Rosario Murillo afirma que a los “ataques de odio” hay que “espantarlos”

Pese a que los opositores han denunciado en reiteradas ocasiones las amenazas de la vicepresidenta Rosario Murillo, esta parece no sentirse aludida y en sus alocuciones en medios de propaganda oficialistas o en comparecencias públicas habla mucho de amor, paz y de la necesidad de que que los nicaragüenses erradiquen el odio de sus corazones.

Este jueves durante el acto del 86 aniversario del natalicio del fundador del FSLN, Carlos Fonseca Amador, Murillo volvió a hablar de su supuesto rechazo al odio.

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«El heroísmo tiene múltiples formas… El heroísmo en las batallas, el heroísmo en el trabajo, el heroísmo en la conciencia y la práctica de dignidad nacional, el heroísmo para reaccionar frente al odio, con amor. Y vencer el odio y vencer la muerte que hace poco querían imponernos nuevamente, y nos impusieron por un ratito», dijo Murillo, en alusión a las protestas antigubernamentales del 2018, brutalmente reprimidas por la administración sandinista.

«Es imposible olvidar de dónde venimos, qué somos, cuál es la historia que nos hace fuertes, y cómo, de presentarse esos ataques de odio, debemos enfrentarlos, y espantarlos, y extinguirlos, con amor, esperanza y fe», manifestó.

Hay que recordar que a los policías y grupos paramilitares del FSLN que participaron en la operación limpieza en el 2018, la propia Murillo los bautizó como «héroes de la paz», una expresión que, de acuerdo a los opositores no es más que un eufemismo para enmascarar los crímenes que cometieron estas personas. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contabilizó 355 víctimas fatales «durante la represión a las protestas sociales entre el 18 de abril y el 31 de julio de 2019».

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La misma Rosario Murillo también es conocida por sus expresiones de odio y descalificaciones contra los opositores, a quienes desde el 2018 cataloga públicamente como «chingastes», «miserables», «peleles», «comejenes», «traidores», «fariseos», «mezquinos» y todo un largo repertorio de epítetos que nada tienen que ver con el «amor y paz» de las canciones de propaganda oficialistas.