Para nadie es un secreto que la situación económica de las familias nicaragüenses es cada vez más crítica: un bajo salario y una canasta básica por las nubes, hacen que muchas personas tengan que pensarla dos veces al momento de hacer las compras cotidianas del hogar.
Sin embargo, hay otros gastos que pudiéramos llamar “invisibles”, porque no forman parte directamente de la canasta básica como tal, pero son imprescindibles y que las familias las tienen muy presentes mes a mes. Aquí cabe el caso del alimento, aseo, cuido y salud de las mascotas del hogar. Ya sean perros, gatos, peces, pájaros o cualquier otra mascota, requieren una protección especial y para ello los nicaragüenses deben destinar una parte de sus bajos ingresos.
María Torrez tiene ocho perros en su casa, la mayoría los ha encontrado en abandono y ella los ha acogido en su hogar; pero esa noble y loable labor le significa un gasto considerable en alimentación, baño y salud de sus mascotas.
“En esta casa se compran más de 4 quintales (comida) al mes porque algunos perros son grandes y otros son pequeños… Ellos comen dos veces al día, por la mañana y en la tarde”, expone la ciudadana que trata de cubrir dichos gastos a través de remesas que envían sus familiares (hijos y nietos) desde Estados Unidos, pues alega que en Nicaragua difícilmente da para poder mantener a tantos animalitos.
Alimentos para perro aumentaron de precio
Torrez resalta que el aumento en el precio de los alimentos para mascotas ha ocasionado que tenga que mermar las porciones de alimento que les da y así “ahorrar” un poco. Además, recurre a la compra de “higadito de pollo y otra sustancia” para complementarles la comida.
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“Ahorita están costando C$1,680 las 65 libras de comida para perro, yo les compro Pro Pet (una marca de concentrado) a mis perros. Antes el saco costaba como C$1,200, hace como dos años. Ha subido un montón”, se queja María Torrez.
Para Hellen Reyes la situación es un poco más blanda, ella solo tiene una perrita de un año y medio de edad, pero también recibe la visita diaria de un gatito que deambula por las calles, pero que ella alimenta con esmero, además asume sus gastos de veterinario, a pesar que no vive enteramente en su casa, “él viene casi que los tres tiempos a comer acá”, explica.
“En mi caso, mi perrita tiene una dieta un tanto diferente con respecto a que no consume solamente el concentrado de bolsa, compro pollo, huevo… En solo alimento podría estar gastando aproximadamente unos C$4,000 al mes”, detalla Hellen.
En cuanto a los precios de la comida para su perrita, asegura que ha venido en aumento durante los últimos meses. “La que yo le compro se llama Pro Plan y esa antes me costaba C$850 la bolsa de cinco libras y ahora ya no vale eso, la compré la primera vez a comienzos de 2022 en ese precio, ya luego en los últimos meses del año la encontré en C$1,100 y actualmente, ahorita en enero en C$1,200”.
Gastos veterinarios
Si Hellen Reyes suma al consumo de alimentos de su perrita y su “amiguito” el gato fugitivo, los costos de atención veterinaria, vacunas y otros snacks “podría estar gastando unos C$5,000 – C$6,000”. Una situación que se multiplica por ocho en el caso de María Torrez, quien también está pendiente de la salud de sus mascotas, especialmente de aplicarles anualmente sus “vacunas de refuerzo y de la rabia”.
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“Casi cada mes los estoy desparasitando. Allí estoy gastando a veces 800 pesos (córdobas), ya que algunos necesitan dosis diferentes y también depende del tipo de desparasitante. Una vez al año hay que hacerles exámenes, ese es otro montón de dinero, un examen puede costar unos 20 dólares, dependiendo, y si se enferman también hay que hacerles examen y comprar el medicamento que también es caro. Así que te imaginarás lo que uno gasta en sus animalitos”, detalla.
Para bañar a sus ocho perros una vez por mes, María Torrez debe destinar unos C$400 para un shampoo y otros C$260 para comprar dos jabones. A esto hay que sumarle “algodones y palillos para limpiarle los oídos y gotas para los ojos”, pastillas para pulgas y garrapatas, en los que anualmente puede gastar unos 300 dólares, y además cada tantos meses un frasco de vitaminas que cuesta C$850, “¡carísimo!, a veces se lo compro y a veces no, porque no ajusto”, explica.
Ajustar el presupuesto del hogar
A pesar que María recibe apoyo económico de parte de sus familiares que viven en el exterior, es consciente que el gasto es grande y que para el alimento y cuido de sus mascotas tiene que sacrificar algunas compras de su casa con tal de garantizarles la comida.
En tanto, Hellen Reyes expone que el hecho de tener dos trabajos, vivir en casa de sus padres, donde no paga renta, pero sí se encarga de pagar los servicios básicos; le permite tener cierta holgura económica y no siente que sus ingresos mermen al cubrir los gastos de sus mascotas. Sin embargo, reconoce que si “no la tuviera a ella (su perrita) podría tener gastos de otro tipo o podría ahorrar más, pero por el momento, para mantener el equilibrio lo que hago es tratar de priorizar la comida de ella”.
Estos son apenas dos ejemplos de la calidad de vida en Nicaragua, en la que convergen una serie de factores no solo de ingresos mensuales versus el costo de la canasta básica, si no otros que pocas veces analizamos, pero que a la larga también pesan sobre las familias nicaragüenses.
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