El Partido Liberal Constitucionalista (PLC) era una fuerza política imbatible para el izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que entre 1979 y 1990 había impuesto una cruel dictadura militar en Nicaragua. En las elecciones de 1996 el PLC ganó las presidenciales con un 50.99% de los votos y en el 2001 se volvió a imponer con el 56.31%. Daniel Ortega cosechaba derrota tras derrota. Nadie hubiera creído en esos años que poco después el PLC empezaría su debacle hasta convertirse actualmente, según algunos críticos, en una especie de apéndice político del FSLN.
Cuando los sandinistas se vieron obligados a dejar la Presidencia en 1990, Daniel Ortega se dedicó a hacer todo tipo de actos de vandalismo y asonadas para tratar de desestabilizar el gobierno de Violeta Barrios. En ese entonces, un líder en ascenso estaba dispuesto a ponerle un alto al terror que imponían Ortega y a sus seguidores. Su nombre: Arnoldo Alemán Lacayo, el orondo y carismático alcalde de Managua. A finales de 1991 los sandinistas habían destruido las oficinas de la municipalidad y Alemán advirtió que el líder sandinista tenía que ser enjuiciado.
“Ahora como un ciudadano más, yo creo que tiene el deber de ir ante un tribunal y tener todo el derecho de defensa que asiste a cualquier ciudadano común y corriente”, manifestaba Alemán, un abogado de profesión.
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De una incipiente democracia a la cleptocracia
Alemán se impuso ante Ortega en las presidenciales de 1996. Era un líder que no huía al debate y menos con los medios de comunicación. Se sentía fuerte y desafiaba públicamente a los sandinistas, quienes no cesabas sus asonadas, tratando de desestabilizar al gobierno.
Pero la integridad no era precisamente el común denominador en la administración Alemán, y pronto empezaron a denunciarse grandes escándalos de corrupción y la ostentosa vida del caudillo liberal y de su camarilla, a costa de las raquíticas arcas estatales. La incipiente democracia de Nicaragua se había convertido en una vergonzosa cleptocracia.
El principio del fin para el PLC: El Pacto
En 1998 Alemán y Ortega empezaron una negociación que sería dañina para el PLC y, peor aún, fatal para el país entero. Se trataba del Pacto Alemán-Ortega. Ambos se repartieron el Estado, pero a la postre el gran ganador sería Ortega.
Uno de los artífices del pacto, Dionisio Marenco, explicó que fue el mismo Alemán el que les regaló la reducción constitucional del 45% al 35% de los votos necesarios para ser presidente de Nicaragua. Y es que Ortega buscaba retomar el poder, pero le faltaba solo una cosa para hacerlo de manera democrática: la voluntad del pueblo.
En su libro El Preso 198, el periodista Fabián Medina, relata que en una ocasión al salir de una reunión donde se había cocinado la reforma constitucional, el caudillo sandinista le preguntó a Marenco: “¿Por qué habrá cedido el gordo esto?”. La respuesta de Marenco fue: “Ni sigás preguntando nada (…), firmemos ya ese 35% que esa es la fórmula que nosotros necesitamos”.
Alemán buscaba, entre otras cosas, la impunidad por sus casos de corrupción. Lo que no sabía Alemán es que estaba cayendo en las garras de su rival y firmando el principio del fin de él como caudillo liberal y el de su partido. Pasados los años, Alemán terminó admitiendo: «Es un error llamar a Ortega bachiller. En política tiene un Cum laude».
Un partido en manos de un «rehén»
Alemán no se salvó de la cárcel. En el 2002 Enrique Bolaños asumió la presidencia y emprendió una inédita cruzada contra la corrupción. Alemán, que era presidente de la Asamblea Nacional, fue desaforado y arrestado, y en diciembre del 2003 sentenciado a 20 años de cárcel por lavado de dinero, fraude, malversación de fondos públicos y otros delitos.
Pero a Ortega no le convenía, todavía, liquidar a su socio. La jueza que sentenció al caudillo liberal fue Juana Méndez, una reconocida ficha sandinista. Esta le mantuvo casa por cárcel “por razones de salud”.
