El Movimiento Renovador Sandinista acaba de cambiar su nombre al de Unión Democrática Renovadora UNAMOS, por la petición de muchos militantes de este partido para que se convocara a una Convención Extraordinaria y se le quitara la connotación «sandinista», debido a que «ha sido asociada al paramilitarismo orteguista», comenta Dora María Téllez, fundadora del MRS.
Según Téllez, el MRS cierra un ciclo de 25 años con este cambio de nombre que servirá para darle espacio a las personas que no se consideran sandinistas y que esa definición les cause rechazo. «Tenemos gente que procede del liberalismo, del sandinismo, del conservatismo, gente que no ha estado en ningún partido pero que no se quieren casar» con ninguna de esas etiquetas políticas, comenta la ex guerrillera.
La presidenta de esta organización política, Suyen Barahona, comenta que los militantes del MRS hicieron la demanda de una Convención Extraordinaria para poner en agenda el cambio de nombre a este partido y recuerda que en 2013 ya había surgido el tema pero fue un grupo minoritario de la membresía. Ahora fue una mayoría sustentada en el visto bueno de 159 convencionales que votaron a favor del cambio de nombre.
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En el MRS «hay miembros que no venimos del Frente Sandinista» y otros cuya experiencia partidaria ha sido en el mismo partido o en organizaciones sociales, manifiesta Barahona.
Causa curiosidad el hecho de que el MRS cambie su connotación de «sandinista» siendo un partido fundado por desertores del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el partido que hoy dirige Daniel Ortega bajo el cual muchos dirigentes ostentaron cargos en el gobierno durante la década de los 80s y años más tarde, tras haberse separado del FSLN, hicieran una alianza electoral con este mismo.
El origen del MRS
Después de la derrota electoral de 1990, el FSLN se veía acabado, necesitaba una renovación y muchos de sus militantes y dirigentes lo sabían, tal y como lo hicieron ver en un documento que hicieron público en febrero de 1994 y que titularon «Por un Sandinismo que Vuelva a las Mayorias».
En esta carta dirigida «a todos los sandinistas, a todos los nicaragüenses», los firmantes reconocen que «cometimos también varios errores, de concepción y acción política que no supimos reconocer a tiempo, que redujeron el apoyo y el consenso del pueblo, que dividieron a la sociedad, facilitaron el enfrentamiento armado, y finalmente nos hicieron perder el poder».
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El texto también apunta que esa derrota electoral dejó al sandinismo «sin un norte definido» porque su proyecto de poder total era rechazado por los nicaragüenses, incluso algunos sandinistas, por lo cual reconocieron que tenían «una crisis de identidad, la falta de un proyecto político convincente y un liderazgo coherente».
Los firmantes de este documento fueron algunas personalidades que todavía hoy se encuentran en el que hacer político, otros retirados y algunos como periodistas, analistas o cualquier otra profesión pero que vienen del sandinismo, como la misma Dora María Téllez, el escritor Sergio Ramírez, el poeta Ernesto Cardenal, Luis Carrión, el periodista Carlos Fernando Chamorro y su hermana Claudia Chamorro, el cantautor Carlos Mejía Godoy, Mirna Cunnigham, la actual magistrada del Poder Judicial Alba Luz Ramos, el comentarista deportivo Edgard Tijerino, Onofre Guevara, Fabián Medina, Enrique Sáenz, Sofía Montenegro, Gioconda Belli, Ernesto Medina, Edmundo Jarquín y demás personalidades que formaron parte de las filas del FSLN.
Este documento presentado ante el Congreso Sandinista del FSLN contemplaba 17 puntos para que ese partido se renovara, los cuales incluían una relación de «respeto» con los Estados Unidos, el rechazo a «cualquier forma de confiscación» pese a que el mismo FSLN había confiscado propiedades cuando estuvo en el gobierno en los 80s, recuperar el poder por la vía electoral, democratizar al partido, entre otras propuestas.
Ciertamente esas propuestas no trascendieron, «lo que recibimos fue presiones, amenazas, más presiones y vimos emerger este fantasma del autoritarismo dentro del Frente Sandinista» rememora Dora María Téllez, por lo que cuando vieron que era imposible cambiar al FSLN decidieron salirse y crear otra agrupación política y así fue como el 21 de mayo de 1995, se constituyó el MRS.
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A pesar de que fue el 21 de mayo que nació el partido, su aniversario se conmemora los 18 de ese mismo mes en ocasión del natalicio de Augusto C. Sandino. Sus fundadores fueron Edmundo Jarquín, Sergio Ramírez, Hugo Torres, Dora María Téllez, entre otros ex dirigentes y miembros del FSLN
La intención de crear el MRS era realizar «un nuevo partido que estuviera comprometido con la democracia, la equidad, las oportunidades para los nicaragüenses, con la soberanía» comenta Téllez y especifica que le pusieron «Renovador» porque querían plantear la esencia de una fuerza política que estuviera en constante renovación, además de cambiar la manera de hacer política.
