La noche de este miércoles 16 de noviembre, sorprendió la ausencia de Daniel Ortega, de 78 años, y Rosario Murillo, de 72 años, en el acto de entrega de 250 buses chinos a las cooperativas de transporte de Managua. En su lugar apareció su hijo Laureano Ortega, el mismo que en los últimos años ha tomado roles de “canciller de facto” y negociador del régimen con China y Rusia.

La interpretación que hacen analistas y opositores a este hecho, es que se podría tratar de un paso más en la posible sucesión dinástica, en la que Laureano Ortega sustituya a su padre en la presidencia y no Rosario Murillo, pese que esta ocupa la vicepresidencia.

Para la activista nicaragüense Haydée Castillo, lo ocurrido la noche de este miércoles, es otro mensaje en el que la dictadura deja en claro su ambición de perpetuarse en el poder “a toda costa” con una sucesión dinástica, como lo hizo en su momento el régimen somocista.

Según Castillo, hay demasiadas evidencias, desde haber alterado la Constitución Política de la República para que Daniel Ortega fuera reelecto y Rosario Murillo pudiera correr como vicepresidenta. Añade que hay un “nepotismo evidente” que es un símbolo de la sucesión dinástica.

Laureano Ortega sustituye a su padre en el acto de entrega de buses

Laureano “El Chigüín” de los Ortega-Murillo

“Solo nos trae a la memoria lo de ‘El Chigüín’ (Anastasio Somoza Portocarrero), que era el relevo que venían preparando para la sucesión después del último Somoza. En realidad que Laureano para nosotros significa esa figura de ‘El Chigüín’, el hijo de Somoza, del dictador, que lo van preparando, poniéndolo en el imaginario público para que la población vaya, según ellos, aceptando esa continuidad”, explica la activista.

El economista y opositor, Juan Sebastián Chamorro, tiene una postura similar a la de Castillo. Explica que la aparición de Laureano en ausencia de sus padres “no debería de sorprender a nadie”, pues desde hace años se viene hablando de “un proyecto dinástico”.

“Llama la atención de que nadie de la vieja guardia también estuviera presidiendo el evento, eso significa de que el mensaje está clarísimo, hay un sucesión de poder en manos de “El Chigüín” pasando antes por la vicedictadora”, expone Chamorro.

Actúan como el crimen organizado

Según Haydée Castillo, el Frente Sandinista actúa como el “crimen organizado”, donde la lealtad es un tema esencial, pero que se llega al momento en el que nadie confía en los demás, “ni en su propia sombra” y este sería el conflicto eterno que viven Rosario Murillo y Daniel Ortega. “Hay una riña familiar, una lucha de poder seguramente entre madre e hijo”, añade.

“Es probable que con todo el movimiento que hay en el Poder Judicial, la causa haya sido el que se enteraran que hay una gran inconformidad en los cargos de confianza porque sale a luz constantemente el nivel de maltrato que reciben los trabajadores del Estado, y aún los que han estado en los cargos de confianza por parte de la señora Murillo, que los trata como vasallos, no hay un respeto que se esperaría en un país normal y democrático entre quien ejerce el Poder Ejecutivo y quienes ejercen los otros poderes del Estado”, sostiene la también defensora de derechos humanos.

De acuerdo a las declaraciones de Juan Sebastián Chamorro, “Ortega ha sido un gran obsesionado de la vida de los Somoza y está emulando, repitiendo y superando incluso la dinastía de Somoza”, pues en la dinastía somocista “nunca” se puso a las esposas en cargos públicos, “con mucha influencia sí, pero nunca en una vicepresidencia, eso no lo ha hecho nadie en el mundo”, agrega.

Tal como pasó en la dinastía somocista y en la preparación de Anastasio Somoza Portocarrero para tomar las riendas de Nicaragua ante la posible ausencia de su padre de Anastasio Somoza Debayle, en los últimos años de la década de los setenta; Chamorro alega que la única razón por la que Laureano podría suceder a Daniel Ortega es porque es precisamente su hijo, pues “no tiene ningún tipo de méritos, ni conocimiento ni experiencia para ocupar cargos públicos”.

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Llaman a estar preparados a lo que pueda suceder

Ante todos estos eventos que alertan sobre la sucesión dinástica en Nicaragua, Haydée Castillo sostiene que hay que estar preparados “a que suceda cualquier cosa, a como sucede en el crimen organizado”.

“Esto que está pasando es un llamado al pueblo de Nicaragua de que pongamos nuestra vista y presencia, observar y no naturalizar, no es normal ni es legal, ni parte del orden jurídico que el pueblo de Nicaragua acepte una sucesión ni una dinastía, aquí nosotros tenemos que luchar hasta las últimas consecuencias por lograr la salida de esta dictadura y transitar a la democracia que es el camino que el pueblo de Nicaragua se merece, nadie puede aceptar que nos impongan ni a un Laureano ni a una Rosario ni al dictador. El pueblo tiene derecho a elegir sus autoridades”, afirma.

La presencia de Laureano Ortega encabezando un acto que normalmente lo hace el dictador Daniel Ortega, es “una señal de alerta y mensaje” para los funcionarios públicos y los mismos sandinistas de que deben seguir “las directrices de la familia porque si no van corridos”, expone Juan Sebastián Chamorro.

“Esto es claramente una muestra sin sorpresa de una dictadura que debemos detener para que no se convierta en un dinastía”, manifiesta el opositor exiliado en Estados Unidos.