinistas optaron por involucrarse en el conflicto Este-Oeste. Durante ese período de bloqueo económico por parte de Estados Unidos y de cruenta guerra civil, los sandinistas recibieron cooperación económica, militar y de otra índole, de varios países del bloque socialista, fundamentalmente de la Unión Soviética.
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El país no tuvo ningún beneficio concreto con esa “cooperación”, pues la economía estaba abocada a sostener la guerra. Cuando los sandinistas fueron despojados del poder mediante elecciones en 1990, le heredaron al pueblo de Nicaragua una deuda externa superior a los 12 mil millones de dólares.
El coronel Gadaffi
En los años noventa al FSLN le tocó jugar a ser oposición y «mandar desde abajo». Con la caída del bloque socialista, sin fuentes de financiamiento externo, los mismos altos dirigentes del partido tenían que dar su aporte. En el caso particular de Daniel Ortega, este tenía como sostén al dictador libio Muamar el Gadafi, tal como lo afirmó el mismo líder sandinista a finales de esa década.
“Lo que se estableció fue una relación personal entre Ortega y Gadafi. Ortega ha aceptado todos estos años que él ha sido financiado por Gadafi para su mantenimiento personal, no era para el partido y menos para el país”, declaró a Confidencial en agosto del 2011 el exvicecanciller Víctor Hugo Tinoco.
“En todo los noventa, mientras estuvimos en la oposición, el FSLN se mantenía con la cotización de sus diputados, del 10% del salario; eso mantenía la vida del partido. Recuerdo no haber visto o sabido de un centavo de Gadafi para el partido en los noventa o en el 2000; sí supe que había ayuda para ortega”, manifestó Tinoco.
Cuando Ortega regresó al poder en el 2007 intentó renovar el apoyo financiero de Gadafi, y por ello en diciembre del 2008 viajó a Libia. Sin embargo, regresó con las manos vacías: Gadafi no parecía dispuesto a soltar dinero como lo hacía antes. A Ortega le tuvo sin cuidado, tenía un mejor mecenas.
Chávez y la campaña del 2006
El apoyo del fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, para que Daniel Ortega regresara al poder en el 2007 fue más que evidente. En el 2006 el embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Paul Trivelli, envió a sus superiores del Departamento de Estado el cable diplomático 64385 en el que calificaba de “sustancial” la ayuda venezolana a la campaña electoral de Ortega, según una nota publicada por Confidencial en mayo del 2011 en base a cables de WikiLeaks.
El embajador Trivelli indicaba que la embajada no tenía evidencias concretas para corroborar las acusaciones del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), en relación a que la campaña de Ortega sumaba unos 50 millones de dólares, no obstante, refería que los costos promedio de una campaña presidencial en Nicaragua oscilaban en ese entonces entre los 10 y los 15 millones. El embajador indicaba que cualquier apoyo a Ortega podía “comprar influencia significativa y posiblemente ejercer una influencia considerable” entre los votantes, según la nota de Confidencial.
La cooperación petrolera como negocio privado
En abril del 2006 las alcaldías del Frente Sandinista firmaron un acuerdo petrolero con el gobierno de Venezuela. Era el génesis, al menos abiertamente, del chorro de petrodólares hacia el FSLN de Daniel Ortega.
Una vez que el líder sandinista asumió la presidencia en enero del 2007 procedió a firmar la incorporación de Nicaragua a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) y a PetroCaribe.
El acuerdo con PetroCaribe establecía que Nicaragua, desde un ente privado, pagaría de contado una parte de la factura petrolera . Ese actor privado se llamó Alba de Nicaragua S.A. (Albanisa). El 51% de las acciones de esta empresa quedaban en manos de la Empresa Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el restante 49% en Petróleos de Nicaragua (Petronic).
¿Quién pagará la deuda con Venezuela?
Concretamente el acuerdo petrolero entre Ortega y Chávez establecía que el 50% de la factura petrolera se pagara en 90 días y el otro 50% fuera un crédito a 25 años de plazo, con dos años de gracia y un 2% de interés anual. Todo esto se manejó de manera discrecional y sin fiscalización de ningún tipo.
Una vez conformada Albanisa, esta administró los fondos de la cooperación petrolera a través de la Cooperativa de Ahorro y Crédito Caja Rural Nacional Responsabilidad Limitada (Caruna). Albanisa poco a poco se fue convirtiendo en un verdadero emporio conformado por Alba Alimentos (Albalinisa), Alba Generación (encargada de generación eléctrica), Alba Transporte, Alba Forestal, entre otras empresas.
De manera concreta no se sabe la cantidad de dinero manejado por Ortega producto del flujo de los petrodólares, pero consta que hasta junio del 2015 Albanisa había recibido más de 3 mil 396 millones de dólares en préstamos a pagarse a 25 años de plazo.
Cuba y la Rusia de Vladimir Putin
Daniel Ortega no solo ha contado desde el 2007 con el apoyo incondicional Venezuela. Cuba y Rusia, heredera de la Unión Soviética, han sido soportes importantes. En el caso de Cuba el apoyo político, las misiones médicas y el asesoramiento en diferentes ámbitos, como el educativo, forman parte del discurso oficial de “cooperación” entre “revoluciones hermanas”.
En cuanto a Rusia, el apoyo al gobierno de Ortega se evidencia en la donación de autobuses, carros, trigo y equipo militar. Pero eso no queda allí, en octubre del 2016 Rusia inauguró en Nicaragua la planta de vacunas Mechnikov, en abril del 2017 una poderosa estación de su Sistema Global de Navegación por Satélite, llamado GLONASS y en octubre de ese año también inauguró el Centro de Capacitación Antinarcóticos Rusia-Nicaragua.
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