En medio de presión nacional y denuncias de organizaciones de derechos humanos, finalmente la Policía nicaragüense detuvo a tres personas y ordenó la captura de otras once por la masacre ocurrida en unas comunidades indígenas el 23 de agosto.
Las autoridades señalan que la masacre dejó nueve muertos (cifras de comunitarios dicen que once) supuestamente fue motivada por «la explotación de oro», una versión totalmente diferente a la denunciada por los habitantes de la zona que han reportado constantemente la presencia de colonos.
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Los prófugos de la justicia son los hermanos Corino Bruno Simeón; Andrés Bruno Simeón; Daniel Bruno Simeón; Rodrigo Arcangel; Roberto Arcangel; Junior Smith.
De igual forma se busca a Marvin Lacayo Brettan; Limbor Miguel Avelino; Taseano Martínez Simeón; Ubaldo Miguel Barcio y Dionisio Zacarías.
Confirman abuso a dos mujeres
De igual forma la Policía confirmó el abuso sexual de una mujer de 41 años y una adolescente cuando se llevó a cabo la masacre.
“Los asesinatos de las 9 personas fueron motivados por rencillas de los delincuentes, quienes pretendían apropiarse por la fuerza del punto de güiricería donde laboraban las personas asesinadas” dijo el jefe policial, Victoriano Ruiz Urbina, según medios oficialistas.
Los detenidos son: Arguello Celso Lino e Ignacio Celso Lino, ambos autores intelectuales y materiales de los crímenes y hermanos de una de las perjudicada de abuso sexual identificada con iniciales B.C.L.
Según la Policía, a los hombres se les ocupó 3 fusiles calibre .22, 3 Escopetas calibre 12, 2 pistolas 9 mm, 1 fusil M16, 1 fusil AK.
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