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Grindr y Tinder en Nicaragua: aplicaciones para conocer personas

De Tinder a WhatsApp, luego a Facebook, y finalmente a videollamadas. Antes de dar el paso para conocerse en persona, los usuarios toman algunas medidas de seguridad.

Las aplicaciones de citas y encuentros han cobrado gran popularidad durante los últimos años, sobre todo en 2020 debido a la pandemia del COVID-19. El confinamiento llevó a Tinder a un crecimiento del 7.8% de sus ingresos netos para el mes de agosto en comparación al mismo mes de 2019, lo que muestra cómo las nuevas tecnologías se vuelven más populares para conocer y conectar con otras personas.

Estas aplicaciones permiten a sus usuarios, por lo general en busca de citas, conocer a personas con las que comparten intereses o aficiones. En Tinder por ejemplo, cuando un perfil despierta el interés de alguien, este puede dar «match» para indicar que te gustaría iniciar el contacto, que puede ser por chats y más adelante incluso, una cita presencial.

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Aunque se habla poco del tema, estas aplicaciones ya gozaban de cierta popularidad desde hace algunos años en Nicaragua. Nereyda Barrios abrió su cuenta en Tinder en el año 2016, entonces atravesaba una ruptura amorosa y decidió darle una oportunidad a la aplicación ya que muchas personas comentaban al respecto y eso despertó su curiosidad.

Desde entonces ha logrado acumular casi 300 “match”  y ha entablado contacto de forma presencial con algunos de ellos. Barrios asegura que hasta el momento sus experiencias han sido positivas. “Me he visto con ellos en dates o encuentros íntimos, la mayoría han sido respetuosos, y luego de tantos años sigo manteniendo comunicación con ellos. Han sido buenas experiencias. He tenido la fortuna de que son chavalos súper respetuosos, súper tranquilos y que tienen buena plática”, afirma.

Fabiola Tercero tiene su cuenta en Tinder desde el año 2015, y también asegura que ha tenido buenas experiencias en la plataforma. Acá pueden encontrarse personas de todas las edades y con todo tipo de intereses, sostiene. “Hay personas que andan en viaje (en el país) y solamente abren la plataforma para conocer y conversar, otros buscan encuentros amorosos, pero todo tranquilo en el margen de las condiciones”, relata.

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Ella es consciente de lo que busca a través de la aplicación y por ello desde el inicio comparte con las personas que hace match sus intenciones de sostener encuentros y no establecer compromisos posteriores. Hasta el momento no ha tenido inconvenientes y considera positivo el dejar claro el contexto desde el inicio. Con algunos de sus match continúa manteniendo contacto, unos quedaron como amigos y otros simplemente desaparecieron; y destaca que, aunque no sea el caso de Nicaragua, en otros países es común entablar relaciones a través de aplicaciones de citas.

Foto: NI/ banco de imágenes

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Encontrar pareja en línea

Aunque todas las personas consultadas para esta nota insisten en que estas aplicaciones de citas no deben ser romantizadas ni vistas como una vía segura para conseguir una pareja estable, la realidad es que sí existen casos en que estos encuentros llevan a otro tipo de relaciones.

Pedro Calderón comparte que ya había conocido a otras personas por medio de Tinder pero eran personas que había visto en Facebook y estaba seguro de que existían y tenían amigos en común, a diferencia de lo que sucedió con su actual novio, quien es extranjero y por tanto no tenía referentes sobre él.

“Cuando son personas locales es distinto porque acá en Nicaragua siempre vas a tener un referente y las redes sociales juegan un gran papel ahora”. Considera que estas funcionan como una especie de currículo “tenés amigos en común, tenés fotos etiquetadas” y eso facilita las conexiones. Pero en el caso de su pareja, debió tomar una serie de medidas de seguridad antes de conocerlo en persona ya que no estaba seguro de su verdadera identidad.

De Tinder pasaron a WhatsApp, luego a Facebook, y finalmente a videollamadas. Antes de dar el primer paso para conocerse en persona, para Calderón era importante conocerlo por mensajes y luego ver su rostro en videollamada para confirmar que con quien conversaba era la misma persona de la foto. Así continuaron hasta que un mes después decidieron tener una primera cita.

Él fue la primera persona extranjera que conoció a través de una aplicación y por ello asegura que tuvo cuidado respecto a en qué estaba involucrándose y si realmente esta persona cumplía con sus parámetros, pues desde un inicio dejó claro que sus intenciones eran tener una relación formal y no únicamente un encuentro sexual. Actualmente tienen casi dos años de relación y asegura que esta ha sido saludable emocionalmente, pero aún recuerda vívidamente todas las medidas que hace un par de años debió tomar antes de aventurarse a conocerlo.

