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Lidia Potosme, la caraceña que corta café en silla de ruedas

La diabetes y una infección que contrajo en un hospital la dejó sin un pie. Tiene un hijo con el mismo diagnóstico y otro con hidrocefalia. Su mamá, de 96 años, los cuida y la espera con dinero para la comida.

Lidia Potosme es una campesina originaria de la comarca “La Breña No. 2” de la ciudad de Jinotepe. Desde su niñez, ha estado rodeada por la pobreza y la necesidad de trabajar para ganarse el pan, tanto así que no recuerda un día de su infancia que no sea cerca de su mamá Juana Potosme en las fincas cortando café o cocinando para mozos de hacienda.
Con tristeza, ahora cuenta que no puede pasar al altar de su iglesia a leer la biblia, como lo hacen los demás miembros, porque no sabe leer, nunca pudo asistir a una aula de clase.

Hace tres años, la vida de esta humilde mujer cambió por completo, luego de que los médicos del hospital Santiago de Jinotepe, decidieron amputarle su pie derecho al contagiarse de una bacteria en ese mismo centro hospitalario, cuando permanecía al cuido de la recuperación de unos de sus hijos.

“Yo padezco de diabetes e hipertensión. En los días que permanecí cuidando a mi hijo andaba una llaga en mi pie derecho, y cuando regresé a la casa me percaté que estaba muy infestado. Fui a pasar consulta y los médicos me dijeron que me había contagiado con una bacteria, y la única manera de frenar la infección, era amputar mi pie. En ese momento, sentí que el mundo se me venía encima, porque sabía que mi vida nunca iba ser igual”, cuenta Potosme.

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Otro golpe: sola y con hijos enfermos

Luego de perder su pierna derecha, la vida le trajo otro duro golpe. A los pocos días de estar en el proceso de recuperación, su pareja decidió irse de su casa y dejarla con la carga de sus cinco hijos. Uno de ellos es David Elías de 27 años que sufre de hidrocefalia y permanece igual que ella postrado en una silla de ruedas y Marlon Antonio de 23, quien también padece de diabetes y discapacidad en su pie derecho, luego que le amputaron tres dedos.

“En ese momento me arme de valor y decidí tragarme ese trago amargo que uno no espera del destino, decidí vender tortillas y tamales, para ganarme el sustento de mis hijos, porque hoy más que nunca necesitan de mi apoyo para seguir en esta vida”, relata la mujer de piel morena sentada en su silla con ruedas, la que que ocupa para movilizarse en su sencilla casa de piso de tierra y con zinc en mal estado que filtra el agua en época de invierno.

Cuando gozaba de buena salud y tenía las suficientes fuerzas físicas se dedicaba a la compra de aguacates, plátanos, naranjas y mandarinas, para luego venderlas en el mercado de Jinotepe, pero al perder su pierna derecha, ya no puede realizar más ese trabajo, que le generaba un poco más de ingreso en su hogar.

Corta café en silla de ruedas

A pesar de su discapacidad, doña Lidia Potosme se levanta todos los días a la 5:00 de la mañana, para ir en su silla de ruedas a los cortes de café de las plantaciones de las fincas que se ubican en su comunidad. Con la jornada, busca obtener ingresos para la comida en casa.

Una de sus hijas, le ayuda a empujar la silla de ruedas, mientras ella avanza en los surcos de café y a la vez corta el grano de oro que ella no puede alcanzar. Esta actividad la realiza desde inicios de octubre hasta finales de diciembre, periodo del mayor auge del ciclo productivo.

“Ando cortando café ante las necesidades del hogar. Ahorita una lata cortada que equivale a 14 kilos de café cereza maduro, lo pagan a 25 córdobas, hay días que ganó más de doscientos córdobas. Con este dinero me ayudo a pagar los servicios básicos. El año pasado me espiné en el pie que me queda, y se me infestó la herida. Los médicos me amputaron dos dedos, pero yo sigo en la lucha, mientras tenga vida”, cuenta esta mujer combativa.

Mientras ella se dedica a los cortes de café, sus hijos quedan al cuido de su madre Juana Potosme de 96 años, quien también depende de los ingresos que logra obtener su hija. A pesar de sus pocas fuerzas físicas, la anciana ayuda a subir a la silla de ruedas a su nieto que padece de hidrocefalia y prepara sus alimentos.

“Mi hija es una mujer luchadora, de joven siempre le gustó el trabajo, hoy en día a pesar de su discapacidad siempre busca el sustento de sus hijos, me siento muy orgullosa, porque también ella me sigue cuidando a pesar de la difícil situación que vive”, mencionó Juana Potosme.

Sueña con una pulpería

En una pequeña mesa de la sala de su casa, doña Lidia mantiene unas bolsas de maíz, frijoles, pan y otras “chiverías” que vende a los vecinos de su comunidad. La mujer sueña con agrandar ese negocio, para obtener ingresos que le permitan mejores condiciones a su familia, pero reconoce que no cuenta con el dinero suficiente para invertir y cumplir el sueño de tener “una ventecita”.

Desde hace más de dos meses, dejó de vender bebidas gaseosas, hielo, y helados, porque las puertas de su refrigerador se desprendieron por el óxido que tomaron. Al inicio las sujetaba con un mecate, pero de pronto su equipo ya no congelaba.

“Espero que una alma caritativa me regale este electrodoméstico, porque mis clientes demandan mucho las bebidas gaseosas y el hielo, yo tengo la fe y esperanza que este año, Dios me cumplirá este sueño”, relata esta mujer de 55 años.
Si usted desea apoyarla, puede visitarla en su comunidad “La Breña No. 2” que se ubica en la carretera San Marcos, Jinotepe, frente al parque industrial de Zona Franca Amerricuas o bien llamarla al celular +505 8983-9290.

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La diabetes “ataca” en Carazo

Sobre la enfermedad que padece doña Lidia, el Mapa Nacional de la Salud de Nicaragua la ubica como la segunda enfermedad crónica que azota a este departamento. Señala que desde el año pasado, en ese departamento, la hipertensión arterial se ubica como la principal enfermedad crónica que afecta a la población caraceña, con 9 mil 668 casos, seguida de la diabetes mellitus con 5 mil 614 y en tercera posición, se encuentra la enfermedad reumática con 3 mil 867 casos.

El médico diabetólogo Alfonso Velázquez, resalta que dentro de las principales causas de la diabetes se encuentra el sobrepeso, obesidad e inactividad física, así como una mala alimentación cargada en carbohidratos y azúcar, que debe ser cambiada por una dieta saludable con verduras, vegetales y frutas.

“También se debe a genes de antecedentes familiares. A los pocos años, la diabetes afecta con problemas de pie diabético con la presencia de laceraciones, que resulta cuando existen inadecuados niveles de azúcar en la sangre y si no se trata a tiempo, vienen las amputaciones de miembros inferiores”, advirtió el especialista.

Las estadísticas del Ministerio de Salud, también reflejan que en el año 2022 la diabetes mellitus, fue la tercera causa de muerte en el departamento de Carazo con la defunción de 100 personas. La primera causa de muerte siguen siendo los infartos agudos del miocardio con 275 muertes, seguido de los tumores malignos con 133 muertes.

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