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Cómo desmontar los roles de crianza para alcanzar paternidades responsables

Expertos reconocen que existe “una promoción de la paternidad vinculada especialmente a ver a los hombres como ‘proveedores’ y una ‘figura de autoridad’ frente a los hijos e hijas”, la cual “se alimenta de los mismos roles que como sociedad se otorgan a hombres y mujeres”.

Abusos sexuales, niños, menores. Foto de referencia.

Culturalmente, la crianza de los hijos ha estado definida bajo roles distintos para hombres y mujeres, en donde la madre se percibe como la parte protectora y el papel del padre se asocia casi exclusivamente al cumplimiento de ser “proveedor”. Sin embargo, con el paso del tiempo se habla cada vez más de una “paternidad responsable”, en donde los hombres puedan sostener un involucramiento más activo en la vida cotidiana de sus hijos e hijas.

Douglas Mendoza, coordinador de la campaña de paternidades comprometidas de la alianza global MenEngage Latinoamérica, reconoce que existe “una promoción de la paternidad vinculada especialmente a ver a los hombres como ‘proveedores’ y una ‘figura de autoridad’ frente a los hijos e hijas”, la cual “se alimenta de los mismos roles que como sociedad se otorgan a hombres y mujeres”.

La adopción: otra opción para ejercer la maternidad y la paternidad

“Tenemos roles definidos por un aspecto cultural, donde al padre o al hombre se le ha destinado ese rol de proveedor y ese ha sido su valor en la sociedad, y a la mujer el valor que se le da es el de madre, criadora, cuidadora de los hijos, el problema con esto es que está completamente errado porque los niños necesitan a ambos padres” coincide Gabriela Narváez, fundadora del centro de familias Ciao Mamma, mentora y asesora de padres y educadores.

A través de la Red de Masculinidades, Mendoza comparte que en 2013 llevaron a cabo un estudio con padres de los distintos barrios de Managua, con el cual encontraron que para los 233 hombres encuestados “ser papa es ser proveedor, ser autoridad, ser el sostén de su familia”, y hasta en último lugar tomaban en consideración el tiempo pasado con los hijos y los juegos compartidos.

Este tipo de percepciones no solo afecta la relación entablada entre el padre y los hijos/as, sino que también produce sobrecargas para ambos tutores. Por un lado, “sabemos que muchos padres en Nicaragua están desempleados, y en ese estudio encontramos que hombres desempleados se sentían que no estaban cumpliendo ese rol de ser proveedor de la familia, y aunque se encargaban del trabajo doméstico, no lo reconocían como un aporte como tal a como lo hacían sus esposas que estaban trabajando” comparte Mendoza.

Los roles domésticos  

Mendoza señala que, debido al machismo, la carga del cuidado recae por completo en las mujeres, “las madres tienen que dar la vida por sus hijos, se cree que por ser mujeres son las mejores cuidadoras y se les otorga todos esos roles tradicionales de los cuidados, y alrededor de eso se les da una mayor carga”.

“Cuando establecemos una pareja deben promoverse la corresponsabilidad de la crianza, de la educación, y que a ambos les toca organizarse de la misma manera para poder educar, criar, hacer el trabajo doméstico, y que no se vea como que los hombres ayudamos a las mujeres; los hombres no ayudamos, debemos asumir que los trabajos de cuidados de los niños y las niñas es una corresponsabilidad de los hombres y mujeres”.

Además, Mendoza agrega que es necesario reconocer que el trabajo de los cuidados es un trabajo duro, “muchos hombres que han tenido experiencia de poder asumir la misma carga de los cuidados que tienen las mujeres nos han dicho que es un trabajo duro y difícil, pero vemos que dentro del machismo no se reconoce”.

Planificación

Al hablar de una “paternidad responsable” también se hace referencia a tener conciencia de las implicaciones de procrear un ser humano y que esta sea debidamente planificada por la pareja, tomando ambas partes en cuenta el compromiso que está por adquirirse.

“En la etapa del embarazo rara vez escuchas hablar a una pareja de cómo lo van a criar, como harán con la lactancia materna, porque son conceptos que para nuestra sociedad son meramente del área de la mujer, y el hombre pues no tiene absolutamente nada que ver en eso, y es un problema porque el niño necesita ambas figuras presentes” destaca Narváez.

