Tamara Dávila: «viví 20 meses de oscuridad, pero no me rindo»

La palabra cárcel, lleva a la opositora y ex carcelada nicaragüense Tamara Dávila Rivas, a 20 meses de oscuridad. La defensora de derechos humanos recuerda muchos episodios  en los que nunca perdió la esperanza y que jamás podrán ser borrados de su memoria. Hizo cambios en su vida, reflexionó, tuvo momentos de nostalgia, añoranzas y dolor, que a la vez forjaron a una mujer más valiente.

Pese a que ahora está fuera de los barrotes, su voz aún se quiebra cuando recuerda sus días de encierro, y ahora separada a miles de kilómetros de sus seres queridos, principalmente de su pequeña hija.

Al preguntarle  tres deseos, confiesa: “Mi primer y más grande deseo es poder reunirme con mi familia, poder reencontrarme con mi hija; mi otro enorme y gran deseo es poder salir de la dictadura en la que vivimos y regresar a mi país para seguir trabajando a muchas manos por la Nicaragua linda que soñamos”, dice Dávila, quien fue liberada el 09 de febrero del 2023 y desterrada hacia los Estados Unidos junto a otros 221 opositores.

Una luz de esperanza

Hoy con más tranquilidad logra hablar y cuenta a Nicaragua Investiga que no fue fácil el encierro en la Dirección de Auxilio Judicial. Recuerda que, de ese tiempo, un año y dos meses la pasó en una celda, donde no se le permitía hablar ni ver a nadie, “pero sí tenía en esa celda, dos ventanas y un pedacito de tragaluz, donde podía ver el cielo”.

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“Saco varias cosas de esta experiencia, la primera es el enorme compromiso que había por parte de todos los que estábamos presos por Ortega y por Rosario y el enorme compromiso por una Nicaragua democrática, por una Nicaragua justa”, dice Dávila, quien nació el 15 de enero de 1981.

Y quien hoy por hoy se define como “una mujer que toma la vida con alegría, con agradecimiento y viendo y reconociendo en cada ser humano, lo bueno que tenemos cada uno”, dice.

Confiesa que estando en la cárcel, lo que más añoró fue ver a su hija, pues ella es su fuerza y también su angustia.

“Me daba fuerza porque yo sabía que tenía que salir bien de ese lugar, porque había una niña que me estaba esperando afuera, pero también sufría mucho porque no estaba con ella, esa fue mi mayor añoranza y mi mayor tristeza que me la hayan arrebatado, que hayan negado la posibilidad de verla y de hablarle durante un año y ocho meses”, apunta Dávila, quien es parte de la Unidad Nacional Azul y Blanco.

No se arrepiente de la lucha que la llevó a la cárcel

La opositora nicaragüense, asegura estar con los pies muy puestos en la tierra. De profesión psicóloga, con una maestría en políticas sociales y derechos de la niñez; y otra maestría en género y ciudadanía, Tamara Dávila al ser consultada si retrocediera el tiempo, ¿volvería a protestar y expresarse libremente a sabiendas que irá a la cárcel? su respuesta es un rotundo “por supuesto que sí”.

“Yo no he cometido ningún delito, y siempre se los dije a mis carceleros y lo dije el día de mi juicio, en febrero del 2022, que nos condenaron, a mí y a todos los que estábamos ahí, le dije al juez: “yo no me he callado ni un solo momento, no lo hice estando en libertad y tampoco lo voy a dejar de hacer estando presa… y en cada oportunidad que tuve de hablar dije lo que yo pensaba,  que vivimos en una dictadura, que todos somos rehenes de un régimen sultanesco, que viola derechos humanos y que viola la constitución nicaragüense”.

Dávila con toda firmeza agrega que seguirá pronunciándose, porque la verdad debe ser dicha siempre y las injusticias; y las violaciones a cualquier derecho de cualquier ser humano sin importar color, tamaño, bandera deben ser denunciadas.

“No me arrepiento de absolutamente nada porque no he cometido ningún delito y porque lo único que he hecho, es querer un país distinto para mí y para mi hija, para todos los demás niños y niñas que merecen una Nicaragua diferente”, agrega.

Firme con Nicaragua

Dávila confiesa que el tiempo en cárcel la llevó a hacer cambios en su vida, conocer más a las personas, presos que al igual que ella eran rehenes; amar más la vida y a reconocer más el valor de los derechos humanos de las personas, Nicaragua e incluso de los atropellos que viven los mismos serviles del régimen.

“Logramos entender que lo más importante era poner en el centro a Nicaragua y eso creo que unió mucho y nos dio mucha fuerza, aunque no pudiéramos hablar, lo otro que yo siento que me dejó El Chipote, es el enorme compromiso con los derechos humanos, la violación de los derechos humanos en ese lugar, no solo estaba dirigida hacia a nosotros, también los policías y guardas que nos custodiaban eran presos y rehenes como nosotros”, delata la opositora.

