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General Avilés, una gestión salpicada de escándalos, masacres y extraños asesinatos

El general Avilés se convirtió en Jefe del Ejército en el 2010. En el 2025, si acaso pasa a retiro, habría estado 15 años al frente de la institución.

Foto: Presidencia de Nicaragua.

El 24 de julio del 2019 el jefe del Ejército de Nicaragua, general Julio César Avilés, en un encuentro con medios de comunicación aseguro visiblemente enojado que durante las protestas antigubernamentales del 2018 familiares de miembros de la institución habían sido, supuestamente,“agredidos” por los opositores, y advirtió que si estos militares hubieran querido actuar, en pocos segundos habrían desatado una lluvia de balas contra los agresores.

«Imagínense ustedes un capitán que manda a 100 hombres, 100 hombres son 100 fusiles, 100 fusiles son 3 mil tiros, que ese capitán que talvez agredieron su familia tome una decisión, porque también es ser humano y tiene sentimientos, sale con sus 100 hombres, esos 3 mil tiros se van en menos de 5 segundos”, manifestó Avilés.

El jefe militar es un hombre regordete, de cabello castaño y tez exageradamente rosada. Sus amigos le llaman “Chele Avilés”, pero sus detractores no le ponen epítetos precisamente cariñosos. Estos le llaman “Chele bisne” (por los negocios en los que presuntamente está involucrado) o bien lo muestran en caricaturas con las manos manchadas de sangre.

Las fuertes palabras de Avilés ese 24 de julio del 2019 hicieron recordar que estábamos ante un hombre que desde muy joven estuvo dispuesto a volar balas por razones políticas y que los cuarteles, los soldados, las armas y la muerte han sido parte de su vida por más de 40 años desde que el 19 de julio de 1979 los sandinistas sacaron del poder al general Anastasio Somoza Debayle e instauraron una dictadura aún más cerrada y cruel que la que habían derrocado.

General Avilés hace “barrida” en el Ejército de Nicaragua

Tiene 65 años y es oriundo de Jinotepe, Carazo, donde nació un 11 de agosto de 1956. Durante la dictadura somocista, su padre, también de nombre Julio César Avilés, fue un abogado de ideología conservadora y reconocido por ser “zancudo”, es decir, de los que pactaban con la dictadura.

Pero el futuro jefe del Ejército no, más bien era un joven idealista y decididamente antisomocista que no dudaba en recurrir a la violencia contra los miembros de la Guardia Nacional.

Estudió derecho en la UNAN-León y, aunque hoy ve con enemistad a los medios de comunicación independientes, hasta llegó a matricularse en la carrera de periodismo en la UNAN-Managua. Pero su desprecio hacia los Somoza era más grande que estudiar y lo impulsó a incorporarse a la guerrilla del Frente Sandinista en 1976.

Según un reportaje de Magazine de abril del 2020, Avilés no quería lanzarse al clandestinaje, sin embargo, andaba armado y junto a “El Cabo Sánchez” ya se había agarrado a balazos en dos ocasiones con la Guardia de la oficina de Telecomunicaciones de Jinotepe.

En la guerrilla no alcanzó gran renombre que se diga como Edén Pastora, Dora María Téllez, Hugo Torrez, Tirado López, Mónica Baltodano, Joaquín Cuadra y otros rebeldes curtidos en los enfrentamientos armados contra la Guardia. Pero eso sí, cuando en julio de 1979 los principales jefes del FSLN celebraban la caída de los Somoza, él aún se encontraba en el norte de Nicaragua combatiendo a los últimos reductos de la Guardia Nacional.

De Teniente Primero a General

Luego del triunfo, se fundó el Ejército Popular Sandinista y Avilés se incorporó a este. Le dieron un rango bastante bajo en la institución, el de Teniente Primero, lo que da una idea del lugar que ocupaba en el escalafón de la nueva dirigencia.

Pero pronto empezó a ascender. En 1981 lo ascendieron a Capitán, en 1985 a Mayor y en 1988 a Teniente Coronel. Ese era el rango que tenía cuando en febrero de 1990 Violeta Barrios ganó las elecciones y derrotó a la dictadura sandinista.

