La intervención de la policía israelí en la mezquita Al Aqsa de Jerusalén provocó el miércoles un aluvión de críticas internacionales y una escalada de disparos de cohetes desde Gaza y de bombardeos israelíes en plenas celebraciones de la Pascua judía y del mes musulmán del Ramadán.
La intervención de los agentes antidisturbios israelíes en el tercer lugar más sagrado del islam se saldó con 350 detenidos, según la policía, y con 37 heridos, de acuerdo con el balance de la Media Luna Roja palestina.
Nuevamente el miércoles, una multitud de musulmanes se reunió dentro y alrededor de la mezquita para la oración nocturna del ramadán. Según la policía israelí, «decenas de insurrectos, algunos enmascarados, dispararon fuegos de artificio y piedras dentro de la mezquita».
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La policía les impidió atrincherarse y los dispersó, permitiendo un regreso a la calma, afirmó en un comunicado. Las fuerzas israelíes bloquearon el acceso al lugar, constataron periodistas de la AFP.
El miércoles por la noche, el portavoz del presidente palestino Mahmud Abas, Nabil Abou Roudeina, advirtió que el nuevo «ataque» contra la mezquita señalaba la voluntad del gobierno israelí de «precipitar la región en la inestabilidad».
El movimiento islamista palestino Hamás, en el poder en la Franja de Gaza, había denunciado tras los primeros incidentes «un crimen sin precedentes».
«Extremistas»
El templo se encuentra en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén Este, el sector palestino de la Ciudad Santa ocupado y anexionado por Israel desde 1967.
La Explanada está construida asimismo sobre lo que los judíos llaman el Monte del Templo, el lugar más sagrado del judaísmo.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se dijo «impactado y consternado» por la «violencia y los golpes» de las fuerzas de seguridad, indicó su portavoz.
El gobierno estadounidense también se declaró «extremadamente preocupado» y pidió moderación a ambas partes.
Un palestino de 74 años, Abdelkarim Ikraiem, contó que las fuerzas israelíes irrumpieron en el lugar «rompiendo puertas y ventanas», mientras los fieles se encontraban rezando.
Llevaban «palos, armas, granadas de gas lacrimógeno y bombas de humo» y golpearon a los fieles, dijo.
La policía israelí denunció en un comunicado la acción de «varios jóvenes fuera de la ley y agitadores enmascarados que introdujeron fuegos artificiales, palos y piedras» en el lugar de culto.
«Los líderes se atrincheraron en el interior durante varias horas [después de la última oración vespertina] para alterar el orden público y profanar la mezquita», mientras coreaban «consignas que incitaban al odio y a la violencia», añadió.
La policía difundió dos videos. En uno se ven explosiones de lo que parecen ser fuegos artificiales dentro del santuario y personas lanzando piedras. Otro muestra a agentes antidisturbios que avanzan hacia la mezquita, protegiéndose con escudos de los disparos de cohetes.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que las fuerzas de seguridad se vieron «obligadas a actuar para restablecer el orden» frente a los «extremistas».
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Conmoción en países musulmanes
El ministro palestino de Asuntos Civiles, Husein Al Sheikh, declaró que «el nivel de brutalidad [de la policía israelí] exige una acción urgente palestina, árabe e internacional».
Jordania, que administra los lugares santos musulmanes de Jerusalén, condenó el «asalto» a la mezquita y pidió a las fuerzas israelíes que se retiren inmediatamente.
«Pisotear la mezquita Al Aqsa es nuestra línea roja», advirtió el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, mientras que la Liga Árabe organizó una reunión extraordinaria y alertó contra cualquier «provocación» que pueda herir «los sentimientos de los creyentes».
Marruecos, que normalizó sus relaciones con Israel a finales de 2020, condenó «firmemente» la intervención y llamó a «respetar el estatus jurídico, religioso e histórico» de Jerusalén y e los lugares santos.
Los enfrentamientos en Al Aqsa provocaron un intercambio de hostilidades en la Franja de Gaza, con lanzamientos de cohetes desde el territorio palestino y bombardeos del lado israelí.
El miércoles por la noche, otros dos cohetes fueron disparados desde Gaza.
El ejército israelí indicó que uno de ellos cayó del lado de Gaza y que otro lo hizo «en el sector de la barrera fronteriza» que separa ambos territorios.
El conflicto palestino-israelí se ha intensificado en lo que va de año. La violencia dejó casi 110 muertos desde enero y se reanudó el fin de semana pasado tras la relativa calma que reinaba desde el comienzo del Ramadán, el 23 de marzo.
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