Alemán manejaba los hilos del PLC y en ese estira y encoge, Ortega lo tenía como una especie de “rehén” al que tenía que sacarle el mayor rédito posible. El 19 de marzo del 2004 Alemán fue sacado de su hacienda y trasladado a la cárcel La Modelo, pero pocos meses después lo regresaron a su casa.
En julio del 2005 la jueza Roxana Zapata le dio un regalo a Alemán: A partir de ese momento tenía Managua por «cárcel». Menos de dos años después, el 15 de marzo del 2007 se le dio el país por “cárcel”. Ortega ya había asumido la presidencia y jugaba sus cartas.
El 16 enero del 2009 la Sala Penal de la Corte absolvió a Arnoldo Alemán y le revocó la condena de 20 años de cárcel.
Pleito entre liberales
Con el encarcelamiento de Arnoldo Alemán el PLC recibió un fuerte golpe y los encontronazos entre arnoldistas y las otras facciones creció. Alemán y los suyos tacharon al presidente Enrique Bolaños de “ingrato” y “traidor”. Pero Daniel Ortega no las tenía todas con él. Necesitaba que los liberales se dividieran en los comicios del 2006. El 35% no le servía de nada si sus rivales se reconciliaban.
Efectivamente, hubo intentos de conciliación, pero nunca prosperaron. Finalmente el PLC corrió con José Rizo como candidato presidencial y una de las facciones, liderada por Eduardo Montealegre, corrió en el partido Alianza Liberal Nicaragüense (ALN). El día de las elecciones Ortega sacó el 38% de los votos, Montealegre el 29% y Rizo el 26%. Las dos organizaciones liberales habían obtenido, divididas, el 55% de los votos, los nicaragüenses le habían dicho nuevamente «NO» al sandinismo… pero Ortega había ganado.
Arnoldo Alemán: «Es un error llamar a Ortega bachiller. En política tiene un Cum laude»
El expresidente Arnoldo Alemán culpa a Montealegre por esa derrota. “Le tocaba a Eduardo tener un poquito de humildad y de tiempo para después de que pasara el período del doctor Rizo, que no se podía reelegir, ser el candidato también del liberalismo y hubiésemos seguido igual y no como pasó, que con el 38% Daniel Ortega le gana a uno (que queda con) 28% y al otro con 27%, que si vos sumás el 28 de Eduardo y el 27 de José Rizo te da un 55%”, se justificaba Alemán 14 años después en una entrevista con la Voz de América (VOA).
El exdiputado Eliseo Núñez Morales, afirmó en una entrevista con Nicaragua Investiga que Montealegre había cedido “la candidatura presidencial a José Rizo” y que “aceptó ser su vicepresidente”. “Le pidió a Rizo 23 diputados (…). José se fue, iba a hablar con Alemán, que era el caudillo del partido y José no volvió”, expresó.
Núñez Morales expresó que entre Alemán y Rizo surgió un conflicto por diputaciones y por “otras cosas que estaban pasando” en el PLC, y que por eso incluso Rizo hasta valoró la posibilidad de apoyar a Montealegre.
PLC votó a favor de que Nicaragua salga de la OEA
“Arnoldo lo amenazó (a Rizo) con poner a Ramiro Sacasa de candidato a la presidencia y de vicepresidenta iba a ir Martha McCoy, entonces José decidió irse a apoyar a Eduardo. Por eso es que nosotros nos inscribimos a las 9:00 de la noche del día último para inscribir candidaturas porque estábamos esperando a José. José llamó como a eso de las 7:00 de la noche y dijo que iba a inscribir su candidatura por el PLC y que no había más que discutir”, explicó.
Alemán nunca ha aceptado sus responsabilidades políticas y en marzo del 2015 hasta declaró a Confidencial que él dormía tranquilo. “¡Ni lo dudés, muerto de risa!, porque mis manos nunca han estado manchadas de sangre ni mucho menos haber robado nada”, afirmó en la entrevista.
Para las elecciones municipales del 2008 hubo acercamientos e incluso Eduardo Montealegre fue el candidato para la Alcaldía de Managua por la alianza PLC. Esas elecciones fueron tachadas de ser un fraude total. La oposición salió a las calles a protestar, pero estas poco a poco se desinflaron, sus líderes no persistieron en sus reclamos y todo quedó como consumado.