En los primeros años de la década de los ochenta estuvo destacado en el departamento de Estelí, pero en 1985 lo enviaron a estudiar a Cuba, según el reportaje de Magazine.

Cuando uno revisa su curriculum militar realmente sorprende cómo fue ascendiendo y ocupando diferentes cargos hasta llega a comandar a todo el Ejército, cargo en el que se mantendrá hasta el 2025, si es que el dictador Daniel Ortega decide mandarlo a retiro.

Es licenciado en Administración de empresas, pero también ha recibido cursos como el de Altos mandos militares, en Nicaragua; Diplomado de Estado Mayor (Diplomado en Defensa), en Francia; y Mando y Estado Mayor de Tropas Generales, en Cuba.

En los años noventa solo tuvo un ascenso, al de Coronel en 1997. Pero a la siguiente década le fue mejor. Durante el gobierno del presidente Enrique Bolaños fue ascendido a general de brigada en el 2002, y a Mayor General en el 2005. En el 2010, ya con Ortega en el poder, fue ascendido a jefe del Ejército.

Su vida en los cuarteles se evidencia en su larga lista de puestos ocupados: Segundo Jefe de Logística, jefe de la Dirección de Tanques y Transportes, jefe del Estado Mayor de la Primera Región Militar, jefe del Estado Mayor de la Tercera Región Militar, jefe de la Tercera Región Militar, jefe del Cuarto Comando Militar Regional, jefe del Sexto Comando Militar Regional, jefe de la Dirección de Inteligencia y Contra Inteligencia Militar, jefe de Estado Mayor General, y por supuesto, el de comandante en Jefe del Ejército de Nicaragua.

La reforma a la Ley Militar para entronizarse en el cargo

Su lealtad a Daniel Ortega es algo probado y en el tablero del líder sandinista siempre ha sido una pieza importante. Fue por esa lealtad que en el 2013 se reformó la Ley Militar para permitir que el jefe del Ejército pudiera ser reelegido, bloqueando así los ascensos de otros jefes militares que poco a poco han ido pasando a retiro.

Despejado el camino a la reelección, Ortega lo juramentó por segunda ocasión el 21 de febrero del 2015 y una vez más el 21 de febrero del 2020. Es decir, cuando Julio César Avilés termine su tercer período habrá sido jefe del Ejército 15 años, algo solo comparado a Humberto Ortega, que fue jefe del Ejército Popular Sandinista de 1979 a 1994 y jefe del Ejército de Nicaragua de 1994 a 1995.

Los demás jefes que ha tenido la institución solo lo han sido por cinco años: Joaquín Cuadra, de 1995 al 2000; Javier Carrión, del 2000 al 2005; y Omar Halleslevens, del 2005 al 2010.

Gestión salpicada de escándalos

La gestión de Julio César Avilés ha estado plagada de escándalos y polémicas, no solo por sus reelecciones, sino también por las denuncias de violaciones a los derechos humanos y por otras estrictamente militares.

En noviembre del 2010 el régimen Ortega desplegó tropas en un sector de Isla Portillos, un territorio fronterizo bajo soberanía de Costa Rica. Los militares nicaragüenses se mantuvieron en el lugar durante años. En el 2015 la Corte Internacional de Justicia (CIJ) determinó que Isla Portillos era territorio costarricense y que Nicaragua había violado la soberanía de este país. En el 2018 la Corte también mandó a desmantelar un campamento militar nicaragüense en un banco de arena y ordenó que le fuera pagado a Costa Rica US$378.890, por los daños medioambientales causados por los soldados y por las labores de dragado que había hecho el polémico comandante sandinista Edén Pastora en algunos caños de la zona.

