El régimen Ortega-Murillo se ha dedicado, por un lado, a suscribir acuerdos con países que muy poco pueden aportar a Nicaragua y por el otro, se ha dispuesto a despotricar contra quienes sí son fundamentales socios como Estados Unidos, la Unión Europea y Taiwán.
Ante un ambiente político y económicamente agobiante, el régimen no solo ha pretendido extender sus relaciones con Irán, buscar un tratado de libre comercio con China tras romper relaciones diplomáticas con Taiwán a finales de 2021, sino que ha propuesto insistentemente el ingreso de Rusia como miembro observador al Sistema de Integración Centroamericana (SICA), siendo parte de un juego hegemónico con los adversarios de Estados Unidos.
A criterio del economista Marco aurelio Peña, las actuaciones del régimen de Daniel Ortega no son más que “un discurso político” que acabará afectando directamente la economía de Nicaragua y particularmente a quienes envían y reciben remesas, en caso que el alineamiento con estos países genere una reacción más beligerante de parte de Estados Unidos.
“Los hechos de la economía regional y la economía internacional no sustentan los discursos que atacan sistemáticamente a Estados Unidos, eso es más un discurso político que un hecho económico y eso suele ocurrir”, explica Peña, enfatizando que “las decisiones políticas sí terminan perjudicando a lo económico”.
Propaganda intenta elevar a Ortega a la categoría de líder mundial
Ortega dirige al país por la senda equivocada
Daniel Ortega, su par Rosario Murillo, sus hijos, funcionarios estatales y hasta propagandistas de sus medios de comunicación, han mantenido un discurso contra Estados Unidos al que llaman “el imperialismo yanqui”, pese a que este es el principal socio comercial de Nicaragua tanto en temas de exportaciones e importaciones, como en remesas.
La obsesión contra el país norteamericano se ha agudizado desde la aplicación de sanciones y la condena a las violaciones de derechos humanos que la dictadura ha cometido.
En su desesperación, el régimen ha pretendido afianzar relaciones con Irán, China y Rusia para “apantallar y presumir” con la finalidad de mostrarse fuerte y acuerpado. Su angustia ha sido tal que ha empezado a atacar a países cercanos a Estados Unidos y que han sido excelentes socios comerciales y cooperantes con Nicaragua como es el caso de Taiwán, a quien el propio dictador acusó de ser “una base militar” del país norteamericano y pidió su expulsión del SICA como observador, después de recibir millonarias donaciones en todos estos años.
No tiene peso en el orden económico mundial
“Las decisiones, los planes y las ideas descabelladas de nuestros dictadores, que son dictadores en países pequeños, eso incluye a Nicaragua, no cambian de la noche a la mañana el orden económico mundial porque no tienen influencia y tampoco tienen peso, ni siquiera Centroamérica que representa un porcentaje pequeño en los volúmenes que se transan en el comercio internacional, eso es un hecho”, explica Marco Aurelio Peña.
El economista ve poco beneficioso, al menos en temas económicos, que Nicaragua pretenda alinearse a ideas de países como Argentina, que ya ha anunciado realizar transacciones comerciales usando como moneda el yuan chino y no el dólar.
Y la idea de pretender desplazar al dólar en las transacciones internacionales, no está para nada alejada de la política del dictador nicaragüense, su hijo Laureano Ortega Murillo ya salió a la defensa de China y como es costumbre, arremetió contra Estados Unidos, pero principalmente contra su moneda, el dólar.
“Estamos ante el nacimiento del mundo multipolar, donde el hegemonismo histórico de Estados Unidos y sus serviles europeos y canadienses deja de existir, y sus presiones y sus chantajes políticos y económicos pierden fuerza y beligerancia, gracias a Dios”, dijo el hijo de la pareja dictatorial en una comparecencia en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), el pasado miércoles 26 de abril.
Nicaragüenses no migran a China ni Rusia
Pero además de los números de la economía de Nicaragua que demuestran la alta dependencia de Estados Unidos, otra de las formas de observar cuan importante es el “imperialismo”, son las oleadas migratorias, según expone el economista Marco Aurelio Peña.
“¿Por qué los nicaragüenses, los centroamericanos, los latinoamericanos que migran no van a Cuba, Venezuela, ni a Bolivia, ni a Siria, Irán, Rusia, ni a China?, para empezar por el lenguaje, estamos más familiarizados con el inglés, inclusive se enseña en nuestros países, pero no estamos familiarizados con los idiomas de estos países”, expone el economista y añade que los migrantes latinoamericanos prefieren a Estados Unidos, Costa Rica, Canadá y la Unión Europea, contra los que embiste constantemente el régimen Ortega-Murillo.
Remesas significaron el 22 % del PIB de Nicaragua en el 2022
Frente a estudiantes de la UNAN-Managua el hijo de la pareja dictatorial también dijo que ahora tienen un “poderoso frente común” conformado por “la República Popular China, la Federación de Rusia, la India, los Países Árabes, Irán y nuestra América Latina y caribeña”. Una alineación, que según explicó recientemente el economista y desterrado político Juan Sebastián Chamorro, podría “ahuyentar las inversiones privadas y generar más desempleo”.
El discurso de Laureano Ortega no paró ahí, refirió que los países árabes y China, “son grandes centros financieros mundiales con capacidad y voluntad de desarrollar mecanismos de cooperación financiera a través de préstamos, inversiones y proyectos y programas mixtos”, agregó que se están llevando a cabo transacciones e intercambios sin usar el dólar estadounidense, “es decir se da por terminada la dictadura mundial del dólar”.
La trampa de los préstamos de China
Lo que el hijo de la pareja dictatorial no explicó es que China “cobra tasas de interés un tanto elevadas, por lo general del 5 por ciento”, por encima del 2 % de los préstamos que otorgan organismos internacionales de financiamiento como el Fondo Monetario Internacional (FMI), según se expone en un artículo de The New York Times publicado a finales de marzo.
Otro punto, que convenientemente obvio Laureano Ortega es que “China no perdona la deuda económica, si no que extiende la línea de crédito”, según explicó recientemente el economista Federico Folders, a la radiodifusora alemana Deutsche Welle (DW). Esto marca una gran diferencia de otros organismos que llegan a condonar deudas, como ya ha pasado en Nicaragua.
En cuanto a lo concerniente a las consecuencias del lineamiento que el régimen de Ortega pretende con los países orientales en cuestión, podría tener repercusiones no solo a nivel general sino directamente contra quienes envían y reciben remesas.
“Si el trasfondo político es tratar que Estados Unidos pierda influencia y que con eso EE. UU. se vea afectado económicamente, entonces se estaría afectando económicamente a la gente que trabaja en Estados Unidos y que envía remesas para ayudar a sostener los productos nacionales de nuestros países, inclusive el 22 % que ahora representan las remesas monetarias en el Producto Interno Bruto nicaragüense”, apunta el economista Marco Aurelio Peña.
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