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Al menos 27 nicas secuestrados en 30 días

Otro patrón dramático; unas cinco familias completas raptadas en noviembre. Carteles pidieron entre 5 mil y 10 mil dólares por persona retenida

Interior de un furgón cargado de migrantes que viajan hacia Estados Unidos. Imagen referencial/NI

Noviembre no fue el mejor mes para intentar cruzar a Estados Unidos. Unos 27 nicaragüenses sufrieron secuestro, al menos cinco familias enteras entre ellos y sus familiares en el país en vez de recibir remesas tal y como lo esperaban al despedirlos, se vieron obligados a buscar dinero para salvar sus vidas. 

“Esos son los casos que conocemos, ¿Y los que no denunciaron?”. La pregunta la hace Gonzalo Carrión del colectivo defensor de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. Para el activista, “aquello es una verdadera tragedia de la que muy poco se sabe en realidad”.

Gonzalo Carrión del colectivo defensor de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. Cortesía

A finales del mes pasado, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, CNDH, con sede en México dio a conocer en un informe que, en la última década, unos 70 mil migrantes fueron traficados o secuestrados en México. Y desde el 2018, el Instituto Nacional de Migración, INM, también de ese país, estableció que cuatro de cada 10 migrantes atendidos por ellos fueron víctimas de secuestro. La cifra es bastante alta, lo que ha elevado a industria del crimen, los secuestros de emigrantes que buscan llegar a Estados Unidos cruzando la frontera que tiene con México. 

La mayoría de los secuestrados, según la CNDH, provienen de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y en algunos casos de Cuba. Las organizaciones señalan que los emigrantes pagaron entre 4 mil y 5 mil 500 dólares a un coyote para que este los ayudara a hacer la travesía. Varias víctimas acusan a los mismos trasegadores de personas de ser quienes facilitan los secuestros que son ejecutados por integrantes de maras y organizaciones criminales como Los Zetas, uno de los más temidos por sus acciones con resultados sangrientos. 

Cartel mexicano secuestra a nicas que huían de persecución política

La angustia del secuestrado 

La última vez que Verónica Herrera habló tranquilamente con su hermano Bismarck Contreras Herrera fue el 11 de diciembre. Eran las 4:00 de la tarde y en esa comunicación quedaron en que se hablarían días después, preferiblemente cuando él, junto a su amigo Herling Francisco Torrez, estuvieran a punto de cruzar la frontera o de ser posible, ya del otro lado. Pero nada de eso pasó, aunque sí, hubo la llamada. 

Verónica Herrera, hermana de Bismarck Herrera.

Del otro lado de la línea, a Bismarck le temblaba la voz. Verónica oyó a su hermano “quebrantado”, dice. “Me llama y me dice que el Grupo “Los Z” los tiene a él y Herling y que, si no pagamos 5 mil dólares por cada uno, los matarían”, relata Verónica. Agregó que el amigo de su hermano, fue obligado por los secuestradores a hablar con su familia. Le obligaron a decir que también debían reunir 5 mil dólares para pagar por su liberación. O sea que los delincuentes fijaron el precio de sus vidas en 10 mil dólares. 

Oscar y David son dos hermanos originarios de Granada que pasaron 20 días viajando de un punto a otro y encerrados hasta tres días en pequeñas bodegas donde respiraban junto a 100 y hasta 120 emigrantes más. Comían hasta un solo tiempo y dormían a ratos sentados a ratos de pie. Una pesadilla dice, que solo habían visto sufrir en películas. “Aquella es una realidad horrible”, dice Oscar. 

Ninguno parece exagerar cuando relatan los horrores que han vivido centroamericanos y nicaragüenses y los comparan a libretos hollywoodenses. Verónica dice que su hermano creyó que el día que lo secuestraron, sería el último de su vida. Contó que ellos iban a bordo de un bus y una camioneta modelo Tacoma en la que viajaban varios hombres, los seguía. “Más adelante, otras cuatro camionetas esperaban. Hicieron parada y los bajaron a todos. A ellos dos los subieron a uno de los vehículos y se los llevaron. Solo hasta el día siguiente, les permitieron hablar”, dijo Verónica claramente conmocionada con lo que su familia ha vivido desde entonces.    

Relató la mujer que su hermano había vivido días difíciles antes, que de seguro empeoraron con el rapto. “Avisamos a gente en Nicaragua y otra gente amiga en Costa Rica, comenzó la lucha por reunir el dinero. Es difícil esto porque uno no lo tiene, ni los bienes para poder decir tengo este solar voy a ponerlo para que me presten dinero sobre esto, uno no tiene nada”, se lamentó Herrera. 

¿Cómo afectará la medida de EEUU a los nicaragüenses que buscan huir de la crisis?