De acuerdo a Dávila se les violaban sus derechos laborales, “darme cuenta de cómo el régimen Ortega y Murillo, realmente sienten un odio hacia la vida, hacia todo aquello que represente luz y vida, eso es la muerte para ellos, además el trato inhumano que le da a su propia gente, a sus propios oficiales, pues eso era lo que me decía y al final es lo que estamos viendo, ellos mismos persiguiéndose la cola entre ellos mismo”, añade.

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Durante el tiempo que estuvo en las cárceles del régimen, asegura haber aprendido a amar más la vida.

“Ortega me sacó de ahí, pero yo sigo siendo la misma, pero a la vez distinta, creo que soy mejor persona, mejor ser humano, más comprometida con la defensa de los derechos humanos, más comprometida con la libertad de Nicaragua, del país, con la libertad individual de cada ser humano, de eso que tanto decimos libertad de consciencia, libertad de vivir, libertad de elegir, estoy mucho más comprometida con esas prerrogativas tan fundamentales que son parte de la vida misma”, manifiesta.

Resalta que salió más sana emocionalmente, físicamente también y más fortalecida.” Con más compromiso, que yo debo trabajar, trabajar mes a mes, porque en esos casi dos años no han sido chiche, la vida no es fácil para nadie, pero pudimos, así que yo quiero seguir pudiendo y estar bien ahora que estoy afuera, psicológica, médica para poder estar bien y poder estar con mi familia y con mi hija… ver mis ojos hacia a mí, hacia mi hija, mi familia y cuidarme par a seguir trabajando por la Nicaragua que yo quiero”.

En relación a la oposición, destacó que ha seguido trabajando, «desde distintos flancos, en todo este periodo que todos nosotros, que yo estuve presa, parte del trabajo que también han hecho (los distintos grupos de oposición) de incidencia y de más, también ha sido producto de esa oposición, yo creo que hay que seguir, a los que estamos saliendo de casi dos años presos, nos toca seguir apoyando, es un esfuerzo que no ha parado, es importante decirlo, nos toca seguir impulsando ese trabajo junto con ellos», agrega.

Las secuelas del encierro

La opositora menciona que son muchas las secuelas, empezando por el encierro y que probablemente tenga que ver con cuestiones médicas.

“No he logrado tener un chequeo médico y general, pero sí puedo decirte que tuve serios problemas de colon, me diagnosticaron el síndrome de colon irritable, estando presa, todo eso producto del estrés y de la situación vivida, a nivel psicológico todos estamos sufriendo las secuelas que se manifiestan en insomnio, mucho temor de salir, los ruidos te aturden, los golpes de portones que sobresaltan, estar con demasiada gente aturde, todo eso es parte de las secuelas psicológicas que hay que trabajar …”, menciona.

Al preguntarle a Dávila qué opina de que Rosario Murillo, siendo madre de varios hijos haya sido tan cruel al no permitir que su niña la visitara en el tiempo que estuvo en la cárcel, la opositora responde que,  esa fue decisión de Rosario Murillo y de Daniel Ortega.

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«Todo lo que ahí pasaba era por mandato y orden de Rosario Murillo y de Daniel Ortega, por tanto la decisión de que ninguno de los presos que ahí estábamos, pudiésemos ver a nuestros hijos durante tanto tiempo, un año y dos meses yo, pero la enorme mayoría un año y seis meses, año y cinco meses sin verlos, ni siquiera en fotos a nuestros hijos, eso es cruel, eso es inhumano, eso es violatorio de cualquier convención, de cualquier prerrogativa a cualquier persona que haya cometido cualquier tipo de crimen, completamente ilegal, hasta para el violador y el asesino más grande se le autoriza visita con sus familiares y ver a sus hijos», remarca.

Así mismo menciona que a todos se les negó permanentemente ese derecho y casi hasta el final se los restituyeron. «Yo creo que tiene que ver con la saña, ellos no nos golpearon, ellos no podían callarnos, tiene que ver con el miedo de la Rosario Murillo y de Daniel Ortega,  porque todos los que estuvimos en esa Dirección de Auxilio Judicial salimos vivos, el  mismo Hugo Torres que murió en sus manos, hasta el último momento siempre dijo lo que decía cuando estuvo libre y era su compromiso con una Nicaragua democrática, entonces tiene que ver con la entereza con la que todos los que estábamos ahí,  enfrentamos esa situación y por supuesto eso debía tener un golpe y el golpe era ese, los hijos y la familia, en esa lucha de fuerza ganamos nosotros …».

«Nicaragua está conmigo, no tengo patria porque no la piso, pero la llevo conmigo en todo lugar», dice al finalizar esta entrevista.  «Tengo planes de seguir luchando…».