Las nuevas generaciones podrían inclinarse a paternidades más afectivas

De igual forma, recuerda que “en Nicaragua tenemos un alto índice de padres ausentes, no solo padres que viven en la casa y son ausentes de la crianza; sino padres que una vez que se rompe el vínculo familiar, que se separa de la madre, termina separándose de los hijos”.

“Cuando una relación no funciona, nos olvidamos de que esa relación tiene que transformarse, y lo que hacemos es que seguimos como adultos enganchados en esa relación desde el dolor, y cuando tenemos hijos, lo que tenemos que hacer es afrontar que va a existir una relación de por vida y es la de compartir la maternidad y paternidad de los hijos que hayamos procreado”.

Demandas por pensión

“Más de la mitad de las mujeres que tienen hijos son madres solteras porque muchos hombres las han abandonado o no han asumido el rol de sus padres”, coincide Mendoza. De hecho, en Nicaragua existe una alta demanda por pensión alimenta de parte de mujeres hacia hombres.

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Asimismo, sostiene que incluso han encontrado casos de pensiones de hasta 500 córdobas, los cuales cataloga de “ridículos” pues “sabemos que eso no garantiza todas las condiciones de seguridad que deben de tener los niños y las niñas para su goce pleno de los derechos y de su propio desarrollo”.

También insiste en que estas pensiones alimenticias solo hablan de una pensión económica, “pero creo que es importante promover una paternidad comprometida, afectiva, que no solamente se centre en el tema económico, que esté centrada en estar presente en la vida, en el desarrollo de los hijos las hijas, la creación de un vínculo emocional afectivo”.

¿Están cambiando los roles?

En el caso de Nicaragua, Mendoza indica que existen normativas que establecen que los hombres pueden participar del nacimiento siempre que la pareja esté de acuerdo, y al mismo tiempo hay un Código de la Familia que establece que los hombres tienen derecho a 5 días con goce de salario para el nacimiento. “Sin embargo, vemos que todos los hombres no hacen uso de este beneficio de Ley” advierte Mendoza.

En primer lugar, porque muchos desconocen respecto a este beneficio de Ley y sobre otros aspectos como el llamado “parto humanizado”. Pero también, reconoce que “muy pocos hombres lo utilizan en Nicaragua porque sabemos que desmontar este modelo tradicional de ser padre implica que los hombres tenemos que dejar todos esos privilegios que nos ha otorgado el machismo y el patriarcado”.

Además, insiste en que se necesita contar con datos oficiales, pues, aunque la Ley dice que los padres tienen derecho a tomarse cinco días, desconocen cuantos padres en Nicaragua verdaderamente hacen uso de este derecho, y tampoco se sabe si las empresas lo están otorgando tal y como lo establece el Código de la Familia.

Pero a pesar de no contar con información concreta, Mendoza asegura que actualmente “ha habido una apertura de parte de padres jóvenes que están interesados en poder vincularse de otra manera con sus hijos e hijas… desde hace muchos años hay diversas propuestas de que los hombres podemos transformar ese modelo tradicional de ser papá, de ir mas allá de ser un proveedor”.

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Narváez coincide en este panorama. “Cada vez más las nuevas generaciones están haciendo cambios en ese sentido, cada vez más encuentro padres que son los que me buscan para las asesorías de lactancia, que son los que están buscando el extractor, que están presentes en las clases pre natales y que preguntan, eso es positivo porque si vas viendo ese cambio” sostiene.

“Me atrevería a decir que tal vez a partir de finales de los 70 y 80, ya el chip está cambiando, ya tenemos conciencia, ya hay muchos más estudios científicos que nos indican que los estilos de crianza donde el padre es ausente o donde se utilizan metodologías punitivas no es la mejor opción, pero claro lo que sucede es que por mucho que vos trates de cambiarlo te cuesta” añade.

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Pero a pesar de que Narváez percibe que los hombres se están involucrando más en el proceso de formar familia “todavía en el tema de educación hay mucha creencia de que eso es de las madres y se les deja a las madres encargarse de la crianza de los hijos”.

“El rol está en transición, hay muchos hombres jóvenes que se están atreviendo a poder promover otra manera de ser padres en su vida cotidiana” alega Mendoza, quien defiende la idea de que es necesario fomentar paternidades donde “los hombres participemos en el desarrollo de los hijos y las hijas en diversas etapas, nos involucremos en el trabajo doméstico, en el cuidado, involucrarnos desde que la pareja esté embarazada, en la atención pre natal y post natal, y al mismo tiempo que podamos participar del nacimiento de los hijos y las hijas”.

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