Los sacerdotes que permanecen en Nicaragua sufren un intenso acoso por parte de la Policía Nacional. Son vigilados, acosados, y se les obliga a enviar informes semanales de sus actividades. Además, la policía revisa sus teléfonos celulares para asegurarse de que no se estén comunicando con obispos, sacerdotes exiliados o periodistas.
Los sacerdotes que no cumplan con las órdenes de presentar sus planes semanales a la Policía y permitir que se les tome una foto, corren el riesgo de ser detenidos o desterrados. Cada religioso es visitado semanalmente por un oficial de policía asignado, recoge un informe publicado a inicios de marzo de 2025, por la organización cristiana internacional Christian Solidarity Worldwide (CSW), que revela que ellos están bajo supuestas “medidas cautelares”.
Relatos de torturas a religiosos: “Le dije que me pegara un tiro, que yo no aguantaba”
El documento, titulado “Control Total: La Erradicación de las Voces Independientes en Nicaragua”, sostiene que nueve sacerdotes católicos fueron sometidos a esas medidas. El informe abarca el período del 1 de enero al 31 de diciembre de 2024, donde se registraron 222 casos separados de violaciones.
En cada caso, el sacerdote fue detenido e interrogado primero por la policía, documenta el informe que además da cuenta de que hay infiltrados e informantes en las congregaciones para que crucen información a los oficiales sobre los sermones, oraciones y actividades de los sacerdotes.
Los interrogatorios policiales
El martes 27 de agosto de 2024, policías encabezados por el capitán Wilber Montenegro Martínez, llegaron a la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, donde interrogaron y tomaron fotografías al padre Luis Eduardo Benavídes.
En esa ocasión se le informó al sacerdote que sería visitado todos los martes para entrevistarlo y tomarle fotografías. No tenía permitido salir del municipio sin autorización policial. “Las medidas cautelares eran el resultado de una orden de Managua”, dice el documento. El padre Benavídes huyó a Honduras al día siguiente.
Los testimonios del exilio: “En una ocasión intenté suicidarme”
Un sacerdote fue detenido por un jefe de policía tras regresar de otro municipio donde visitaba a un familiar. Lo liberaron después de cuatro horas y le dijeron: “Puedes irte, pero ten cuidado de compartir lo que pasó en las redes sociales porque te arrestaremos; y ya sabes que la misa está siempre vigilada, así que ten mucho cuidado con lo que dices en los sermones”.
En ese mismo mes de agosto, el pastor de una iglesia en el departamento de Estelí, fue abordado por agentes de policía a las 7 de la mañana antes de los servicios del domingo. Le advirtieron que a las autoridades no les gustaba su “tono” en los vídeos transmitidos en directo por las redes sociales y lo amenazaron con detenerlo si no cambiaba ese tono y el contenido de sus sermones para ser “más amigable” con el gobierno.
El caso de pastores evangélicos
Otro interrogatorio sucedió cuando un oficial de alto rango de la Policía detuvo a un matrimonio que eran pastores. Los llevaron a una prisión de máxima seguridad, donde los separaron e interrogaron por haber orado por Nicaragua y por Israel en sus servicios religiosos.
“Ambos fueron sometidos a un trato inhumano, incluso en el caso de la esposa, de naturaleza sexual”. Tras su liberación, según el informe, su iglesia fue cerrada a la fuerza y se les prohibió participar en cualquier actividad de naturaleza religiosa.
“Si le decís a tu mamá te voy a matar”: Hombre violó a su hija durante 13 años
El informe también se refiere al caso del pastor evangélico Efrén Antonio Vílchez López, que trabajaba con más de 100 iglesias cristianas, quien fue golpeado y encarcelado en 2022 por haber criticado públicamente la violencia de la dictadura. Ahora está encarcelado, no se le permite ningún libro. “Desde agosto de 2024, solo se le proporciona un pequeño recipiente con agua al día. Se le ha privado de luz natural y aire fresco, ya que rara vez se le permite salir al patio de la prisión”.
El informe detalla que los religiosos recibieron órdenes verbales regulares de la policía, como no mencionar temas específicos como presos políticos, Israel y la situación general en Nicaragua en sus discursos públicos. Además, se le prohibió usar la combinación de colores azul y blanco, de la bandera nicaragüense, en cualquier decoración u otro material.
Nicaragua Investiga