Las desavenencias entre los liberales continuaron. Años después los nicaragüenses se llevarían otra sorpresa política.
Absuelto de sus 20 años de condena por corrupción, pero señalado de ser un rehén de Ortega y por tanto de hacerle el juego a su captor, Arnoldo Alemán se impuso como el candidato presidencial del PLC en las elecciones del 6 de noviembre del 2011. El Consejo Supremo Electoral (CSE) le adjudicó el 5.91% de los votos. Su partido obtuvo 2 diputados, 23 menos que los logrados en el 2006.
El otrora poderoso Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y su caudillo, ese que cuando era alcalde de Managua no le temía a los sandinistas y hasta amenazó a Ortega con enjuiciarlo, quedaban en cuidados intensivos, políticamente.
Sin embargo, aún faltaba lo peor.
¡Y llegó oxígeno! Segunda «fuerza» política
Alemán continuaba manejando los hilos del partido. Sus detractores siempre advirtieron que “el pacto” seguía vivo o que dada su condición de “rehén” bailaba el son que Ortega le tocara.
En las presidenciales del 2016, tras sacar del ruego electoral a Montealegre y a su grupo, Daniel Ortega volvió a reelegirse, adjudicándose el 72.44% de los votos. Fueron unas elecciones marcadas por un elevado abstencionismo y acusaciones de fraude.
El PLC “milagrosamente” resurgía como la segunda fuerza política. El CSE le adjudicaba el 15% de los votos con Maximino Rodríguez como candidato presidencial. También le concedía 14 diputaciones, una de ellas a María Fernanda Flores, esposa de Alemán.
Osuna, la nueva caudilla
Un envejecido Arnoldo Alemán, agobiado por problemas de salud, no pudo evitar, sin embargo, que siguieron los problemas internos.
En el 2020 finalmente estallaron con mayor fuerza. El problema ahora: Una litis por la presidencia del PLC entre la diputada María Haydée Osuna y el diputado Miguel Rosales.
En septiembre del 2020 el CSE emitió una resolución a favor de María Haydée Osuna, como única representante legal del PLC.
El 9 de enero del 2019 Osuna votó a favor de la reelección del sancionado Gustavo Porras como presidente de la Asamblea Nacional. Tras la represión gubernamental del 2018, ese voto resultaba muy sospechoso para sus detractores y más voces la tacharon de «aliada» del FSLN. Osuna siempre lo ha negado.
Fortalecida por la resolución del CSE, María Haydée Osuna empezó una purga inédita en el PLC.
El 26 de noviembre del 2020, a petición de ella, la Asamblea Nacional, controlada por el FSLN, desaforó de su escaño de diputada a María Fernanda Flores, esposa de Alemán.
Los señalamientos en contra de Osuna, de que era un alfil de Ortega, se incrementaron.
En enero del 2021 Miguel Rosales cedió y finalmente dio por terminados sus reclamos y reconoció a Osuna como presidenta del partido.
De manera casi paralela Osuna continuaba con la purga partidaria, limpiando de “arnoldistas” al partido. A finales de enero expulsó a Jamileth del Bonilla, Martha McCoy, Melba Martínez, Silvio Américo Calderón y Paul Antonio González. Martínez y González era diputados en la Asamblea Nacinoal y fueron desaforados a petición de Osuna.
Arnoldo Alemán, el reo más privilegiado que ha habido en Nicaragua
En marzo sucedió algo histórico en las filas del PLC: Arnoldo Alemán y María Fernanda Flores fueron expulsados del partido.
Cristhian López, secretario nacional de comunicación del PLC confirmó la noticia a Nicaragua Investiga y resaltó que Alemán ya era “historia” en el partido. El caudillo liberal se había quedado hasta sin la organización con la que llegó a tocar la gloria en la arena política nicaragüense.
Las purgas no cesaron y en agosto, el CSE destituyó a varios concejales municipales del PLC a solicitud de la ahora poderosa Osuna.
PLC va a votaciones en la «era» Osuna
En las votaciones del 7 de noviembre del 2021, señaladas por la comunidad internacional y la oposición, de ser una farsa, el PLC corrió con Walter Espinoza como candidato presidencial, un hombre con una larga trayectoria en el partido, al cual llegó como chofer de la exdirectora del Registro Civil, Martha Ramírez.
