«Había una llave (grifo) en una especie de pila, en la que caía un agua de color amarillo y por eso nadie tomaba agua de ahí, era como agua contaminada y yo no me «rifaba» a tocar esa agua, pero tuve que abrirla, agarraba el agua con las manos y me pasaba por las nalgas», relató Marlon Sáenz, conocido como «El Chino Enoc«, exguerrillero sandinista.
Aquel excombatiente de 61 años estaba a punto de un derrame y aseándose «con las uñas». El régimen de Daniel Ortega, su máximo líder, lo había confinado sin agua potable y sin papel higiénico en la cárcel de presos políticos.
«Te estás prestando al juego de la derecha», le decían los custodios de las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como «El Nuevo Chipote», donde ya llevaba más de una semana encerrado y en huelga de hambre.
«El Chino Enoc» fue detenido en horas de la mañana del 18 de mayo de 2022, en Estelí, cuando se disponía a comprar una salsa de tomate para preparar un «pargo a la Tipitapa» para su esposa.
Desde las 10:00 de la mañana de ese día, Sáenz no había probado bocado y lo primero que le ofrecieron en «El Chipote» fue arroz con un pollo frito, mientras estaba en una celda preventiva donde solo podía permanecer sentado. Al lado se encontraba el opositor de Masaya Yubrank Suazo.
Asegura que su formación de guerrillero ya le había enseñado que privarse de alimentos era una estrategia ante su situación, por lo que no dudó en realizarla desde el primer día.
La pregunta que muchos nicas se hacen: ¿por qué EEUU aceptó al Chino Enoc y a Roberto Larios?
La medida drástica que había elegido aquel soñador de la «causa sandinista», ya adulto mayor y con diversos padecimientos de salud, hizo que la misma dictadura rojinegra le quitara el agua y el papel higiénico por su rebeldía en la cárcel.
Al tercer día de su encarcelamiento fue enviado a unas celdas de castigo donde logró ver a Violeta Granera, Ana Margarita Vijil, Suyen Barahona, María Oviedo y Tamara Dávila, cuyo padre fallecido, el coronel Irving Dávila, luchó en la guerrilla junto a él, según Sáenz.
«Me dijeron que bebiera agua del inodoro. Era una celda de castigo de más o menos 2×2 metros cuadrados», dijo a Nicaragua Investiga.
Fueron esas mujeres presas políticas quienes le ayudaron para que le pasaran agua. Ellas gritaban: «¡es un ser humano!».
«Un día me sacaron a media noche y creí que me iban a matar, entonces vi a la Violeta Granera y a la Ana Margarita que se pusieron las manos juntas y me saludaron como en reverencia, como diciéndome «estamos con vos», y comencé a pegar gritos», relató.
Ese 26 de mayo lo trasladaron a otra celda de castigo, ya en la galería de varones. Ahí vio en la celda número 1 a Dora María Téllez, luego vio a Félix Maradiaga, Lésther Alemán, Miguel Mora, Juan Sebastián Chamorro, José Antonio Peraza y Juan Lorenzo Holmann.
Llegó a una celda hermética, con puerta de hierro y de 1×1 metros cuadrados que tenía una pequeña abertura. Solo habían dos de ese tipo y la persona encerrada en la otra celda de castigo se aventuró a preguntar: «Hermano, ¿quién sos?», le preguntó el preso político. «Soy Marlon Sáenz», le contestó. «¿El Chino Enoc? ¡Soy Medardo Mairena! Mucho gusto», dijo emocionado el líder campesino, quien ya llevaba once meses bajo torturas y con 68 libras de peso menos.
En ese lugar, los presos políticos de esa galería le pasaban botellas de agua. Recuerda a Róger Reyes siendo uno de los que le compartía el agua que le llevaban sus familiares.
Comida «de restaurante» para obligarlo a comer
«Ahí seguí mi lucha de huelga de hambre y me llegaban a poner comida «de restaurante, tuani», que el olor solo dolor me causaba porque se te alborotan las tripas, era horrible», manifestó.
Sáenz asegura que él también era sometido a los continuos interrogatorios en horas de la madrugada, al igual que a los líderes de la oposición.
Tras pasar al menos tres semanas sin comer y bajo tortura psicológica, le dijeron «te estás muriendo, vas a quedar vegetal», y le ofrecieron «una segunda oportunidad». El comisionado general Luis Alberto Pérez Olivas, jefe de la DAJ, llegó a hablar con él y lo convencieron de dejar la huelga.