Y la connotación «Sandinista» fue «porque una parte de nosotros se identificaba como sandinistas y creemos que eso nos vinculaba con la herencia de Sandino, de defensa de la soberanía y de la independencia nacional».
Reconciliación con el FSLN
Pocos años después de que los miembros del MRS hayan salido del FSLN, se reencontraron y se convirtieron en aliados en lo que se denominó como la Convergencia Nacional a finales de la década de los 90s. Además de los dos partidos sandinistas, en este bloque se encontraban sectores liberales y conservadores, el Movimiento de Unidad Cristiana, la Resistencia Nicaragüense, la Unión Demócrata Cristiana, y el movimiento indígena de la Región Autónoma del Atlántico Norte.
En la Convergencia Nacional también hubo personalidades como Miriam Argüello o Antonio Lacayo, quien fue ministro durante el gobierno de Violeta Barrios, además de Alexis Argüello, Elia Galeano, Julia Mena, Steadman Fagoth, Álvaro Robelo, entre otros.
El MRS llega a la Convergencia Nacional supuestamente en respuesta al pacto que había hecho el FSLN con Arnoldo Alemán y su PLC que contemplaba el bipartidismo en el Estado. Según un artículo escrito por Dora María Téllez y publicado por la Revista Envío en 2001, la Convergencia fue «una alianza política comprometida en conformar un gobierno plural con una plataforma, orientada a transformar las instituciones públicas y a impulsar un programa de transparencia y contra la corrupción».
Lo que no termina de calzar es que el MRS haya formado esta alianza en medio del pacto que mantenía el FSLN con el PLC, pero en su escrito Téllez, quien en ese momento era la presidenta del MRS apunta que su entrada a la convergencia era como una especie de respuesta al pacto.
«Queríamos abrir espacios a una plataforma propositiva al sistema institucional surgido del pacto. Se lo planteamos con claridad al FSLN y nos dijeron que ellos apostaban a la construcción de un sistema político distinto. También le planteamos al FSLN que el MRS siempre había sido partidario de una alianza amplia y plural que acogiera a fuerzas diversas que le presenten al país una propuesta nacional. El FSLN dijo tener esa misma voluntad. El embrión de la Convergencia que ya existía tenía esa misma disposición. En tercer lugar, le planteamos al FSLN que el MRS tuviera participación en los procesos de toma de decisión en un eventual gobierno y en la Asamblea Nacional. El FSLN decidió no negociar ningún espacio en la Asamblea, pero sí se comprometió a darnos espacios en un futuro gobierno» apunta el escrito de la ex comandante guerrillera.
Por su parte, Agustín Jarquín Anaya quien fue dirigente de la Unión Demócrata Cristiana y también integró la Convergencia Nacional, asegura que en aquel entonces hubo una ruptura entre Arnoldo Alemán y Daniel Ortega, y que más bien el caudillo sandinista estaba amarrando un acuerdo con el ingeniero Enrique Bolaños para garantizar la gobernabilidad durante su periodo, debido a que Ortega se mantenía «gobernando desde abajo».
«El pacto (FSLN – PLC) se había cortado y Ortega buscando como tener mayoría o hacer alianzas en la Asamblea, hace un acuerdo con el ingeniero Bolaños» recuerda Jarquín Anaya, pero el contexto del atentado de Las Torres Gemelas hizo que el panorama político cambiara y que el fantasma de la guerra de los 80´s volviera a atormentar a los nicaragüenses.
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Pero además de eso, Jarquín Anaya detalla que «los norteamericanos presionaron al ingeniero Bolaños y lo obligaron a romper el acuerdo con Ortega», e incluso recuerda que él mismo tuvo discusiones fuertes con el embajador norteamericano de aquél entonces, Oliver Garza porque «andaba haciendo campaña con recursos de la AID a favor del ingeniero Bolaños».
Y es por ello que Daniel Ortega volvió al pacto con Alemán, porque como buscaba tener mayoría en el parlamento y los norteamericanos le cerraron la posibilidad de un acuerdo con Bolaños, pues decidió volver al pacto con el PLC y juntos ser esa mayoría en el Poder Legislativo.
Por su parte, el MRS continuó en la Convergencia Nacional, incluso fue a elecciones en alianza con el FSLN con Daniel Ortega y el mismo Agustín Jarquín Anaya como fórmula presidencial en 2001 y un año más tarde, fueron a elecciones municipales también en alianza con el FSLN.
