Misión cumplida. La nave espacial enviada por la NASA para desviar la trayectoria de un asteroide impactó este lunes su objetivo, como parte de una novedosa prueba de «defensa planetaria» que debería permitir proteger mejor a la humanidad de una eventual colisión devastadora con un objeto cósmico.
La nave, más pequeña que un automóvil, se estrelló a más de 20.000 kilómetros por hora contra su objetivo, al que alcanzó a la hora prevista, las 23H14 GMT.
Y los equipos de la NASA, reunidos en el centro de control de la misión en Maryland, estallaron de felicidad ante las imágenes espectaculares del asteroide Dimorphos acercándose hasta poco antes del impacto.
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En la transmisión en vivo se podrá distinguir claramente las rocas en la superficie gris del asteroide situado a unos 11 millones de kilómetros de la Tierra.
«Nos embarcamos en una nueva era, en la que tenemos máxima capacidad de protegernos de un impacto de asteroide peligroso», declaró Lori Glaze, directora de ciencias planetarias de la NASA.
Dimorphos mide unos 160 metros de diámetro y no representa ningún peligro para nuestro planeta. Es en realidad el satélite de otro asteroide más grande, Didymos, alrededor del cual giraba en órbita en 11 horas y 55 minutos. La NASA buscó reducir su órbita en unos 10 minutos para acercarlo a Didymos.
Serán necesarios varios días o quizás semanas para que los científicos puedan confirmar que la trayectoria del asteroide realmente cambió, y lo harán gracias a telescopios en la Tierra que observarán el cambio de brillo cuando el pequeño asteroide pase delante o detrás del grande.
Aunque el objetivo sigue siendo modesto en comparación con las películas de ciencia ficción como «Armageddon», esta misión de «defensa planetaria» bautizada como Dart (dardo) permite a la NASA entrenarse en caso de que un gran asteroide amenace un día con impactar laTierra.
Cámara integrada
La nave viajó durante diez meses desde su despegue en California.
Para alcanzar un objetivo tan pequeño, se dirigió de forma autónoma durante las últimas cuatro horas del viaje, como un misil autoguiado.
Tres minutos después del impacto, un satélite del tamaño de una caja de zapatos, llamado LICIACube y lanzado por DART hace unos días, debería pasar unos 55 km del asteroide para capturar imágenes de la colisión, que serán enviadas a la Tierra en las próximas semanas y meses.
El evento también debió ser observado por los telescopios espaciales Hubble y James Webb, que no pudo detectar una brillante nube de polvo.
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Todo esto servirá también para comprender mejor la composición de Dimorphos, representativa de una población de asteroides bastante comunes, y por tanto medir el efecto que esta técnica, denominado impacto cinético, puede tener sobre ellos.
Desconocidos
Los asteroides han sorprendido a los científicos en el pasado.
En 2020, la sonda estadounidense Osiris-Rex se hundió mucho más de lo esperado en la superficie del asteroide Bennu.
Actualmente se desconoce la porosidad de Dimorphos. «Si el asteroide responde al impacto de DART de una manera totalmente imprevista, en realidad podría llevarnos a reconsiderar hasta qué punto el impacto cinético es una técnica generalizable», dijo Statler.
Ninguno de los asteroides conocidos amenaza a la Tierra durante los próximos 100 años.
En sus mediaciones se han catalogado cerca de 30.000 asteroides de todos los tamaños, a los que les llama objetos cercanos a la Tierra, es decir que su órbita cruza la órbita terrestre.
Los de un kilómetro o más han sido avistados casi todos, según los científicos. Pero estiman que solo conocen alrededor del 40% de los asteroides que miden 140 metros o más, capaces de devastar una región entera.
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«Nuestro trabajo más importante es encontrar» a los que faltan, dijo Lindley Johnson, agente de defensa planetaria de la NASA.
Cuanto antes se detecten, más tiempo tendrán los expertos para determinar la mejor manera de defenderse de ellos.
Pero la misión DART es un primer paso crucial, Johnson: «Es un momento muy emocionante (…) para la historia espacial, e incluso para la historia de la humanidad».
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