El pasado 10 de febrero la dictadura Ortega-Murillo condenó a 26 años y 4 meses de prisión a monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa. El religioso de 56 años también fue despojado de su nacionalidad y privado de sus derechos, acusándolo de “traición a la patria”.
Tras las constantes denuncias, exigiendo la libertad del obispo, por parte de organismos de oposición, de derechos humanos y las presiones internacionales, Álvarez fue exhibido ante los medios de propaganda oficialistas el pasado 25 de marzo vestido de traje azul, al momento que recibió la visita de sus hermanos Vilma y Manuel Antonio.
Desde entonces nadie sabe sobre su estado y salud. Ante esto el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) se pronunció este martes 25 abril, día en que se cumple un mes de la visita.
El organismo compartió en su cuenta de Twitter un video del obispo matagalpino en donde se pregunta «¿Qué ha pasado desde entonces?»
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Abogado: «visita fue un hecho propagandista»
Por su parte, el abogado defensor de derechos humanos Pablo Cuevas expresó a este medio que la visita que permitió el régimen a los familiares de Monseñor Álvarez, fue un hecho propagandista de los Ortega y tenía como fin desvirtuar los rumores sobre las pésimas condiciones carcelarias que enfrenta el religioso.
Añadió que la ley del Régimen Penitenciario es clara. “La Ley 473 es la ley que obliga a los sistemas penitenciarios o a los custodios de ciudadanos privados de libertad a cumplir una serie de especificaciones para tutelar los derechos del ciudadano detenido”, dijo.
Cuevas añadió que, si bien es cierto, la persona recluida pierde derechos, pero solo algunos. “Es tan así que esa Ley 473 dice que los funcionarios del Sistema Penitenciario están obligados a propiciar una adecuada unidad o relación familiar, esto quiere decir que están obligados a propiciar, permitir y a fomentar que monseñor tenga una relación fluida con su familia”, explicó, advirtiendo que esta no es una opción sino una obligación de los custodios.
El abogado defensor de derechos humanos explicó que existe un procedimiento internacional que habla sobre el tratamiento a ciudadanos privados de libertad.
“Es un protocolo el cual Nicaragua suscribió y ese protocolo también obliga a las autoridades penitenciarias a propiciar la relación familiar fluida, el gobierno está obligado a propiciar la unidad familiar. Dado que la relación entre monseñor y su familia es casi nula por abuso del gobierno, entonces las autoridades están cometiendo delito, están violentando derechos constitucionales y de otras normas inferiores a monseñor, entonces si alguien está cometiendo delitos son las autoridades…”, refirió.
Una manera de «maquillar» toda la criminalidad
La opositora y defensora de derechos humanos, Haydée Castillo manifestó que efectivamente hace un mes la dictadura Ortega-Murillo mostró a monseñor Álvarez, en lo que todo, la opinión pública lo vio como una especie de burla.
“Una manera de “maquillar» toda la criminalidad que tiene el régimen y aparentando de que monseñor está bien, está siendo bien tratado, cuando muchísimos de los excarcelados identificaron que quien estaba ahí, cerca de la mesa donde lo pusieron a comer con sus hermanos era uno de los que también ha participado en los tratos denigrantes en manos hacia otros presos políticos”, añadió.
De acuerdo a Castillo esa visita más bien tuvo su efecto contrario a lo que el régimen esperaba, “ya al pueblo de Nicaragua nadie lo engaña y muchos menos al ver a monseñor como respondió con tanta dignidad, con tanta franqueza y casi diciéndole, bueno una cosa es la que quieren mostrar, pero véanme la cara, como quien dice aquí estoy con toda mi dignidad, a pesar de las condiciones en la que lo tienen.
“Mi demanda como defensora de derechos humanos, como nicaragüense, es que liberen inmediatamente a monseñor, uno porque ninguno de los delitos que le achacan han sido realmente comprobados, todos sabemos que es inocente, así como son inocentes todo el resto de presos políticos y en segundo lugar porque no ha sido sujeto del debido proceso y porque nadie puede estar preso por pensar diferente o por hacer críticas al gobierno, a la dictadura, al Estado de Nicaragua, porque la Constitución de la República dice que los nicaragüense tenemos derechos a hacer criticas al Estado de Nicaragua”, agregó.
Así mismo recalcó que la dictadura sigue con una puerta giratoria, “sacó, expatrió, prácticamente expulsó del país a 222 presos políticos y ahora está llenando de nuevo las cárceles, sabemos que lo está haciendo ahorita, en el mes de abril que se cumple el quinto aniversario de la rebelión porque es una dictadura que está prácticamente en pies de arena y que sabe que el pueblo, el día que vuelva a levantarse, la dictadura no va a permanecer en el poder…”, finalizó.
La condena por negarse a subir a un avión
La condena contra el obispo fue dictada un día después de que se negara a subir a un avión que lo llevaría al destierro junto a 222 excarcelados políticos nicaragüenses. El negarse a marchar hacia Estados Unidos, provocó el enojo del dictador Daniel Ortega, quien lo tachó de “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”.
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El obispo fue trasladado desde una residencia, donde guardaba prisión domiciliaria desde agosto de 2022, hasta la cárcel Modelo.
Al día siguiente del discurso de Ortega y pese a que el juicio estaba programado para el 15 de febrero, una jueza nicaragüense declaró al religioso traidor a la patria y autor de cuatro delitos en perjuicio de la sociedad y el Estado de Nicaragua.
Desde entonces, Álvarez se convirtió en el primer obispo arrestado, acusado y condenado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007.
El día en que el Papa llamó “desequilibrado” a Ortega
El papa Francisco calificó como una “dictadura grosera” al régimen de Daniel Ortega en una entrevista que brindó al medio argentino Infobae el pasado 10 de marzo.
“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige (Ortega). Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio”, dijo el jerarca católico.
Dos días después tras esas declaraciones que se viralizaron a nivel mundial, Ortega rompió relaciones diplomáticas con el vaticano.
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