A pocos días de conmemorarse tres años de las protestas antigubernamentales que pusieron en jaque la administración de Daniel Ortega, Nicaragua Investiga hace una pequeña recopilación sobre algunos rostros visibles de la ciudad de Masaya, uno de los principales bastiones opositores en 2018. Algunos de ellos relataron sobre del trabajo y sufrimiento que atraviesan desde el exilio, otros sobre su papel desde la política nicaragüense.
Primeras marchas de los jubilados en Masaya
A sus 66 años de edad, el licenciado en Finanzas, Guillermo Taleno originario del barrio indígena de Monimbó, coordinó de las primeras protestas del 19 de abril de 2018 en Masaya. Taleno estuvo detenido por cuatro meses en ese mismo año por supuestamente amenazar a un militante sandinistas con un arma de fuego.
“Las marchas de nosotros los jubilados fueron las que dieron inicio en el año 2018. Con nuestra marcha esto queda encendido” dijo Taleno al referirse a las convocatorias de los primeros plantones en contra de las reformas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
Exantimotín señala que policía recibió «adoctrinamiento cubano» previo a las protestas de 2018
Taleno nunca se ha exiliado por el asedio y la persecución. Conformó la Plataforma Multisectorial de Unidad (PMU), perteneció a la alcaldía de vara indígena de Monimbó como secretario y fue integrante del partido Ciudadanos por la Libertad (CxL). Así mismo, fue dueño de dos rutas en Masaya durante más de 15 años.
Taleno actualmente trabaja como representante por Masaya en la Unión de Presos Políticos de Nicaragua (UPPN) y en el Movimiento por Nicaragua.
Cristhian Fajardo desde el exilio
El empresario y activista político Cristhian Fajardo quien tiene más de 15 años de trabajar en la política a través de la directiva del Movimiento por Nicaragua, es uno de los rostros opositores al gobierno más visibles durante las marchas en 2018. Fue líder del movimiento 19 de abril en Masaya y estuvo encarcelado por casi un año junto a su esposa María Adilia Cerrato y su hermano Santiago Fajardo por los supuestos delitos de terrorismo, crimen organizado y obstrucción de servicios públicos en contra del Estado.
Luego salir de prisión, Fajardo fue víctima de constante asedio y persecución, por ese motivo salió del país en 2019 junto a su esposa. Actualmente ambos se encuentran exiliados en Miami, Estados Unidos. Fajardo trabaja ahí como obrero. “Nuestra labor fue humanitaria, habíamos varios. La gente me contactaba, yo trataba de distribuir la ayuda de comida, contactaba con los doctores, con los hospitales, con la Cruz Roja” detalló Fajardo.
A causa de su activismo, en junio de 2018, paramilitares presuntamente dirigidos por el comisionado de la policía, Ramón Avellan, quemaron el Hotel Masaya propiedad de Cristhian Fajardo. Muchos líderes tuvieron que refugiarse en sitios clandestinos para proteger sus vidas. Fajardo y su esposa recibieron medidas cautelares por parte de la CIDH, obligando al gobierno a proteger su integridad física y el respeto de los derechos humanos.
“Sigan exigiendo justicia, no puede haber paz sin justicia. No se cansen. Hay que persistir y resistir. Invito a la gente que se involucre que se organice en cualquier partido de su preferencia, y desde sus espacios haga incidencia. Tenemos mucho trabajo” expresó el líder.
La mujer de la danza negra
La abogada María Adilia Peralta es una joven originaria de Masaya. Desde los seis años baila folklore y es amante de las tradiciones de su pueblo. Se unió a las protestas por medio del Movimiento 19 de abril de Masaya, junto a su esposo Cristhian Fajardo y desde ese año ofrece la “danza negra” en honor a los jóvenes que han sido “masacrados por el régimen”.
El tiangue de Monimbó fue uno de los escenario donde bailó al son de esta danza. Estuvo detenida por casi un año por razones políticas. Durante ese tiempo presentó problemas debido a la falta de acceso a sus medicinas.
En junio de 2020, Peralta denunció públicamente a Irlanda Jerez (exrea política) ya que supuestamente la agredió y acosó verbal y psicológicamente durante el tiempo que compartieron celdas en el Sistema Penitenciario de Mujeres “La Esperanza”.
“Una persona déspota, autoritaria y dictadora no puede ser partícipe de la construcción de la nueva política, de la nueva cultura política que estamos tratando de estructurar en Nicaragua, porque todo lo contamina. Esto no es dividir, es limpiar la nueva clase política de Nicaragua” denunció Peralta en un vídeo publicado en sus redes sociales.