Tiempo después Sáenz le dijo a Medardo «me engañaron cuando me dijeron que me iban a sacar» y advirtió que reiniciaría la huelga de hambre. La advertencia del exguerrillero llegó a oídos de las autoridades del Penal, por lo que, en junio, Sáenz fue enviado a «El Infiernillo» en la cárcel La Modelo, en Tipitapa, donde nuevamente se reencontró con Yubrank Suazo.
Detalló que lo encerraron con un asesino y narcotraficante para «amenazarlo», le daban de comer gallopinto con bicarbonato en cantidad «para no ponerse flaco»; comía con las manos y luego con una panita. Era una celda cuya temperatura llegaba a los 40 °C, y lo obligaba a estar todo el día desnudo. Hasta el 9 de febrero cuando fue excarcelado y desterrado hacia los Estados Unidos junto a otros 221 presos políticos, despojados de su nacionalidad nicaragüense.
Se apartaban cuando otros hablaban de Ortega y la dictadura
El cronista deportivo y excarcelado político Miguel Mendoza señala que a los extrabajadores del régimen encarcelados «no los metieron por ser opositores al régimen, esa es la gran duda, pero sí los trataron igual».
«Sé por otros excompañeros de celda que ahí todos rezábamos y al principio ellos se resistían a participar y pedir por nuestra liberación de la dictadura. Supe de uno que lo metieron junto a opositores de alto perfil que se apartaba cuando hablaban de Ortega y la dictadura hasta que miraron que no iban a salir fácilmente», dijo a Nicaragua Investiga.
Mendoza señala que los entonces trabajadores del Estado también eran interrogados frecuentemente, comían lo mismo, gallopinto con algo más, no les permitían leer, todos estaban bajo el mismo régimen. Aunque fue «El Chino Enoc» quien se habría llevado la peor parte, debido a su rebeldía.
«Cuando nos dicen que vamos a Estados Unidos, yo le vi una cara de tristeza a Roberto Larios y él solo me dice ¿qué va a pasar con mi familia?», recordó Mendoza.
«A ellos los meten presos, creo yo, para amedrentar al resto de los trabajadores para que no hubiera filtraciones en las instituciones. Era un mensaje de «si fuimos por ellos, podemos ir por cualquiera». Ese fue el objetivo», añadió Mendoza.
A la fecha, ninguno de los «sandinistas» declarados «traidores de la patria» ha querido comentar su situación, excepto «El Chino Enoc», quien se cataloga como el único sandinista preso en ese contexto.
Sandinistas desterrados
Los sandinistas que pasaron sus días en la Dirección de Auxilio Judicial, conocido como «El Chipote», ubicada en Managua, son:
Marlon Gerardo Sáenz Cruz, de 62 años, conocido como «El Chino Enoc», exagente del Ministerio del Interior y exguerrillero, detenido el 18 de mayo de 2022 y acusado de transporte ilegal de estupefaciente, psicotrópicos y otars sustancias controladas; portación o tenencia ilegal de armas de fuego o municiones y fabricación, tráfico, tenencia y uso de armas restringidas, sustancias o artefactos explosivos. En noviembre fue condenado a 12 años y 6 meses de prisión.
Humberto Alejandro Pérez Largaespada, 62 años, dos veces alcalde de Jalapa (1996-2000; 2004-2008) y exsecretario político del FSLN en ese municipio. Humberto Pérez, «compadre» de Daniel Ortega, fue detenido en septiembre de 2022.
Monseñor Álvarez está sufriendo torturas psicológicas, asegura un psicólogo
Roberto Emilio Larios Meléndez, 64 años, exjefe de prensa de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) desde 2010, fue detenido el 14 de octubre de 2022. Su casa y oficina fueron cateadas por estar bajo «investigación». Fue acusado de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional, conocido como «traición a la patria».
Los hermanos María José y Hans Camacho Chévez. María José era asistente de la presidenta del Poder Judicial, Alba Luz Ramos, y Hans Camacho Chévez, exresponsable del área de Informática en el Tribunal Nacional Laboral de Apelaciones.
Moisés Abraham Astorga Sáenz, exasesor de la presidenta de la CSJ, Alba Luz Ramos, considerado su «mano derecha».
Los tres extrabajadores del Poder Judicial fueron detenidos entre el 12 y 13 de noviembre de 2022, en medio de una barrida en ese poder del Estado que incluyó el desmoronamiento del círculo de Ramos. Fueron acusados de presunta «traición a la patria» el 21 de noviembre.
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