La noche de este 1 de diciembre finalmente cayó la noticia: Karen Celebertti, dueña de la franquicia de Miss Nicaragua y responsable de haber logrado para el país el primer Miss Universo, de la mano de Sheynnis Palacios, fue acusada de «conspiración» contra el régimen de Daniel Ortega. Era algo que ya se esperaba, tras su destierro el 19 de noviembre, cuando le negaron retornar a Nicaragua, y luego el allanamiento de su casa y secuestro de su esposo, Martín Argüello, y su hijo Bernardo.
«Desde el 2019, los señores Karen Celebertti, Martín Argüello Leiva y Bernardo Martín Argüello Celebertti, permanecieron en comunicación con exponentes de la traición a la patria, disponiéndose a utilizar sus franquicias, plataformas y espacios supuestamente dedicados a promover “inocentes” concursos de belleza, en una conspiración que ha trabajado orquestadamente para convertir los certámenes en trampas y emboscadas políticas, financiadas por agentes extranjeros, entre personas y organismos bien conocidos», reza el comunicado emitido este viernes por la policía al servicio de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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Régimen no se pudo contener
Algunos críticos del régimen consideran que la coronación de Sheynnis Palacios el 18 de noviembre como Miss Universo y el vuelco de los nicaragüenses a las calles celebrando a la joven, fue algo que causó temor en el régimen, porque era la primera vez, luego de cinco años, en que ocurría una manifestación así sin la venia de la dictadura.
Al ver eso, los Ortega quisieron montarse infructuosamente en la manifestación popular. Sumado a ello, estaba el hecho de que la nueva soberana de la belleza mundial hace cinco años había sido uno de los cientos de miles de nicaragüenses que había levantado la bandera azul y blanco y pacíficamente había expresado su descontento con la represión gubernamental.
«Tenés que verlo desde la óptima del resentimiento, de la envidia. La familia en general está conformada por personas frustradas que ha visto en la fuerza, en el poder político, su único camino para destacar. Uno (Laureano Ortega) tuvo aspiraciones en el canto lírico y tiene que montar en Nicaragua costosos shows para poder alimentar su ego; la otra, modelo (Camila Ortega); el otro (Juan Carlos Ortega), que músico, rockero y quien sabe qué más; y de sus padres ni decirlo: Rosario Murillo, poeta, pero ¿quién conoce sus poemas?, nunca ha destacado en nada que sea digno; Daniel pues tuvo su historia como cabeza de la revolución y líder del Frente, pero no se sabe cuáles han sido sus aspiraciones personales, más allá de las políticas», señala un analista bajo anonimato, por temor a represalias.
Ocurre hasta que se gana Miss Universo
Este considera que la acusación actual está alimendada por todo esto, ya que no ha sido hasta que Miss Nicaragua llegó a coronarse Miss Universo que ocurren.
«Así que ves vos a alguien que no te apoya y destaca a nivel internacional y le caés. Eso está pasando. Decir que con concursos de bellezas estás conspirando contra ellos es absurdo, es ridículo, pero no, es más que eso, si no fuera porque es algo muy perverso la acusación contra la organizadora de Miss Nicaragua, diría solo que esta gente es ridícula», agrega.
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Para el analista, «en ambos» casos, Daniel Ortega y Rosario Murillo, «hay rasgos de psicóptas». «Aquí hay algo más calculado, más elaborado, hay un gozo en hacerle daño a la gente, falta de escrúpulos, de empatía. En la historia de Nicaragua nunca se había habido dos mentes maquivélicas actuando de la misma forma», agrega.
