Diosdado Cabello Rondón ha emergido como una de las figuras más influyentes y controvertidas del chavismo. Nacido el 15 de abril de 1963 en El Furrial, estado Monagas, este militar retirado y político se ha consolidado como el número dos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ejerciendo un poder que trasciende cargos formales.
Su nombramiento como ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, anunciado por Nicolás Maduro en agosto de 2024 tras un gran fraude electoral que mantuvo al chavismo en el poder, subraya su rol estratégico en el mantenimiento del orden público y la inteligencia estatal en un contexto de tensiones internas y sanciones internacionales.
Cabello, hijo de un dirigente sindical de Acción Democrática, inició su trayectoria en la Academia Militar de Venezuela, donde se graduó en 1987 con honores y forjó una amistad duradera con Hugo Chávez. Ambos compartieron ideales revolucionarios que culminaron en el fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 contra el presidente Carlos Andrés Pérez.
Como teniente, Cabello lideró un contingente de tanques hacia el Palacio de Miraflores, lo que le valió dos años de prisión hasta su indulto en 1994. Esta experiencia lo catapultó al núcleo del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 (MBR-200), precursor del chavismo.
Tras la llegada de Chávez al poder en 1998, Cabello asumió roles clave que lo posicionaron como un ejecutor leal. Fue director de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) en 1999, donde impulsó reformas que liberalizaron el sector pero también generaron críticas por cierres de medios opositores.
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En abril de 2002, durante el golpe que derrocó temporalmente a Chávez, Cabello ejerció la presidencia interina por apenas unas horas, coordinando el rescate del líder y restituyendo el orden constitucional. Posteriormente, ocupó ministerios como Obras Públicas y Vivienda (2003-2004 y 2009-2010), Interior y Justicia (2002-2003), y fue gobernador de Miranda (2004-2008), donde promovió proyectos de infraestructura con aliados como Bielorrusia.
Su ascenso legislativo lo consolidó como un guardián del poder chavista. Presidió la Asamblea Nacional de 2012 a 2016, período marcado por tensiones con la oposición, incluyendo revocatorias de inmunidades y acusaciones de agresiones físicas en el hemiciclo.
En 2018, lideró la Asamblea Nacional Constituyente, un órgano controvertido que la oposición tildó de ilegítimo, hasta su disolución en 2020. Desde 2011, como vicepresidente del PSUV, ha influido en las Fuerzas Armadas y en la narrativa oficial a través de su programa televisivo «Con el mazo dando», emitido en el canal estatal desde 2014, donde critica a opositores y defiende la revolución.
La trayectoria de Cabello está empañada por graves acusaciones. Fuentes internacionales lo vinculan al «Cartel de los Soles», una presunta red de narcotráfico integrada por militares venezolanos. En 2015, su exjefe de seguridad desertó a Estados Unidos y lo señaló como cabecilla de operaciones de lavado de dinero y corrupción. El Departamento de Justicia de EE.UU. ofrece 25 millones de dólares por su captura desde 2025, acusándolo de narcoterrorismo y corrupción. Además, se le imputa nepotismo, sobornos de empresas como Derwick Associates y el uso de fondos de Petróleos de Venezuela para financiar colectivos armados. Un informe de la ONU en 2023 denunció que su programa televisivo ha incitado detenciones arbitrarias y amenazas contra disidentes.
Cabello enfrenta sanciones de Estados Unidos (desde 2018), la Unión Europea, Canadá, Suiza, Panamá y México, que incluyen congelamiento de activos y prohibiciones de viaje por violaciones a los derechos humanos y socavamiento de la democracia. Pese a ello, niega las imputaciones, calificándolas de ataques imperialistas, y mantiene su lealtad inquebrantable al legado chavista.
En el actual panorama, con protestas opositoras lideradas por figuras como María Corina Machado y Edmundo González Urrutia cuestionando los resultados electorales de julio de 2024, el regreso de Cabello al Ministerio de Interior envía un mensaje de endurecimiento.
Analistas ven en esto una estrategia de Maduro para cohesionar el chavismo, infundir temor y controlar la disidencia mediante instituciones como la Policía Nacional Bolivariana y el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). A sus 62 años, Cabello representa el «ala dura» del régimen venezolano.
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