La relación de Espinoza con María Haydée Osuna es de larga data. Luego que este se bachilleró en 1999, Osuna le otorgó una beca para que estudiara Administración Turística y Hotelera.en la Universidad de Managua (UdeM).
En estas votaciones, Ortega se reeligió con el 75% de los votos, según el CSE. Al PLC de María Haydée Osuna se le adjudicó el segundo lugar con el 14% de los votos y 9 diputados, cinco menos que en el 2016.
¿Otra «rehén»?
Osuna volvió a la palestra pública por el rol que jugó en los comicios generales de 2021, y su vínculo con el FSLN.
Y es que ella, junto a Walter Espinoza y otros allegados más solicitaron al CSE señalado de ser afín a Daniel Ortega, la cancelación de la personalidad jurídica al partido Ciudadanos por la Libertad. El trámite fue expedito.
Los detractores de Osuna recordaron el caso de sus hermanos Julio César Osuna y José Francisco Osuna.
Julio César fue condenado en el 2012 a 23 años de prisión por ser supuestamente uno de los cabecillas de una red de narcotráfico. Este no era cualquier narco, era un magistrado del Consejo Supremo Electoral, que, según la acusación, usaba su alto cargo para transportar enormes sumas de dinero y falsificar documentos a sus aliados del crimen organizado.
Entre los que les habría tramitado cédulas falsas estaba el narcotraficante costarricense Alejandro Jiménez, alias “El Palidejo”, responsable del asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral, ocurrido en julio del 2011 en Guatemala.
El objetivo del atentado era Henry Fariñas, quien supuestamente se había apropiado de un cargamento de drogas de El Palidejo. Fariñas era, supuestamente, un antiguo aliado narco del ex magistrado Osuna.
El Palidejo había obtenido el 15 de mayo de 2008 una cédula nicaragüense, compareciendo como testigos Karla Elizabeth Fariñas Fonseca y Dina Ester Rosales. Sin embargo, antes de esto, José Francisco Osuna, el otro hermano de María Haydée Osuna, le había tramitado una reposición de partida de nacimiento bajo el nombre de José Fernando Díaz Treminio, oriundo del municipio de Tipitapa. Posteriormente obtuvo su cédula tramitada por el ex magistrado Osuna, y el 22 de enero de 2009 tramitó su pasaporte nicaragüense.
En el 2012 José Francisco Osuna fue detenido por la Policía Nacional y le ocupó un carné de la Dirección General de Migración y Extranjería, la entidad estatal encargada de otorgar pasaportes. «El Palidejo» había obtenido el pasaporte nicaragüense C 1624646, a nombre de José Fernando Treminio Díaz.
En el 2016 el exmagistrado Julio César Osuna fue liberado por el Sistema Penitenciario bajo la modalidad de “régimen abierto”.
José Francisco había sido condenado a 10 años de prisión por crimen organizado y a 2 años por falsedad ideológica. El Tribunal de Apelaciones de Managua lo absolvió del primer caso y en el 2014 salió libre tras cumplir su condena.
Cenizas nada más
El martes 16 de noviembre la Asamblea Nacional aprobó una declaración pidiendo a Daniel Ortega que empezara el proceso para sacar a Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA), organización que días antes había tachado de ilegítimas las votaciones del 7 de noviembre.
Un total de 83 diputados votaron favor de la declaración legislativa. Entre esos estaban los diputados del PLC.
“Nosotros no estamos en contra del Organismo de Estados Americanos, pero sí en cuanto a resoluciones que afecten a nuestro pueblo y a nuestra soberanía”, justificó el diputado liberal Roberto Lira, con un discurso muy parecido al del oficialismo, que acusa a la OEA de “injerencista».
Años antes este hecho hubiera causado enorme revuelo en Nicaragua. Sin embargo, en esta ocasión nadie se sorprendió. «Desde ya hace rato los nicaragüenses están claros que del PLC que llegó a gobernar Nicaragua durante dos períodos y que no temblaba ante Ortega, solo quedan las cenizas», dijo un analista bajo el anonimato.
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