México y Argentina presentarán una nueva posición conjunta sobre la situación de Nicaragua la próxima semana, de la cual ambas naciones han exteriorizado su preocupación, así lo confirmó el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, durante una conferencia de prensa en París.
«Estamos muy preocupados por lo que está ocurriendo (…) México es un país que respeta el principio de no intervención, pero al que preocupa lo ha ocurrido en ese país» dijo el diplomático mexicano durante su visita por Europa, según citan medios internacionales.
El incierto esfuerzo de Argentina y México para entablar un diálogo con los Ortega-Murillo
Ebrard adelantó que el próximo lunes, de regreso a la Ciudad de México, volverá a reunirse con el embajador en Nicaragua, Gustavo Alonso Cabrera, a quien habían retirado el pasado 21 de junio para llevar a cabo «consultas» sobre el desarrollo de la crisis en el país. La misma decisión fue ejecutada por Argentina.
El anuncio de ambos gobiernos resultós sopresiva ya que el 15 de junio se abstuvieron de votar la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) para condenar la persecución de los opositores nicaragüenses, bajo el argumento de la «no intervención en asuntos internos».
Nueva reunión
El secretario de Relaciones Exteriores de México indicó que necesita escuchar directamente las palabras de su embajador, y que a partir de ello, posteriormente los días lunes y martes estará discutiendo con Argentina «el siguiente paso que daremos a conocer».
Ambos países de izquierda han expresado en simultáneo su preocupación sobre la situación en Nicaragua, que en las últimas semanas ha dejado a cinco aspirantes presidenciales de la oposición bajo arresto, así como a otros líderes de la sociedad civil, empresarios, un periodista y dos extrabajadores de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH).
La posición que han adoptado los gobiernos de México y Argentina han generado diversas forman parte de una estrategia cuyo único objetivo es abrir una puerta de diálogo con la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
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