La República Popular de China correría dos grandes riesgos al sostener estrechas relaciones con la dictadura nicaragüense de Daniel Ortega y Rosario Murillo, afirma el analista estadounidense James Bosworth, fundador de Hxagon, una firma que estudia riesgos políticos en mercados emergentes y fronterizos.
La observación de Bosworth, publicada en World Politics Review (WPR), se produce a raíz de que Ortega le quitó al chino Wang Jing la concesión del fallido proyecto canalero que le había otorgado en 2013.
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A pesar de que el autoritarismo de Ortega lo ha aislado diplomáticamente, Bosworth dice que el dictador nicaragüense le ha ofrecido a China la oportunidad de asegurar un punto de tracción en Centroamérica que es menos llamativo que un canal nuevo, pero probablemente más sostenible.
Sin embargo, afirma el analista norteamericano, «existen riesgos para China al abrazar a Ortega».
Protege a un régimen «abusivo»
Primero, China está protegiendo a «uno de los regímenes más abusivos del hemisferio». A diferencia de Cuba, que también es una dictadura pero tiene vínculos relativamente fuertes con otros países latinoamericanos, Ortega ha sido condenado por la mayoría de los países latinoamericanos debido a que reprimió con armas de guerra y paramilitares las protestas cívicas de 2018, causando más de 300 muertes, y ha mantenido desde entonces una férrea represión contra la población nicaragüense.
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«Ortega ha perdido amigos e influencia en la región durante los últimos seis años, y China podría dañar su propia reputación ante otros países centroamericanos al vincularse a él», indica el escrito de Bosworth.
Del lado «equivocado»
Como segundo riesgo, añade Bosworth, China podría «terminar en el lado equivocado del polarizado panorama político de Nicaragua si alguna vez se produce un cambio político».
El analista recordó que Ortega reconoció a China cuando gobernó por primera vez Nicaragua en los años ochenta del siglo pasado. Pero, cuando perdió el poder en 1990, su sucesora, la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, desconoció a China y reconoció a Taiwán.
Incluso, cuando Ortega regresó al poder, en 2007, pasaron 14 años para que Nicaragua volviera a reconocer a China y desconociera a Taiwán.
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En un futuro sin Ortega, dice Bosworth, «si el pueblo nicaragüense y los opositores políticos de Ortega culpan a China de ayudar al régimen a mantener el poder y obtener riqueza, eso podría darle a Taiwán una oportunidad cuando Ortega deje el cargo. China ha gestionado hábilmente otras transiciones políticas en América Latina, pero ésta sería diferente», explica.
Bosworth finaliza diciendo que China nunca tendrá acceso a un nuevo canal en Nicaragua, pero ha obtenido un puesto de avanzada con clara influencia en Centroamérica.
«La pregunta es si Beijing (capital de China) podrá conservarlo y si vale la pena los costos y riesgos potenciales. China es conocida por jugar a largo plazo, pero la salud y la influencia de Ortega no durarán para siempre», sentencia el analista norteamericano.
Ortega se presta al juego
El analista costarricense Carlos Murillo manifestó, sobre las relaciones China-Nicaragua, que la conducta de los chinos es «particular» respecto a Nicaragua, no por Nicaragua, sino porque entiende que, en Centroamérica y en el Caribe, Nicaragua «es un grupo focal para presionar a los Estados Unidos» debido a las diferencias que hay entre el régimen de Ortega y el gobierno estadounidense.
Según Murillo, todo es parte del juego entre China y Estados Unidos para ejercer más influencia en la región centroamericana, donde China está ocupando más espacio y también Rusia, para ejercer presión a los norteamericanos ante eventuales negociaciones.
«Es sabido que Ortega no hace ninguna acción si no le va a generar algún tipo de beneficio a la corporación Ortega Murillo. Ortega se presta al juego a cambio de beneficios», manifestó Murillo.
Las relaciones China-Nicaragua
En la primera parte de su análisis, Bosworth indicó que fue raro ver cómo China permitió que en 2013, a pesar de no tener relaciones diplomáticas con Nicaragua en ese entonces, que un empresario chino recibiera la concesión canalera.
«China no suele ofrecer grandes inversiones en infraestructura a países que no la reconocen por encima de Taiwán. pero pareció hacer una excepción en el caso de Nicaragua al crear una empresa fantasma en HKND y hacer que un empresario privado dirigiera el trato», plasmó Bosworth.
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El chino Wang Jing quebró y se rompió el sueño canalero, si alguna vez fue real, pero la influencia de China en Nicaragua ha crecido en los últimos años.
«En otros países centroamericanos que han cambiado su lealtad de Taiwán a China, incluidos Costa Rica y Panamá, Beijing no ha cumplido la cantidad prometida de inversión en infraestructura. En Nicaragua, la inversión china desde que Ortega lo hizo en 2021 ha tenido un impacto enorme, porque el país ha quedado muy aislado económica y políticamente desde que Ortega reprimió violentamente a sus oponentes políticos en 2018″, indicó Bosworth.