Rusia afirma que seguirá dando apoyo militar y tecnológico al Ejército de Nicaragua

Otro escándalo ocurrió en el 2016 cuando el Ejército adquirió 50 tanques de guerra rusos T-72B1. Medios de comunicación de Rusia dijeron que se trataba de una transacción de 80 millones de dólares. Ante las críticas, el general Avilés aseguró que los tanques eran resultado de la «cooperación». «Todo lo que miran es un proceso de gestión sin condiciones de ninguna naturaleza en la cooperación (…), nuestro país no cuenta con deuda alguna en la adquisición de los equipos y maquinarias», manifestó en agosto de ese año durante la inauguración de una exposición militar.

Nicaragua es el segundo país más pobre del hemisferio occidental y no está en guerra con ninguna otra nación y, según dijeron expertos en el 2016, ese tipo de equipos no fue útil ni siquiera en la guerra civil de los años ochenta.

Extraños asesinatos y masacres

Pero en la gestión del general Avilés estas cosas han sido las de menos. Masacres y extraños asesinatos han manchado el nombre del Ejército. En estos 12 años la institución ha ido «desarticulando» a punta de balazos supuestas bandas armadas y para ello se ha valido de polémicas tácticas militares.

Por ejemplo, el 20 de enero del 2015 en la comunidad El Portal, de Pantasma, Jinotega, una mochila bomba mató a dos campesinos rearmados conocidos solo como «Sereno» y «Nacho». Luego sujetos, señalados como miembros del Ejército, llegaron a la casa del campesino Modesto Duarte lo ataron a un árbol y empezaron a golpearlo e interrogarlo. Fue asesinado de dos disparos y heridas de cuchillo en piernas y costado. Además presentaba fracturas en una pierna y un brazo. Su asesinato se dio porque supuestamente era colaborador de grupos armados. Dos de sus hijos del campesino fueron arrestados. El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) determinó que se trató de una «acción militar».

Pero el mayor escándalo ocurrió en el 2017. El domingo 12 de noviembre a esos de las 5:00 de la mañana tropas del Ejército asesinaron a seis personas en la comarca Juan Pablo 22, en el municipio de La Cruz de Río Grande. Entre las víctimas estaban la adolescente Yojeisel Elizabeth, de 16 años, y el niño Francisco Pérez Valle, 12 años de edad. Las otras víctimas fueron el papá de los niños, Francisco Pérez, y tres personas más, incluyendo una joven de unos 20 años. De acuerdo a testigos, el Ejército enterró a los asesinados en una fosa, sin autopsia ni nada. Desde entonces no ha permitido la exhumación de los cuerpos. La mamá de los niños, Elia Valle, ha buscado justicia sin resultado alguno. Francisco Valle supuestamente era un alzado en armas.

Exministra Ana Isabel Morales desnuda espionaje del Ejército a opositores

Desde la represión de las protestas antigubernamentales del 2018 los opositores han acusado al Ejército de estar involucrado en la crisis a favor del FSLN. Las dudas que podían haber las despejó a inicios del 2019 la misma exministra de Gobernación, Ana Isabel Morales, que durante una reunión con militantes sandinista dijo que la Inteligencia del Ejército estaba colaborando con ellos.

“Nosotros ya sabemos cómo es eso, cómo es ese juego. Entonces los viejos tenemos que enseñarle a los más jóvenes el contrachequeo y la vigilancia; apoyar a los compañeros de la inteligencia policial y de la inteligencia del Ejército que está trabajando en el territorio”, manifestó.

Sus palabras quedaron registradas en un video filmado por uno de los asistentes y luego filtrado en las redes sociales. El 3 de febrero de ese años el Ejército, en un comunicado, negó estar involucrado y dijo que la exministra hacía «referencia a actos inexistentes».

Sancionado

Negar estar involucrado en la represión de nada le sirvió al general Julio César Avilés. El 22 de mayo del 2020 el gobierno de Estados Unidos lo sancionó por su lealtad a Ortega y por no haber desarmado a los grupos paramilitares del FSLN.

«Los militares proporcionaron armas a la parapolicía que llevó a cabo actos de violencia contra el pueblo nicaragüense, que resultó en más de 300 muertes, actos de violencia significativos y abuso de los derechos humanos contra personas asociadas con las protestas”, manifestó el Departamento de Estado el día que sancionó al jefe militar.

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