El diputado sandinista Edwin Castro Rivera es descendiente de un alemán.
Según escritos del historiador Eddy Kühl, en 1854 llegó a Matagalpa el alemán Leopoldo Wassmer Wagner. Este viajaba junto a su hermano, el doctor Teodoro Wassmer Wagner. Sus planes eran cruzar al océano Pacífico por Nicaragua y dirigirse a California que estaba en pleno apogeo de la Fiebre del Oro. Pero decidieron quedarse en Nicaragua.
Leopoldo se dedicó a la agricultura. En Sébaco tenía una casa y cerca de San Ramón una hacienda de café, de acuerdo a Kühl.
Se casó en León con Elena Jerez Quiñónez, con quien procreó a José Francisco, Leopoldo Federico, Guillermo, Elena y a Eufemia. Esta última fue madre del general Carlos Castro Wassmer, padre de Edwin Castro Rodríguez y abuelo de Edwin Castro Rivera.
El general
Del general Castro Wassmer hay que destacar que combatió en la Guerra Constitucionalista de los años 20 del siglo pasado y por tanto compañero de armas del general Augusto Sandino. Fue enemigo de Anastasio Somoza García y en 1932 el presidente Juan Bautista Sacasa hasta había barajado nombrarlo director de la Guardia Nacional.
Por su rivalidad con Somoza y tras unas protestas estudiantiles debió exiliarse en Costa Rica en 1944, país en el que murió en 1952 de un ataque al corazón, según un reportaje del diario La Prensa publicado el 4 de noviembre del 2018.
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El poema
El diputado sandinista Edwin Castro Rivera tenía tres años de edad cuando el 18 de mayo de 1960 su padre murió acribillado a balazos junto a Cornelio Silva y Ausberto Narváez. A los tres les aplicaron la “ley fuga” por estar involucrados en el asesinato del dictador Anastasio Somoza García en septiembre de 1956.
Su padre estaba en la cárcel cuando él nació el 5 de enero del 57. Tras las rejas y sufriendo cruentas torturas le escribió el poema “Mañana, hijo mío, todo será distinto”. En esos versos se denuncian el “látigo”, la “cárcel” y el “fusil” que recetaba el régimen somocista, pero también están llenos de la esperanza de que todo eso algún día cambiaría. “No encerrará la cárcel tus años juveniles,/ como encierra los míos;/ ni morirás en el exilio”. Edwin Castro Rivera, cuya madre Ruth, era hondureña, creció recitando esos versos.
En una entrevista para las Memorias de la Lucha Sandinista, Castro Rivera le dijo a la comandante Mónica Baltodano que la familia de su padre era “de clase media alta y con fuerza política”. “Mi abuelo fue alcalde y jefe militar de León”, recordó.
Graduado en Brasil
El hoy diputado no se hizo guerrillero, como sí lo hicieron los hijos de otros hombres asesinados por la dictadura somocista. Castro dio prioridad a sus estudios. Cuando Nicaragua se desangraba en la ofensiva final de la guerra contra Anastasio Somoza Debayle, Castro estaba estudiando en Brasil, donde se graduó de ingeniero civil en Fundacao Universidad Federal do Río Grande del Sur.
Regresó a Nicaragua después de que los sandinistas habían tomado el poder.
Un protegido de Tomás Borge
A diferencia de muchos jóvenes de las familias pobres, en los ochenta el joven Edwin Castro no fue enviado a los frentes de guerra, sino que se le ubicó en cargos administrativos: gerente general del Instituto Nicaragüense de la Pesca (INPESCA), y la dirección de empresas estatales como Pesqueros Industriales Centroamericanos, S.A. (PICSA) y PESCASA, en Bluefields.
“Él era protegido de Tomás (Borge)”, manifiesta la comandante Dora María Téllez, quien no recuerda haberlo visto nunca en las organizaciones sociales o de masa, como tampoco en ninguna de las áreas del partido.
El caso de los barcos con fallas
En esos años el gobierno revolucionario decidió comprar barcos en Brasil y le asignó a Edwin Castro ser el supervisor de esa compra.
