Desde 2018 miles de nicaragüenses han salido al exilio, en una primera etapa por persecusión politica y luego, acorralados por una economía que se desgrana como efecto de la represión de Daniel Ortega y la inseguridad jurídica que eso ha generado: La represión misma, pero también las confiscaciones, el apresamiento de empresarios y los chantajes fiscales han dejado como resultado desempleo y reducción de las inversiones y de la cooperación internacional, a como lo confirma el más reciente informe de Banco Central de Nicaragua, que indica una baja del 34.3% en la ayuda de otros paises, esto representó que se dejaran de percibir unos U$ 500 millones en 2022.
Los principales puntos de destino de la migración son Costa Rica, Estados Unidos y España. Aunque hace falta consolidar cifras que dejen ver la magnitud real de esta crisis humanitaria desde 2018, Diálogo Interamercano reveló en un informe, que solo entre los años 2020 y 2022, la cifra de migrantes nicas podría haber llegado a casi el medio millón. Es un éxodo y sin duda, una de las peores olas migratorias de las que se tenga registro. Eso no es todo, un informe más reciente de la misma organización refleja que otros 400 mil nacionales, también tienen la intención de irse ante el desalentador panorama político y económico del país.
El parole humanitario, abierto a nicaraguenses, venezolanos y cubanos a inicios de este año como mecanismo para contener y controlar la migración irregular, pero también ofrecer oportunidades a los ciudadanos de estos países casi arrasados por las dictaduras de izquierda, ha sido una oportunidad para miles, incluyendo – para queja de muchos- a adeptos militantes y vociferadores sandinistas que en muchos casos, se han declarado perseguidos politicos para poder acceder al beneficio que abrió Estados Unidos a verdaderas víctimas. Muchos han logrado llegar bajo protección a suelo norteamericano, borraron sus discursos de «imperio colonizador», olvidaron todas las «bondades» que aseguraban ofrecía el régimen de Ortega en Nicaragua y se exhiben en playas paradisíacas o en reuniones entre amigos disfrutando de un verdadero espacio de libertad.
Pero más allá del debate idiológico que esto pueda generar, lo digno de análisis es ver cómo la Nicaragua en manos de la familia Ortega-Murillo se ha convertido en un país inviable hasta para los mismos sandinistas. Ellos, se dieron cuenta en 2018, que al mejor estilo de la mafia, el que se pone al servicio del FSLN, no puede salir sin pagar consecuencias.
El mejor ejemplo es quizá el excompadre de la pareja dictatorial y ex operador politico del FSLN en la Corte Suprema de Justicia, Rafael Solís. Su carta de renuncia y quejas tardías por el actuar de Ortega y su esposa, le costaron el exilio, acusaciones de traición y más recientemente, la suspensión de su título profesional como abogado. Si este otrora poderoso magistrado sufrió tales castigos ¿qué no puede pasar con cualquier otro que ya no sea útil al proyecto político de Ortega y su familia. El «Chino Enoc» es un claro ejemplo. Ahora desterrado y recibido con privilegios en Estados Unidos, el país contra el que tanto despotricó en sus redes sociales, no ha tenido más remedio que reconocer que Ortega es un déspota.
Y es que los vociferadores sandinistas, que no están en las altas esferas del poder, sino que engrosan la larga lista en el ejército de «tontos útiles» de la dictadura y que se sitúan en el más bajo escalafón de la estructura estatal, también se ven afectados por la raquitica economía. Desde hace años les redujeron o retiraron bonos y regalías y la paranoia sandinista ha puesto más presión en todos para vigilarlos, controlar sus vidas personales y sus interacciones en redes sociales. Estos podrían ser los motivos por los que varios propagandistas a los que hacen pasar por periodistas en sus medios de comunicación partidarios decidieron abandonar «la tierra prometida» de Ortega y ahora disfrutan de su vida en «el imperio», a como lo revela este artículo de Nicaragua Investiga.
Le damos la bienvenida al imperio al sapito del @canaltn8. Otro que se olvida de sus doscientos pesos. pic.twitter.com/dlKJa8CmhK
— Miguel Mendoza (@Mmendoza1970) May 22, 2023
Aunque están obligados a contar la Nicaragua fantasiosa a como se comprometieron en el contrato laboral, al final también se sienten acorralados, y en silencio, muchos, también esperan con ansias la caída del régimen o como ya es notorio, una oportunidad para irse al «imperio yanqui», donde sin duda llegan a reencontrarse con las libertades públicas y la tranquilidad de no estar bajo vigilancia. «Este criminal va a tener que caer un día», me dijo hace poco alguien que aun está en esas aceras.
Otro me comentó cuando desterraron a 222 presos politicos a Estados Unidos. «De haber sabido que a esos presos los iban a mandar directito a USA, yo me armaba de valor para revelarme». Rosario Murillo sabe de estos pensamientos y sentimientos entre algunos «soldados» de su «ejercito de manipulación mediática» y vive con el ojo puesto en los detalles. En ese mundillo de los propagandistas del sandinismo se sabe que nadie es «vaca sagrada» y que cualquiera puede caer el día menos esperado en la mira de la temible «copresidenta».
Varios propagandistas hechos pasar como periodistas han tenido que soportar que el régimen les retenga sus pasaportes y no han podido huir a tiempo a como tenían pensado. Estos rostros que una vez en televisión o redes sociales adulaban al régimen y se fueron en epítetos y ofensas contra Estados Unidos, deberían ser el mejor ejemplo de que Nicaragua no es un país donde nadie pueda vivir tranquilo, más que la familia dictatorial, que la ha convertido en su finca personal, gracias a la ayuda de esos que o ahora o más temprano que tarde, querran irse para no pagar el precio de soportar la opresión del moustruo que ayudaron a construir.
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