La vicedictadora de Nicaragua, Rosario Murillo, anunció este lunes 2 de diciembre de 2024, la llegada de 400 unidades de buses provenientes de la República Popular China, destacando que estas nuevas adquisiciones buscan mejorar el transporte público en rutas clave del país.
Según la vocera oficial de la dictadura, los vehículos estaban programados para arribar en los últimos meses del año y forman parte de un plan para modernizar el sistema de transporte intermunicipal e interlocal.
“Van a servir a las familias nicaragüenses en las rutas intermunicipales de Managua hacia la Costa Caribe”, aseguró Murillo, haciendo énfasis en los trayectos hacia Bluefields y Bilwi, donde se utilizarán autobuses grandes.
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También mencionó la incorporación de microbuses y vehículos con capacidad de 20 a 27 pasajeros para fortalecer las rutas entre Managua y ciudades como León, Chinandega, Carazo, Masaya y Granada.
Además, Murillo indicó que parte de estos buses serán destinados al transporte urbano de localidades como Bluefields, Bilwi, Siuna y Bonanza.
Si bien el anuncio parece apuntar a una mejora en la calidad del transporte, la falta de detalles sobre los costos de adquisición de estas unidades y el impacto financiero para el país genera preguntas sobre la transparencia de estas compras para el transporte colectivo.
Este tipo de proyectos, aunque necesarios, se producen en un contexto de fuerte crítica al régimen Ortega-Murillo por su falta de transparencia en la gestión pública y su marcada dependencia de aliados internacionales como China y Rusia.
Adquisición de buses para propaganda
Desde su llegada al poder el régimen de Ortega solo ha comprado buses a Brasil y México. Su proveedor favorito en los últimos años ha sido Rusia, pese a que los autobuses proporcionados son de pésima calidad como se ha podido constatar en las mismas unidades.
En el caso de los buses chinos, estos comenzaron adquirirse a partir de 2023. El primer día que circularon seis de ellos se vieron involucrados en accidentes de tránsito y en los días subsiguientes otras más protagonizaron percances en las vías.
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A pesar de que estas flotas de transporte colectivo son pagados con recursos públicos de todos los nicaragüenses, el régimen utiliza esta compra de buses como recurso propagandístico y suele colocar la imagen y nombre de los dictadores en la parte frontal de estas unidades vehículares.
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