Desde el exilio, Peralta lucha por su estabilidad económica que perdió en Nicaragua por el asedio y la persecución del gobierno. Trabaja como doméstica en casas que considera “enormes» por su estructura; y con su licencia de conducir hace delivery para generar más ingresos. “Cristhian y yo nos hemos lesionado en el trabajo porque es pesado, yo me he enfermado en múltiples ocasiones” dijo Peralta.
Desde los espacios políticos
Yubrank Suazo es un joven originario de una familia artesana de Masaya. Devoto de la Virgen María, amante del folklore, estudiante de la carrera de psicología y activista social durante las protestas en 2018. Fue preso político desde agosto del mismo año hasta junio de 2019. Una aprehensión que consideró “arbitraria e ilegal”.
Al igual que muchos jóvenes, el 4 de julio de 2018, la familia de Yubrank Suazo fue víctima de un grupo de encapuchados quienes incendiaron la vivienda donde funcionaba como taller de hamacas, reduciéndola totalmente a cenizas. A pesar de todos los “atropellos” del gobierno sandinista contra los opositores en Masaya, Yubrank invita a no desanimar y continuar en la lucha con “perseverancia y fe”.
“Las mismas demandas de abril 2018 siguen vigente, solo que con una nueva bandera, la unidad, para crear un frente opositor que sea capaz de derrotar a Ortega en un posible proceso electoral donde se garanticen el respeto a la voluntad popular” sostuvo Yubrank.
Actualmente, el joven Suazo de 29 años de edad habita junto a sus padres en el barrio San Juan de Masaya y forma parte de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia desde el área organizativa en representación de la ciudad de Masaya.
La iglesia católica en Masaya
Con 30 años de vida sacerdotal, el sobrino nieto de Augusto Calderón Sandino, el padre Edwin Román Calderón, fue el primer cura en su municipio natal Niquinohomo. Fue paciente de cáncer de mandíbula por 15 años cuando era párroco en San Antonio, Jinotepe.
Actualmente está a cargo de la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya y es considerado uno de los personajes religiosos que destaca en esta ciudad por su valentía durante las manifestaciones de 2018. Ha promovido colectas de víveres en el templo, atención a los heridos, refugio temporal para los perseguidos y celebración de Eucaristía por la liberación de los detenidos.
En mayo de 2018 escapó de un disparo que casi alcanza su humanidad al atravesar las paredes de “gypsum” del segundo piso donde se hospedaba. En varias ocasiones el sacerdote ha sido detenido por agentes policiales. Una noche lo detuvieron por el basurero de Masaya cuando venía de visitar un enfermo, ya que supuestamente conducía en estado de ebriedad y según la policía, llevaba latas de cervezas dentro del vehículo, “fue un montaje” dijo el padre.
Por otro lado, en noviembre de 2019, el sacerdote junto a nueve madres de reos políticos; la abogada Yonarqui Martínez; dos expresos políticos y el sacristán permanecieron por casi 10 días encerrados en el templo sin electricidad, sin agua, sin alimentos y bajo un fuerte asedio policial por anunciar «un ayuno».
“Si un día vamos a elecciones verdaderamente libres, democráticas, que no sean amañadas, que se tomen en cuenta a los que están en el exilio que son nicaragüense. En todos esos sufrimientos (…) ¡Basta ya de esta dictadura! Hay que poner un alto y enrumbar a Nicaragua por caminos de paz y justicia” manifestó el sacerdote.
La líder con un marcapasos
Ruth Matute es una mujer artesana y emprendedora, que junto a su esposo Dani García decidieron manifestarse contra el gobierno de Daniel Ortega. Matute padece de insuficiencia cardíaca y utiliza marcapasos.
Fue detenida en octubre de 2018 y el 4 de enero de 2019 fue trasladada desde la cárcel de mujeres al hospital de la policía Carlos Humberto Huembes debido a problemas en su salud. “Una operación que nunca la debieron hacer. La hicieron por negligencia médica, o sea, nunca me dieron atención médica, me agravé adentro y pues me operaron de emergencia al ver que casi me les muero” dijo la exrea a Nicaragua Investiga.
El matrimonio tiene un menor de 9 años que pregunta constantemente por su padre quien aún está detenido por los supuestos delitos de “terrorismo”. Las constantes amenazas y asedio, hicieron que Matute saliera de su casa en Monimbó junto al pequeño.
“La verdad que son muy tristes para mí estos tres años de rebelión, porque la verdad que nos ha cambiado la vida a todos, todo el pueblo de Nicaragua. Tengo la esperanza en Dios que este hombre (Ortega) va salir pronto, que se soluciones y lleguen a un acuerdo, porque como veo es una pleito de perros y eso es lo que también me tiene desanimada. Por el bien de Nicaragua tiene que haber un cambio” concluyó Matute.
You must be logged in to post a comment Login