Constantemente nos llegan a través de las redes sociales anuncios sobre préstamos en instituciones financieras o cualquier tipo de crédito en alguna casa comercial. Las ofertas son tan buenas que a veces hasta da ganas de aceptarlas, pero ¡cuidado!, no todo préstamo se debe tomar sin antes pensarlo bien.
¿Ha escuchado hablar sobre los préstamos o créditos inteligentes?, en teoría son lo que todos deberíamos tomar, aunque la realidad de muchas personas es completamente diferente, de allí que optan por el que pueden adquirir con mayor facilidad sin avizorar las consecuencias de esa rápida decisión.
Pero, ¿qué es en sí un préstamo inteligente?, este concepto se refiere a aquellos créditos que “ayuden a tener un impacto positivo en tu vida”, según nos explica la experta en educación financiera, Gisella Canales Ewest, quien además es la fundadora de la plataforma digital Dele Peso a sus Pesos.
“Va a ser un préstamo inteligente, primero si te ayuda a generar un impacto positivo en tu futuro, segundo si es para aumentar tus bienes o tu patrimonio, es decir, todos esos bienes de valor que vos tenés, o generar ingresos; tercero si está dentro de tus capacidades de pago real, si te va a ayudar a generar ingresos y mejorar tu calidad de vida”, explica la experta.
¿Cuándo no se debe aplicar a un crédito?
Hay momentos en los que tenemos tantas deudas y quisiéramos salir de ellas lo más pronto posible, y ¡zas!, que nos llega una nueva oportunidad de crédito tan atractiva que nos podría permitir saldar los pendientes que nos agobian, pero… cuidado, ¿ya planificó? ¿cuánto le van a cobrar de intereses? ¿realmente es necesario?, y la pregunta del millón ¿puede pagar la cuota sin desequilibrar sus ingresos?, todo se resume en sentarse y hacer las cuentas.
Gisella Canales recomienda no tomar un nuevo crédito “cuando ya tenés muchas deudas y tenés la capacidad de pago muy limitada, cuando es para algo que no te va a dejar ningún beneficio duradero y cuando definitivamente te puede poner en riesgo”, por tales razones, antes de pretender adquirir cualquier préstamos o “jarana” hay que valorar si realmente es viable y si lo podemos pagar.
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¿Cuándo sí adquirir un crédito?
Hay centenares de circunstancias en las que es necesario apoyarse de un crédito, especialmente cuando toca adquirir bienes que tiene un costo monetario muy alto y que por su naturaleza no se pueden comprar de contado, en este caso podemos mencionar el adquirir una casa, un terreno, un vehículo, maquinaria y equipos para un negocio, y un sin fin, pero como explica la experta en educación financiera Gisella Canales, la clave está en “hacer las cuentas y planificar”.
“Suponé que voy a iniciar un negocio, ya hice bien mis cuentas y tengo parte del capital, pero me falta un poquito, para eso que necesito podría requerir (un crédito), porque del mismo negocio, si funciona como lo tengo planificado, por eso es importante hacer bien los números, me va a funcionar, pero no quiere decir que tengo una idea y ya voy a ir de un solo a buscar un crédito para realizar”, ejemplifica Gisella.
Tomar el préstamo que conviene
Hay otros aspectos que se deben tomar en cuenta antes de adquirir un crédito, si bien hay algunos que son fáciles de adquirir, es decir, que no requieren papeleos y tantos trámites, es muy importante calcular los intereses y avizorar los riesgos.
“Normalmente se usa el crédito que tenemos a la mano y no el crédito que es más recomendable, por ejemplo, si en mi cuadra hay un prestamista, es el que tengo a la mano, el que me dijo que me da lo que necesito, pero ¿cuánto me va a costar?, tal vez me va a cobrar un 20 % mensual que equivale a 240 (%) anual. No hay manera de que un negocio tenga la suficiente solvencia y el suficiente nivel de ganancia para cubrir el costo de ese crédito. Ese es el crédito que tengo a la mano, pero no es el que me conviene”, explica Canales.
¿Cuándo un crédito es indispensable?
Se dañó un electrodoméstico imprescindible en casa (cocina, refrigeradora, cama, etc.) y no tengo el dinero suficiente para comprarlo de contado, ¿qué hago?, es probable que tenga que recurrir al crédito; sin embargo, la experta en temas financieros explica que este no se debe ver “como la primera opción, si no como la última” y que adicional a ello se puede recurrir a pequeños ahorros que tengamos para aportar una buena cantidad de prima y así bajar considerablemente la cantidad de intereses a pagar.
Aunado a ello Gisella recomienda realizar un análisis de nuestros números personales o de negocios (cuentas), “porque cada cuota que nosotros vamos a pagar, sea grande o pequeña, es un dinero del que no vamos a poder disponer”.
“Si yo me comprometo a una cuota de C$2,000 mensuales (mil quincenal), son dos mil córdobas de los que yo ya no voy a poder tomar decisión, simplemente pasan de manos, me los depositan a mí en mi trabajo y van para una casa comercial. Empiezan a subir los precios de la canasta básica y ¿cómo voy a hacerle frente a este incremento de precios si yo ya tengo comprometidos parte de mis ingresos en pagar cuota?, porque pagarla o no pagarla no es algo opcional, cuando vos adquirís un crédito es un compromiso que no podés renunciar hasta que terminés y lo pagués”, resalta la experta.
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¿Cuánto deben los nicaragüenses en materia de préstamos?
Hasta el tercer trimestre de 2022 el Banco Central de Nicaragua reportó que los bancos nacionales y financieras tenían 144,285.2 millones de córdobas colocados en créditos y en el caso de las microfinancieras la cifra alcanzaba los 10,672.7 millones de córdobas. Todos estos divididos en créditos personales, tarjetas de crédito, préstamos a negocios y empresas, entre muchos otros. Eso da una idea de qué tanto utilizan el crédito los nicaragüenses.
Otro dato que es importante destacar es la tasa moratoria y las carteras en riesgo, que son aquellos créditos que muchos nicaragüenses han retrasado sus cuotas o los han dejado de pagar.
En el caso específico de los bancos y financieras la tasa moratoria se ubicó en 1.9 % con una cartera de riesgo de “9.3 por ciento”, y en las microfinanzas se registró un “5 por ciento” y 6.7 % respectivamente.
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