El cardenal Leopoldo Brenes se quejó este domingo de quienes desean imponer su voluntad al papa Francisco y a la Iglesia católica, en particular, de los periodistas nicaragüenses.
«Desgraciadamente, y con todo respeto a los medios de comunicación y comunicadores que a veces dicen muchas cosas y quieren que esto se haga, no, en la Iglesia no es así», dijo el cardenal.
«En la Iglesia es el Espíritu Santo el que va guiándola y el que va marcando la pauta», sostuvo.
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Las aseveraciones las brindó durante su homilía dominical este ocho de octubre, desde la Catedral Metropolitana de Managua, en la que hizo referencia a la Asamblea de Obispos que se lleva a cabo en Roma.
El obispo René Sócrates Sándigo, cercano a la dictadura sandinista, fue el elegido por la Iglesia para participar en el mencionado Sínodo de Obispos, lo que desató críticas en el país; sin embargo, el obispo de León no asistió por motivos no expresados.
«Lo importante de los grupos sinodales es que escuchemos, no es imponer una mentalidad porque muchos quieren eso: «esto queremos que el papa (Francisco) haga». No. El Sínodo es una obra del Espíritu. Todos los participantes en el Sínodo deben dejarse conducir ¿qué quiere el Espíritu Santo de esta Iglesia? No es lo que yo quiero», dijo el cardenal, sin mencionar los motivos de la ausencia de monseñor Sándigo.
Quieren «robarle el mandado al Señor»
«Vean que hermosa la posición de Juan El Bautista: no le robó el mandado a Jesús. Juan El Bautista era más popular que Jesús, tenía discípulos y Jesús ni era conocido (…) Ese es el peligro de muchas veces en nosotros de quererle robar el mandado al Señor. No. Nosotros somos meros instrumentos del Señor», añadió.
El líder de la Iglesia nicaragüense finalizó exhortando a la comunidad católica a meditar y preguntarse a quién le están sirviendo en las iglesias.
«¿Para quién voy a trabajar, para que a mí me den aplausos, para que me pongan una placa, para que digan «qué bonito, qué hermoso»? No. Trabajamos para el Señor», declaró.
En lo que va del año, los ataques contra la Iglesia católica y evangélica han aumentado, sumando más de 200 agresiones de parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Las detenciones arbitrarias contra sacerdotes continúan; entre los encarcelados se encuentra el obispo Rolando Álvarez.
Los jesuitas en Centroamérica reconocieron que la Iglesia católica, así como otros sectores de la sociedad, han sido «silenciada» en Nicaragua «en un ambiente que no tolera la crítica ni la oposición».
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