La OEA pidió hoy al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que «apoye un calendario electoral» acordado en el diálogo nacional, mediado por la Iglesia Católica, en una fórmula que busca elecciones anticipadas como vía para salir de la crisis que ha dejado más de 350 muertos en tres meses.
La solicitud sobre los comicios fue incluida en una resolución aprobada hoy en una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington.
El texto fue impulsado por siete países (Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y EE.UU.) y respaldado por México.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua, mediadora y testigo de dicho diálogo, solicitó el 7 de junio a Ortega que adelantara los comicios al 31 de marzo de 2019; pero, el pasado 7 de julio, Ortega lo rechazó, al considerar que ya habría «tiempo para las elecciones tal y como lo manda la ley».
La resolución fue aprobada con el voto a favor de 21 de los 34 países que son miembros activos de la OEA, mientras que tres (Nicaragua, Venezuela y San Vicente y las Granadinas) votaron en contra y se registraron siete abstenciones, así como tres ausentes, entre ellos Bolivia.
Piden voluntad real de diálogo
La iniciativa urge a Ortega que participe «activamente y de buena fe» en el diálogo nacional, en el que participan las autoridades y la opositora Alianza Cívica, que aglutina al sector privado y la sociedad civil-
En la resolución, la OEA expresó su condena al «hostigamiento» a los obispos que participan en el diálogo, así como a los «actos de violencia» contra unas oficinas de Caritas que fueron incendiadas y contra la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), que se convirtió en centro de las protestas.
Las hostilidades se han incrementado en los últimos días con ataques como el de la UNAN y el ocurrido ayer contra la ciudad de Masaya, lo que ha provocado la condena de países como Estados Unidos y organismos, como la Unión Europea (UE).
Ante esas críticas, el canciller de Nicaragua, Denis Moncada, llevó al Consejo Permanente su propia resolución, en la que se reclamaba a la comunidad internacional respeto a su «autodeterminación» y se culpaba a «grupos internacionales terroristas» de instigar la violencia.
Moncada apuntó a EE.UU. como responsable de la «injerencia» que, a su juicio, ocurre en Nicaragua.
Advirtió de que se está volviendo a una «época de golpes blandos y golpes duros», como los que supuestamente EE.UU. orquestó en América Latina durante el siglo pasado y, entre los que, el canciller mencionó la financiación de Washington de la «contra» nicaragüense frente el Ejecutivo sandinista en los años 80 y 90.
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