En otro escrito también publicado por la Revista Envío, Dora María Téllez señala que para las elecciones municipales de 2002 la Convergencia Nacional hizo «La Yunta» que era un acuerdo electoral entre los miembros de ese bloque que establecía que «la mitad de las candidaturas para alcaldes y vicealcaldes serían para partidos, fuerzas o personas vinculadas a la Convergencia y la otra mitad para el FSLN. Para los cargos de concejales el acuerdo fue que la participación para esos cargos quedara abierta».
La Convergencia presentó 157 candidaturas para los cargos de alcalde y vicealcalde de los 152 municipios que había en aquel entonces, de las cuales 13 candidaturas pertenecían al MRS.
Nueva ruptura con el FSLN
Poco tiempo después de esos dos procesos electorales, el MRS decidió romper su alianza con el FSLN y sus diputados hicieron casa aparte en la Asamblea Nacional y para las elecciones del 2006 corrieron en su propia casilla. Herty Lewites era su candidato, sin embargo, en plena campaña electoral Lewites falleció y Edmundo Jarquín pasó a ser el nuevo candidato presidencial de los disidentes sandinistas, haciendo fórmula con el cantautor Carlos Mejía Godoy.
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Al MRS no le fue muy bien en ese proceso electoral y le vendría peor después de que Daniel Ortega asumiera el Ejecutivo como nuevo presidente electo en esos comicios. Ortega teniendo bajo control al Poder Electoral, despojó de su personalidad jurídica al MRS el 11 de junio de 2008, inhabilitándolo para competir en las elecciones municipales de ese año.
Dos días después, la dirigencia del MRS representada por su presidente de aquel entonces Enrique Sáenz, interpuso un recurso de Amparo ante el Tribunal de Apelaciones de Managua, el cual hasta la fecha no ha tenido respuesta. Desde entonces, Dora María Téllez señala que «los Ortega Murillo han emprendido una guerra a muerte contra toda persona que participe en el partido (MRS)».
«No tenemos temor» a que los investiguen por confiscaciones en los 80´s
Además del cambio de nombre, el MRS debatió otros temas en su Convención Nacional, como el qué hacer con la Policía Nacional y el Ejército de Nicaragua, instituciones acusadas por organismos internacionales de derechos humanos de estar involucrados en la represión estatal, y también sobre la creación de una Comisión de la Verdad «a petición ciudadana», para que no haya «arreglos», que investigue los crímenes desde mediados del siglo XX, cuando Somoza gobernaba el país, señala Téllez.
Ese periodo de tiempo incluye la década de los 80s cuando muchos miembros del MRS, sobre todo los cuadros viejos y disidentes del FSLN estuvieron en cargos públicos durante el gobierno sandinista de la época. Los dirigentes del MRS suelen ser fuertemente cuestionados por su presunta participación en «La Piñata» de los años 80s, así como en varias de las acciones que se le cuestionan a la primera administración Ortega en esa década.
Tras el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979, el nuevo gobierno confiscó las propiedades del dictador Anastasio Somoza Debayle y las de sus allegados, pero nunca pasaron a nombre del Estado, sino que fueron asignadas a funcionarios gubernamentales. Entre los bienes confiscados había casas, vehículos, terrenos y otra serie de artículos.
Cuando Daniel Ortega perdió la presidencia en 1990, los sandinistas aprobaron un combo de leyes que establecían que todas las propiedades pasarían a nombre de quienes las estuvieran ocupando hasta el 25 de febrero de 1990, día en que se llevó a cabo la contienda electoral. Cuando Violeta Barrios asumió el poder, muchos dueños de propiedades regresaron al país para reclamarlas al Estado pero para no entrar en contradicción con el FSLN, el gobierno de Barrios decidió indemnizar a los confiscados.
La deuda del Estado con los expropiados asciende a 1,300 millones de córdobas y hasta esta fecha, los nicaragüenses siguen pagándola con sus impuestos.
Si una Comisión de la Verdad investigara a los disidentes sandinistas que hoy se encuentran en el MRS por estos casos, Dora María Téllez asegura que «no tenemos ningún temor, los fundadores ni los cuadros viejos que estamos en el MRS, líderes viejos no tenemos ningún temor».
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La ex guerrillera sandinista comenta que los distintos gobiernos que han sucedido a la administración de Ortega de los 80s, han tenido capacidades para hacer acusaciones pero hasta el momento «nadie ha presentado una acusación concreta, por lo menos en mi caso, y no la podrán presentar tampoco»
Téllez más bien señala que sería interesante ver si otros ex funcionarios estarían dispuestos a ese mismo escrutinio debido a casos de corrupción como «Los Cenis» y «el Narco Jet» que se dieron durante las administraciones liberales.
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