Bismarck dejó el país con 500 dólares en la bolsa. No solo buscaba un mejor porvenir para su familia, huía también de la feroz persecución que la dictadura de Daniel Ortega desató contra quienes se unieron al levantamiento cívico que en abril de 2018 alcanzó su máxima expresión. “Son muchachos muy valientes”, dice su hermana, quien mientras habla pareciera estar rodeada por un mal pensamiento. “Me aterra la idea que mi hermano no esté bien, que lo estén lastimando, no quiero que nada malo le pase”, agrega. 

Exigen fortunas a gente pobre

“La gente está huyendo de un país que no ofrece empleos, un gobierno que no busca soluciones a los problemas y encarcela a su gente”, dice al respecto el analista Oscar René Vargas. Vargas cree lo mismo que otros especialistas; que la cantidad de nicas que están saliendo del país en los últimos meses llega a números abrumadores desde el año 2018. Carrión, por ejemplo, dice que se cuentan por miles. 

“Hablamos de 150 mil a más, hay organizaciones que hablan de 200 mil hasta el mes pasado. Es una barbaridad”, critica Carrión. Tiziano Breda, analista para Centroamérica de Crisis Group, dijo para Infobae que unos 60 mil nicaragüenses fueron detenidos por las patrullas fronterizas de Estados Unidos y que eso es “un indicador significativo”. En el reporte publicado a mediados de noviembre pasado, se indica que solo en julio reciente, 13, 338 nicaragüenses fueron arrestados por intentar el cruce ilegal, una cantidad 52 veces mayor que los detenidos por esa misma razón en el año 2020. 

Durante el mes de noviembre, los reportes periodísticos que daban razón de nicaragüenses secuestrados y sus familias suplicando por ayuda para reunir el dinero del rescate, fue más frecuente que en otros meses, aunque desde junio se vienen conociendo casos.  El mes despuntó con la historia de siete nicas entre ellas dos mujeres y la hija de una de ellas, que estaban en manos de cárteles mexicanos. La madre de la joven matagalpina Gerlenis Jiménez contó que su hija y su nieta salieron del país en busca de una mejor vida. Por cada uno, los secuestradores pidieron 10 mil dólares. 12 días después lograron su libertad. 

Dos días después, el 03 noviembre, se conoció que un matrimonio originario de Tipitapa y su hija también cayeron en manos de los carteles. Junto al matrimonio compuesto por Javier González, su esposa Dayanara Ortiz y su hija, también fue secuestrado Magdiel Ortiz, hermano de Dayanara. Por la familia, el cartel pidió 20 mil dólares. 

Familias enteras, todo un drama

Una segunda familia que fue víctima de esta práctica delictiva fue la de la expresa política Ana Gabriela Nicaragua. A mediados de noviembre, se conoció que ella, su esposo y su hijo estaban retenidos por un peligroso grupo en México que pedía 5 mil dólares por cada uno para su liberación. Cinco días después, Nicaragua y su familia fue liberada, tras una negociación con sus raptores. 

Por esos mismos días, una tía y su sobrino también fueron secuestrados cuando ambos intentaban cruzar a Estados Unidos de forma irregular. Por Flor de María Pravia Ruiz y Lester Daniel Mejía Pravia ambos originarios de Matagalpa, sus secuestradores exigieron 13 mil dólares para liberarlos.

Denis Antonio Miranda, de 29 años, su esposa Esperanza Traña y sus dos hijas menores de cinco años, nunca pensaron que el viaje a Estados Unidos sería más tormentoso de lo que según ellos se habían preparado. La familia, originaria del barrio San Sebastián, en Managua, esperaban que los suyos, hicieran de “tripas corazón” para reunir 24 mil dólares y que fueran liberados. 

“Lo primero a decir es que estas familias se fueron para mejorar su economía y quizás se endeudaron, no solo las deudas esperarán más tiempo, sino que, además, se generan más, porque es difícil pensar que tengan a mano 5 mil dólares…se les complica más”, comenta un economista consultado para este tema.     

Roberto Ordoñez es psicólogo clínico. Dice que el drama que sufren las familias con un secuestro de este tipo es doble, porque afecta a quienes lo padecen directamente, igual que al resto de familiares que deben correr para conseguir el dinero para el rescate. “Hay angustia, se sufre de ansiedad, hay estrés, porque la vida de un ser querido está en peligro, pero además el secuestrado también sufre por la amenaza de padecer”, explica. 

Ordoñez llama la atención en el hecho de que hay secuestros en los que se cuentan a niños y niñas como víctimas. “Se vive un trauma, y claro habrá secuelas de ese trauma, aunque en algunos casos la liberación ha sido rápida son horas difíciles que marcan la vida de esos niños, es lo que llamamos trauma”, asegura el especialista.

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