A escasas semanas de que inicie oficialmente la campaña electoral, el gobierno de Daniel Ortega no da ninguna señal de que flexibilizará los obstáculos que ha venido imponiendo a los comicios programados para el 7 de noviembre.
El inicio de la campaña estaba programado para el 21 de agosto, pero el Consejo Supremo Electoral (CSE), controlado por el oficialismo, hizo cambios al Calendario Electoral y trasladó la fecha de inicio para el 25 de septiembre. Los magistrados pusieron como argumento la pandemia de COVID-19.
“Se ve bastante turbio el panorama, no se ve que vaya a haber una campaña ni parecida a la que ha habido en años anteriores, en procesos electorales anteriores”, expresa el analista Carlos Pérez Zeledón, miembro de Propuesta Ciudadana.
Para Pérez Zeledón, la justificación del CSE para acortar la campaña es poco creíble, ya que es el mismo gobierno el que invite a la población a que salga a las calles, vaya a divertirse y hasta exonere impuestos a establecimientos de alimentos, bebidas y hospedajes durante las fiestas patrias.
«Empezaron a degollar, cortar piernas y brazos»: Testigos hablan sobre masacre de indígenas
Apatía electoral
Otro aspecto por el que Ortega probablemente redujo la campaña a un mes y pocos días más, es que está consciente de que la ciudadanía se muestra apática a participar en lo que muchos llaman “farsa electoral”.
“La dictadura anuló las elecciones, porque cualquier persona que esté aprendiendo a leer sabe que elecciones significa elegir y ya todo nicaragüense en su sano juicio sabe que en noviembre no se va a elegir, sabe que Ortega tomó la decisión de autoelegirse”, afirma el analista político y exdiputado Enrique Sáenz.
Al respecto, Pérez Zeledón expresa que ahorita es muy difícil hacer en Nicaragua una encuesta, pero que el estimado del abstencionismo el 7 de noviembre podría llegar a ser de un 70%, tal como se cree fue en los comicios del 2016.
El analista sostiene que al ser sacados de la contienda el Partido Restauración Democrática (PRD) y Ciudadanos por la Libertad (CxL), que eran considerados las opciones de la oposición por ir aliados con la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB) y Alianza Cívica, uno hubiera pensado que los obstáculos al proceso electoral se iban a relajar.
Partidos «zancudos»
Los partidos que acompañarán al FSLN en los comicios del 7 de noviembre son la Alianza por la República (Apre), Partido Liberal Independiente (PLI), Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Camino Cristiano Nicaragüense (CCN) y Yatama. Todos ellos son tachados por la oposición como “colaboracionistas” o “zancudos”.
Para Enrique Sáenz, Daniel Ortega no está dispuesto a ceder en nada, porque sabe que carece de respaldo popular.
“Ortega le tiene miedo hasta a su sombra. Él está perfectamente informado que la inmensa mayoría de los nicaragüenses repudia su régimen y el colmo es que le tenga miedo hasta a los zancudos”, manifiesta.
En este sentido, Pérez Zeledón considera que existe un 30% de nicaragüenses que probablemente asista a las urnas, pero que esto incluso puede ser hasta bastante peligro para el FSLN.
Cinco poderosas razones por las que a Ortega le aterran las elecciones libres
“Es increíble el nivel de degradación política en que ha caído Nicaragua, pero estas actitudes, estas acciones del Frente Sandinista obviamente tienen consecuencia incluso entre sus bases, entonces no es descabellado pensar que aún con una participación pequeña el Frente Sandinista tenga muchísimas dificultades para ganar”, indica el analista quien considera que la situación del partido oficialista es “crítica”.
Vale apuntar que estos comicios se llevará a cabo no solo sin los partidos y organizaciones opositoras, sino también con los principales aspirantes presidenciales encarcelados y acusados por delitos como lavado de dinero y conspiración.
You must be logged in to post a comment Login