Según datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE), los niveles de desempleo en Nicaragua siguen descendiendo mes a mes, ubicándose en 3.2 por ciento en agosto, representando una disminución de 0.1 punto porcentual respecto al mes anterior.
Pero la cifra no parece ser tan halagadora como lo muestra el régimen de Daniel Ortega, ya que detrás se esconde un dato creciente de subempleo o “empleo informal”. Este se ubicó en agosto en un 42.5 por ciento. Es decir, aumentó tres puntos porcentuales respecto a agosto 2022 (39.5 por ciento), y 0.5 puntos porcentuales con respecto al mes anterior.
El subempleo es aquel tipo de trabajo que no se ejerce a tiempo completo y que muchas veces tienen un nivel de calificación inferior, por tal razón, es retribuido por debajo del mínimo. O sea, el trabajador recibe pago menor al salario mínimo, no tiene seguro social y en consecuencia tampoco se aprovecha completamente la capacidad de la fuerza laboral.
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“Tiene que comer salteado”
“La mayoría de los trabajadores nicaragüenses están en la economía informal, subempleo, trabajadores que le llaman sin salario. De acuerdo con el INIDE, el subempleado es la persona que o no gana el salario mínimo, no está afiliado a la seguridad social, no trabaja todas las horas del día, o todos los días de la semana laborable. Son trabajadores eventuales que encuentran trabajo un día sí, un día no y en consecuencia tiene que comer salteado”, explica el economista Enrique Sáenz.
Para el también economista Juan Sebastián Chamorro, el subempleo “es la estadística que realmente importa” y “no la del desempleo porque está hecha para unas economías más formales”.
“El subempleo es un número bastante alto con relación a otros países en desarrollo y sigue aumentando precisamente por la crisis”, agrega Chamorro.
El aumento del empleo informal se debe a la pérdida de empleos formales (despidos) y esa ha sido una de las razones por las que el número de afiliados cae continuamente en el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS). En los últimos cinco meses (marzo – julio), 13 mil 621 personas han dejado de cotizar al seguro social, de acuerdo a datos del Banco Central de Nicaragua (BCN).
“El que pierde su trabajo difícilmente va a encontrar otro en la economía formal”, resalta Sáenz.
Aumenta la salida de nicaragüenses
Ante ello es que se ve el creciente número de pequeños negocios de quienes se quedan sin empleo y buscan estas alternativas para subsistir. Otros lo que hacen es agarrar sus maletas rumbo a otros países como Estados Unidos, Costa Rica y España, principalmente.
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Para poner en perspectiva, a finales de agosto el medio estadounidense CBC News, que tuvo acceso a documentos internos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), reveló que unos 30 mil 736 nicaragüenses migraron a Estados Unidos, entre el 5 de enero y el 22 de agosto de 2023, tras ser beneficiados con el parole humanitario.
La administración sandinista también se ufana de los buenos números macroeconómicos, en especial el crecimiento del PIB, un 3.8 por ciento al cierre del primer semestre.
“El nivel de subempleo en lugar de disminuir con el crecimiento económico, más bien aumentó… Resulta que según el mismo gobierno, prácticamente seis de cada diez nicaragüenses de la población laboral, se encuentran en desempleo, subempleo o trabajadores sin salario”, sostiene Enrique Saénz.
Para Saénz y Chamorro la bonanza económica de la que se jacta el régimen dista mucho de la realidad de la mayoría de los nicaragüenses, pese a que el dictador se hace llamar “el presidente de los pobres” o “el pueblo presidente”.
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