«Si hubieras visto su cara, irreconocible, yo lloraba amargamente de verlo. Pensé que no iba a vivir o iba a quedar ciego», cuenta doña Vicenta Sequiera, abuela de Lésther Ramírez, el joven capitalino que la noche de un 31 de diciembre fue trasladado de emergencia a un centro hospitalario tras explotarle una bomba en el rostro.
Todo inició como un juego. Tanto jóvenes como niños se encontraban manipulando pólvora a plena orilla de la carretera, característico de las noches de diciembre en Nicaragua.
Decidieron encender un mortero. Fue puesto en un «tubo de hierro» en la calle, lo encendieron, y tras observar que nunca explotó, Lésther decidió acercarse sin darse cuenta que la mecha del artefacto continuaba encendida. El mortero estalló ocasionándole graves daños en el rostro.
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Familiares lo llevaron rápidamente al Hospital donde le lavaron las heridas y permaneció internado por dos días. «Él (Lesther) no comía, no bebía, solo lloraba del dolor. El ojo era un coágulo de sangre», recuerda doña Vicenta.
Por meses Lésther debió someterse a terapias y tratamientos con un dermatólogo con el fin de rescatar las partes muertas de la piel que se vieron afectadas tras la explosión del mortero. Aunque actualmente no tiene cicatrices solo algunas partes oscuras en el rostro, el joven aprendió sobre las consecuencias de manipular explosivos sin la supervisión y la responsabilidad de un adulto.
Otro caso pero que terminó en consecuencias graves, fue el niño de iniciales W.O.M.L de cinco años de edad de la comunidad Santa Amalia, municipio El Cuá, departamento de Jinotega, considerado la única víctima al manipular pólvora en 2020. Según las autoridades policiales, el menor jugaba con pólvora, específicamente con triquitracas, las introdujo en una «botella de vidrio» y estas estallaron ocasionándole» lesiones graves».
Al lugar de la tragedia se presentó el equipo técnico de la Policía, para realizar inspección, tomar fotografía de la escena y recolectar residuos de pólvora y vidrio, con los que realizaron los peritajes químicos y biológicos.
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Ese año el Ministerio de Salud reportó 104 personas lesionadas por la manipulación de pólvora entre el primero de diciembre de 2020 y el 3 de enero de 2021. 82 de los casos fueron hombres y 22 mujeres. 55 fueron menores de edad, 27 adolescentes y jóvenes entre 15 a 29 años, 14 adultos y 8 mayores de 50 años.
Algunas recomendaciones básicas para la manipulación de pólvora
Aunque los accidentes de quemaduras por la manipulación de pólvora representan un riesgo mínimo comparado a las estadísticas de casos de quemaduras que a diario recibe la Asociación Pro Niños Quemados de Nicaragua (Aproquen), las medidas de precaución siguen siendo necesarias para evitar víctimas en medio de celebraciones tradicionales de las familias nicaragüenses.
De acuerdo al último reporte anual de 2019 de Aproquen, el 56% de los pacientes quemados que llegan a esta asociación, tienen menos de 5 años de edad, lo cual eleva las alarmas en lo que respecta a la supervisión de un adulto al momento de manipular pólvora.
Previo a las celebraciones decembrinas se recomienda:
- No permitir que niños/niñas manipulen pólvora sin supervisión de un adulto
- Evite guardar productos pirotécnicos en bolsas de pantalón, camisa o shorts
- No manipular pólvora en estado de ebriedad
- No almacenar productos pirotécnicos en el interior de la vivienda
- En caso de quemadura utilizar abundante agua en la parte afectada
- No untar ningún tipo de pomada u otra sustancia química en una quemadura
- En caso de quemadura acudir inmediatamente al centro de salud u hospital
- Aproquen mantiene abiertas sus líneas telefónicas para atender gratuitamente a niños quemados (Unidad de Quemados carretera a Masaya, 2276-0888)
En el caso de la venta de pólvora, Javier Robleto, jefe del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Masaya, dijo en entrevista a este medio que debido a las fiestas de navidad, fin de año y año nuevo, ya se encuentran realizando algunas capacitaciones preventivas e inspecciones en estos tramos para disminuir los riesgos de incendio o afectaciones en la población por la venta y manipulación de los juegos pirotécnicos.
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«Estamos haciendo nuestro trabajo preventivo, revisando extinguidores, revisando rotulaciones, revisando que los barriles estén llenos de agua permanentemente, y haciendo las inspecciones eléctricas, que conllevará a la seguridad» ciudadana, explicó Robleto.
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