La hijastra del dictador Daniel Ortega, Zoilamérica Ortega Murillo, dijo en una entrevista con la cadena de noticias France 24, que lo que está pasando en Nicaragua pudo haberlo intuido desde que se atrevió a denunciar a su padrastro por abuso sexual en 1998.
Zoilamérica explicó que el poder transforma a un ser humano y que con este se construyen “personalidades autoritarias, dictatoriales” como ocurrió con su padrastro Daniel Ortega y su madre Rosario Murillo, quienes dirigen unas de las peores dictaduras de América Latina.
“Lo que ha pasado en Nicaragua puedo haberlo intuido desde perfiles de personalidades abusivos, es decir, lo que yo viví en mi propia experiencia pudiese ir creciendo hacia lo que hoy está”, expresó la hija de Rosario Murillo.
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La socióloga de profesión, que también participa en organismos defensores de derechos humanos, dijo al medio de comunicación francés que el haber denunciado a su padrastro por abuso sexual en mayo de 1998, tuvo “un costo muy alto” y que en ese momento “el sistema jurídico no estaba preparado” para recibir algo como lo que ella habló en ese momento.
“Todo el país es su casa”
“La violencia política hoy en Nicaragua que ha ensayado los mismos métodos con los que en algún momento yo tuve que lidiar como persecución y venganza por lo que viví, por lo que hablé, implica también el haber tenido que renunciar, que perder mi país, haber tenido que volver a empezar y haber tenido sobre todo, sobrellevar las pérdidas tanto las familiares como las patrimoniales y las más importantes, las de la identidad”, explicó haciendo referencia a los más de 300 nicaragüenses declarados apátridas por su padrastro y su madre Rosario Murillo.
“La frase ‘cuando el abusador sexual es presidente, todo el país es su casa’, hoy representa una continuidad en el cual de alguna forma el régimen asume todo un país como la casa de la cual puede echar, la casa de la cual puede decidir quien puede vivir o no en ella, la casa en la que solo ellos tiene el derecho a decidir qué es lo correcto y lo incorrecto, e incluso en la casa donde no se puede pensar diferente”, continuó Zoilamérica.
Alegó que eso de llevar lo personal y el abuso del poder a todo un país de la misma manera que Ortega lo pudo haber practicado en el hogar, es “lo más lamentable” y que por eso los nicaragüenses deben luchar para que “nunca más la nación, el país, sea un botín personal si no que sea de verdad un patrimonio para todos”.
Llamado a la unión
“Todos tenemos derecho a sentir que Nicaragua es nuestra casa y no es la casa para un solo grupo donde se pueda desde ahí decidir, incluso quien no puede salir de esa casa es como hoy estamos viendo… Se vive esta palabra del destierro con tanta crueldad”, agregó Zoilamérica, alentando a los nicaragüenses desterrados a no quedarse “en esta muerte civil que pretende representar la expulsión de ciudadanos de su propia tierra”.
Llamó a la unión de la diáspora nicaragüense y a no renunciar a su ciudadanía. “Fuera somos más libres para actuar, para organizarnos, para unirnos, para hablar y para empezar a vivir los proyectos que luego queremos construir cuando regresemos”. Reconoció el esfuerzo que hacen aquellos que están dentro de Nicaragua y que usan el silencio como “forma de desobedecer a hacer quórum a las voces hegemónicas… la esperanza está, va a amanecer”, concluyó.
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