Medidas de seguridad

Tras haber confirmado que la persona con quien hablaba verdaderamente existía y acordar un encuentro presencial, Calderón le envió su ubicación a una de sus amigas más cercanas, ya que para conocerlo debió trasladarse de un departamento a otro. A esto agregó toda su información personal y fotografías, en caso de si llegaba a sucederle algo ella pudiese brindar datos de la persona con la que se vería.

Barrios coincide en que “en definitiva es una plataforma no segura”, al igual que cualquier otra red social, y por ello enfatiza que se deben tomar medidas de seguridad y privacidad. Para ella la seguridad inicia desde el momento en que se crea la cuenta, “en Tinder se puede tener el perfil de Instagram linkeado con la aplicación”, pero ella prefiere no hacerlo ya que considera que sus redes sociales son muy personales. Lo mismo ocurre con el número telefónico, algunas personas lo colocan en su perfil, pero para Barrios esto es información muy personal.

De igual forma, existe la libertad de colocar la foto que el usuario desee “de hecho hay diversos perfiles con fotos de motos, paisajes, comidas o mascotas” y evita hacer match con cualquier perfil que no posea fotos personales. En el caso de las fotos, reconoce el riesgo de colocar su rostro, pero destaca decidió hacerlo tomando las medidas necesarias, cuidando de que estas sean generales y no den detalles como el centro donde trabaja o detalles del lugar donde reside.

Al momento de un encuentro, comparte que siempre trata que sean en un lugar público, un restaurante, un centro comercial, o un cine, y les avisa a sus amigas que se verá con determinada persona, mostrándoles su nombre y foto e indicándoles la hora y lugar donde se llevará a cabo el encuentro.

Tercero coincide en que esta plataforma podría ser aprovechada para delitos como la trata de personas, y por ello cuida de no dar datos personales y de que sus citas sean durante el día y en lugares no solitarios. Agrega que su “intuición” nunca le ha fallado, y si en el filtro una conversación no le agrada entonces no da el siguiente paso. Y comparte que un punto que atemoriza a sus amistades es que la persona con la que conversa sea un abusador. “No es lo mismo que conocer a alguien en una fiesta, es otra dinámica” reconoce.

Estigmas

Mario Barbeyto tiene más de ocho años de utilizar Grindr, una aplicación de citas similar a Tinder pero que está destinada a homosexuales y bisexuales. Esta es bastante popular en la comunidad gay, trans y queer de Nicaragua, según comenta Barbeyto. Sin embargo, esta red cuenta con un gran estigma a nivel social.

Muchos denominan como “grindero” o “grindera” de una forma despectiva a sus usuarios. Barbeyto asegura que dentro de esta existe una mayor estigmatización para aquellos usuarios de rol sexual pasivo a quienes se les juzga de “andar buscando hombres”. “Se nota mucho la hipocresía, machismo y homofobia interiorizada de la misma comunidad”, detalla.

Pero Grindr no es la única aplicación que es mal vista a nivel social, Barrios comenta que existe una falsa idea de que Tinder es únicamente una aplicación “donde las personas que están ahí únicamente buscan encuentros sexuales” y desde su experiencia afirma que esto no es así.

“No necesariamente hay personas ahí que tengan esas intenciones y eso se puede ver en sus perfiles los intereses. Yo siento que esa es una idea que se tiene que quitar, desde mi experiencia he encontrado chavalos que oficialmente sí quieren solo un encuentro sexual, pero también personas que solamente quieren ser amigos”.

Aunque hasta el momento no ha recibido comentarios negativos directamente por utilizarla, detalla que los gestos pícaros que recibe al ver que habla con alguien por medio de Tinder confirman esa falsa percepción de que únicamente está interesada en buscar encuentros casuales. “Son aplicaciones que sí cumplen el objetivo porque conoces personas, y que no deben ser estigmatizadas, o causa de vergüenza, o burla, el tenerla descargada”.

Reconoce que “las relaciones interpersonales cambiaron totalmente a raíz de la pandemia” y considera que ahora muchos están viendo de forma positiva este tipo de plataformas como una alternativa para conocer a otras personas. Sin embargo, no cree que esto cambie drásticamente la forma de conocer personas a futuro dentro del país.

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