La joven María Alejandra Centeno de 23 años de edad, quien fue expulsada en 2018 de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) por su labor como activista política durante el estallido social, recibió el pasado 25 de octubre una medalla de reconocimiento a su competencia y destacado compromiso académico en la Universidad de Loyola, en España, donde actualmente se encuentra estudiando.
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Desde que en septiembre de 2018 se le fue negada la oportunidad de continuar estudiando en la UNAN – Managua a pesar de encontrarse en su último año de la carrera de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, la joven decidió viajar a España en busca de coronar sus estudios que hoy son premiados por parte de la Sociedad de Honores de las Universidades Jesuitas.
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La joven originaria de Managua, nunca perteneció al grupo de estudiantes atrincherados en la UNAN, sin embargo, desde su participación en los movimientos estudiantiles siempre se vio en la tarea de demandar la violencia perpetrada por el gobierno de Ortega en contra de los jóvenes que dejó un saldo de más de 320 muertos, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Centeno es la mayor de dos hermanos, e hija de una madre emprendedora y un padre trabajador, quienes siempre se mostraron dispuestos a apoyarla en el cumplimiento de sus sueños, sobretodo para salir de Nicaragua y continuar sus estudios superiores con la cooperación de la universidad de España en conjunto con una fundación norteamericana.
Alejandra Centeno, Borja Martín de la Universidad Loyola, y Andrea Salablanca. Foto: Cortesía
«Una de las cosas mas duras que supone estar en el exterior es sentirte alejado de las personas que amas y de los vínculos profundos que le dan sentido a tu vida. Yo vine aquí y puedo decir que mi primer semestre no fue tan duro como lo fue mi segundo semestre, mi primera navidad sin ver a mi familia y hacerte la idea que no vas a volver ahorita», relata Centeno.
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La joven formó parte de las Facultades Organizadas de la UNAN-Managua, la cual surgió en el contexto de la toma del recinto, y que posterior en septiembre de 2018, se convirtió en Movimiento Estudiantil, de la cual ella se considera cofundadora.
En agosto de ese año se integró a la Coordinadora Universitaria por la Justicia y la Democracia (CUJD) de la cual en octubre se convierte en la nueva vocera ante el pleno de la Alianza Cívica, cuando todos esperaban una reinstauración del diálogo nacional que no ocurriría, sino hasta en febrero de 2019.
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Por ello, el 27 de septiembre un grupo de estudiantes, entre ellos Centeno, fueron expulsados mediante la resolución de Sección Extraordinario del Consejo Universitario de la UNAN-Managua, por lo cual no podían ni siquiera acercarse a las instalaciones del recito, de lo contrario, serían recibidos por las autoridades públicas correspondientes, en forma de amenaza.
En octubre, las autoridades comunicaron que daban 24 horas para que todo aquel estudiante expulsado pudiera recoger sus notas. Centeno relata que al llegar a la universidad no la dejaron entrar, y que la hoja de notas eran entregadas en el portón y en una mesa junto a maestro e integrantes de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN).
«En la UNAN-Managua siempre fui una estudiante destacada, y gané muchos concursos, ya que siempre estuve muy involucrada en la investigación, y me gusta escribir», recuerda la joven.
En 2020 viaja a España para continuar sus estudios
Luego de casi dos años sin estudiar, Centeno decidió viajar a España para continuar sus estudios tras ser aceptada su solicitud de beca a través de la Universidad Loyola y la cooperación de fundaciones norteamericanas. Debido a la inseguridad en el país, decidió salir a mediados de enero de 2020 hacia Costa Rica por un punto ciego. Luego abordó un vuelo que la llevaría a Madrid donde la esperaban familiares de una amiga.
Al salir de Nicaragua «mis padres estaban profundamente tristes porque sabían que no me volverían a ver tan pronto. En medio de la adversidad ésta era una oportunidad valiosa y yo creo que mis padres lo entendieron», manifiesta la joven.
Luego de un par de días de estar en Madrid, Centeno viajó a Córdoba donde la recibió la representante del departamento internacional de la Universidad Loyola, institución de estudios superior que ha brindado la solidaridad necesaria para que la joven pueda continuar con sus estudios.
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«Ella me recogió en la estación de tren, me llevó a un apartamento casa que tiene la universidad para investigación, y esa fue mi primera vivienda. Luego habité en otro piso, ahí viví con estudiantes españoles», agregó.
Actualmente, Centeno tiene una beca administrativa y económica, lo que supone que no paga por matrícula ni otros gastos administrativos, paralelo a eso, trabaja impartiendo clases de español a personas que hablan inglés, y realiza prácticas profesionales (internship) en la oficina de relaciones internacionales de esta universidad. Además, próximamente podría trabajar como jornalera recolectando naranjas.
«Dependí un montón de la solidaridad. En Loyola tengo clases todas las tardes, y hago prácticas por la mañana. Cada verano yo busco internship; mi verano pasado fue en Fundación para el Desarrollo y la Cooperación (ETEA), la fundación de mi universidad», expresa centeno.
Premio a su competencia y compromiso académico
«Alpha Sigma Nu» es la sociedad de honores de las universidades jesuitas creada en Estados Unidos, la cual nomina al 15% de los mejores estudiantes de cada promoción para formar parte de la única Sociedad de educación superior a nivel mundial, y en la cual se tiene acceso a una red de más de 90 mil contactos en todo el mundo, tanto a nivel profesional como personal.
En el 2018 me expulsaron de la UNAN. Tres años después tengo la dicha de estar en una Universidad que premia la competencia, pero también el compromiso. Recibir está medalla y unirme a la familia de honor @Alpha_Sigma_Nu, me motiva a seguir haciendo las cosas bien. pic.twitter.com/E6oPVXuWSn
— Ma Alejandra Centeno (@Ale_Centeno14) October 25, 2021
Ahora, Centeno integra esta sociedad que ha premiado – con la entrega de una medalla – su competencia académica bajo la vocación de servicio a los demás y compromiso con los valores éticos y sociales que promueve la comunidad jesuita.
«En principio estoy súper contenta, siento un profundo agradecimiento, me siento afortunada y me siento privilegiada porque sé que no todos los estudiantes expulsados en Nicaragua han tenido la oportunidad de volver a sus estudios», celebra Centeno.
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Para la joven, este premio no solo representa satisfacción sino esfuerzo y perseverancia que se vieron reflejados mediante la adaptación y la integración hacia otro sistema de educación, más avanzado y con métodos diferentes de calificación.
«Esto no hubiera sido posible si no existiera una universidad que te acoja, que entienda tu caso, que te de un acompañamiento y que entiende las dificultades que tiene un alumno, porque nosotros no somos alumnos de intercambio, nosotros vinimos de vivir una experiencia violenta que para muchos supone un trauma», concluye la joven.
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