“Cuando llegaron esos barcos tuvieron fallas sobre todo en los mecanismos de refrigeración y entonces se descubrió que en los lugares en donde debería de haber llevado poroplast, llevaba arena, y había mucha molestia de Lumberto Campbell que era el coordinador del gobierno allí en Bluefields. Se consideraba que (Castro) había hecho sino un fraude, un pésimo papel como supervisor”, revela una fuente que pidió omitir su nombre.
Salvo esos puestos, a Castro no se le reconoce ningún rol destacado durante los 10 años de revolución sandinista.
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Su ascenso en el FSLN
Su carta de presentación era su padre asesinado por los Somoza y esto fue fundamental para su ascenso en el FSLN a partir de 1994. Luego de la división del FSLN, del 20 al 23 de mayo de ese año el partido organizó un Congreso para elegir una nueva Dirección Nacional y a nuevos miembros de la Asamblea Sandinista. En esa ocasión el comandante Tomás Borge se le acercó a la comandante Mónica Baltodano y le pidió un favor: “Pongan en la lista (de candidatos a la Asamblea Sandinista) a Edwin Castro. Yo le tengo mucho aprecio por ser hijo de Edwin Castro y le tengo confianza”.
Efectivamente, Castro Rodríguez le había pedido a Tomás Borge su apoyo para provocar un apagón en León y así darle posibilidad a Rigoberto López Pérez de salir con vida una vez hubiera disparado contra Somoza García. Borge se negó a ser parte del complot porque consideraba a Edwin un hombre “fantasioso”.
Castro Rivera también le debe a Tomás Borge el haberse convertido en diputado en 1997. En un inicio la bancada sandinista le asignó actividades más que nada administrativas, como por ejemplo las cotizaciones partidarias y los gastos de la bancada.
El ascenso de Castro se da gracias al pacto Alemán- Ortega de 1998. Cuando el arreglo entre los dos caudillos se hizo público varios diputados, entre estos, Carlos Fonseca Terán y Mónica Baltodano, se mostraron contrarios, cosa que a la postre favorecería a Castro.
En las elecciones del 2001 el MRS, que dirigía Dora María Téllez, fue parte de la Alianza Convergencia Nacional que encabezaba el FSLN, sin embargo, Téllez no le reconoce a Castro algún valor político en ese entonces. “Yo no me acuerdo haber tenido nada que ver con él”, enfatiza.
Pero pronto ascendió y ya en el 2002 figuraba como el coordinador de la bancada.
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La foto del pacto
Existe una fotografía histórica del pacto Alemán-Ortega, en la que aparecen los dos caudillos rodeados por varios de sus leales. En esa imagen aparecen junto Ortega el diputado Edwin Castro, René Núñez y Manuel Coronel Kautz; y junto a Arnoldo Alemán, René Herrera, María Dolores Alemán, María Fernanda Flores, Wilfredo Navarro y Noel Ramírez. Sin embargo, hay que aclarar que esa foto no es de las negociaciones del pacto, sino que data 2005. De acuerdo a un reportaje de Magazine de abril del 2019, la foto fue tomada en la hacienda El Chile cuando Ortega llegó a buscar los votos de los liberales para aprobar una Ley Marco que protegiera al gobierno de Enrique Bolaños de las reformas que los dos caudillos habían acordado en el pacto.
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No es un estratega
Pese a su gran presencia mediática y a su alto cargo, a Edwin Castro no se le reconoce como gran estratega del sandinismo y siempre ha estado a la sombra de otros sandinistas más prominentes como Gustavo Porras o el fallecido René Núñez.
Una disidente del FSLN que pide no ser citada por su nombre no tiene reparos en tacharlo de “servil”.
“Es una figura completamente servil (…). Es una persona sin escrúpulos y por eso es que está allí, porque no es santo de la devoción de la Rosario pero sí ha mostrado una absoluta fidelidad. Dentro de lo que es la cúpula (del FSLN) no está porque si vos te fijás allí al único que llevan es a Porras, que es otro que no hizo absolutamente nada contra Somoza, y ese (Porras) no solamente no hizo, sino que fue adversario (del FSLN) en los primeros años allí en el FER, en León”, indica.
En ello coincide Dora María Tellez, quien cree que Castro funge como “vocero” o bien encargado de las cosas operativas en la bancada del FSLN. Expresa que Castro está lejos de ser de los “asesores predilectos de Ortega”, como Lumberto Campbell, Lenín Cerna, Álvaro Baltodano o como lo fue Dionisio Marenco (uno de los artífices del pacto).
“Él no es leal, él es servil y para Daniel Ortega y Rosario Murillo servilismo es una de las virtudes que ellos más estiman, la incondicionalidad. Ellos no quieren gente leal, quieren gente incondicional, ni siquiera fiel como pueden ser mis perros, ellos quieren personas incondicionales que hagan exactamente lo que ellos dicen que hay que hacer”, sostiene Téllez.
El hecho de que algunas personas consideren prepotente a Castro tiene una explicación, según Téllez: “Él cree que está cerca de los dioses, entonces trata al resto como mortales. Es la consecuencia lógica de ese modelo de poder, arriba está la pareja de los dioses (Daniel Ortega y Rosario Murillo) y después están los otros dioses del Olimpo y Edwin Castro se cree uno de ellos”.
El día que lo agarraron a bolsazos
Aunque lleva ya un cuarto de siglo como diputado, Edwin Castro Rivera no goza de popularidad ni aprecio ni siquiera en las propias filas del FSLN. Para el recuerdo quedó la vez en que fue acallado a punta de bolsazos. Ocurrió el 28 de octubre del 2009. Ese día se realizaba una protesta universitaria en las afueras de la Asamblea Nacional contra la Ley Creadora del Consejo de Evaluación y Acreditación (CNEA). La protesta había sido convocada por el Consejo Nacional de Universidades (CNU). Castro llegó junto a Gustavo Porras y al momento que tomaba la palabra, los universitarios le lanzaron bolsas de agua en la cara.
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Reprimenda pública
En octubre del 2016 Ortega y Murillo lo dejaron en ridículo ante el país entero. Al hacerse pública la adquisición de 50 tanques rusos T-72B1, el diputado justificó que estos serían usados para combatir al narcotráfico. Ante dichas declaraciones, no se hizo esperar la reacción del gobierno.
“Es irresponsable e imprudente pronunciarse sobre versiones periodísticas. No es el estilo de nuestro gobierno y/o nuestro modelo. El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional descalifica, por tanto, a quienes abordan o comentan asuntos que no son de su competencia, haciendo el juego a agendas mediáticas interesadas”, decía un comunicado oficial el 30 de octubre de ese año. Castro acató la orden.
Impartiendo Derecho Constitucional en la UCA
En abril del 2018 ante el incendio que afectaba la reserva Indio Maíz, Castro arremetió contra los ambientalistas tachándolos de “sinvergüenzas” y “ladrones”. La mañana del 12 de abril un grupo de jóvenes protestó dentro de la Universidad Centroamericana (UCA), donde Castro estaba impartiendo clases, y le devolvieron los epítetos llamándolo “corrupto, ladrón y sinvergüenza”.
Días después, cuando estallaron las protestas antigubernamentales por las reformas a la Seguridad Social, hubo un fuerte cuestionamiento público a que Castro siguiera siendo maestro en la UCA. El 27 de abril se le venció su contrato como profesor horario y la UCA decidió no renovárselo. El diputado sandinista daba la clase de derecho constitucional. Tenia 17 años trabajando en esa universidad.
Su ejercicio docente en materia “constitucional” era una gran ironía, dado que en la práctica su labor era manosear la Constitución Política y así favorecer al FSLN. Castro fue promotor de las reformas constitucionales del 2013 y del 2014 en las que quedó establecida la reelección indefinida.
Los diálogos
Pese a no tener la “altura” de otros operadores políticos del FSLN, a Castro no se le puede minimizar. Como leal servidor, el 16 de mayo del 2018 ocupó un lugar junto a Daniel Ortega y Rosario Murillo en la mesa del primer diálogo nacional que buscaba ponerle fin a la crisis sociopolítica.
De la misma forma fue uno de los delegados del gobierno en el también fracasado Dialogo Nacional de febrero a marzo del 2019.
La sobrina de Castro
El 20 de mayo del 2018 hubo una protesta en Managua. De entre tantas pancartas había una que llamó la atención. “Tío Edwin Castro, aquí está tu sobrina vándala, ¿me vas a mandar a matar? No soy de derecha, soy del pueblo», decía la pancarta. La sostenía la joven María Pichardo Saborío, quien se presentó como sobrina en segundo grado del diputado sandinista.
“Ha sido una persona a la que hemos querido mucho y te puedo decir que estamos dolidos, su familia está dolida y aquí estamos diciéndole por favor, un alto a esto ya”, le imploraba la joven en esos momentos de luto nacional.
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El diputado dormilón
El 22 de julio del 2020 el diputado Edwin Castro reapareció en la Asamblea Nacional luego de más de un mes ausente. Llegó más delgado y usando una mascarilla. Durante su ausencia se especuló que estaba hospitalizado por problemas respiratorios. En marzo de ese año se había burlado de los diputados liberales que llegaron protegiéndose con mascarillas por temor al COVID-19.
Ante la mirada de sus colegas diputados y la indignación del resto del país, Castro cerró los ojos y se quedó dormido en su silla. En realidad para nadie fue una sorpresa que lo hiciera. No era la primera vez que sucedía.
Virulentas intervenciones
Pero detrás de esa aparente calma está un incondicional servidor de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que vela porque el resto de diputados sandinistas mantengan la disciplina y estén siempre prestos a darle visos de legalidad a las disposiciones de la pareja presidencial. Es igualmente el representante legal del FSLN, encargado de inscribir las alianzas electorales.
Como legislador es conocido por sus virulentas intervenciones en el plenario de la Asamblea. Un ejemplo de esto último ocurrió el 18 de febrero del 2021. Ese día se realizaba una sesión para declarar Sitio Histórico a San José de las Mulas, una localidad en la que durante la guerra de los ochenta murieron 23 miembros de la Juventud Sandinista. El diputado Edwin Castro explotó furioso contra la diputada liberal Azucena Castillo, luego que esta recordó que en el 2018 otros jóvenes también fueron asesinados.
“Eran estudiantes los que cayeron en abril, eran estudiantes los que cayeron el 30 de Mayo, son estudiantes, no delincuentes como dijeron”, expresó la diputada.
La respuesta de Castro no se hizo esperar. “Hierve la sangre, por eso pido disculpas a las madres de estos santos, por el cinismo de hacer politiquería barata con la sangre de los jóvenes de San José de las Mulas, y no podemos dejar pasar esa hipocresía”, dijo lleno de ira.
Un hombre que huye
Su relación con los periodistas independientes no ha sido nada buena. Reporteros que han dado cobertura en la Asamblea Nacional lo definen como “burlesco”, “cínico” y “esquivo”.
“Él es el que le dice a los diputados quién va a hablar cuando se dan algunas sesiones. Hemos vistos algunos diputados que no tienen incidencia. A veces hablan y es por órdenes de Edwin Castro y Gustavo Porras”, explica el periodista Gerall Chávez, quien cubrió la Asamblea Nacional por más de dos años hasta que salió al exilio en diciembre del 2018.
“Es una persona arrogante”, dice Chávez.
“Recuerdo una vez (en el 2018) cuando estaban sancionando a funcionarios del gobierno de Ortega, yo le consulté a él de que si le habían quitado la visa de EEUU, porque habían rumores de que le habían quitado la visa a varios diputados. Yo le pregunté: ‘¿Diputado Edwin, a usted le quitaron la visa?’ Y él sarcásticamente me dice: ‘¿Cuál visa?’. Se saca la billetera y se saca las tarjetas (de crédito) y me dice: ‘Yo aquí tengo mi visa”, manifiesta Chávez, enfatizando que Castro “siempre ha tomado las cosas como payasadas”.
Para el periodista es muy difícil entrevistar a Castro, a diferencia de otros legisladores sandinistas como Wálmaro Gutiérrez, quien es más abierto a responder preguntas.
“(Edwin Castro) tiene ese ‘don’, creo yo, de huir, de evadir y de meterse en los ascensores de la Asamblea cuando los periodistas independientes lo abordan”.
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