Nicaragua inicia otro año bajo la dictadura de Daniel Ortega y con una oposición aún «en deuda» con el pueblo nicaragüense, cuya alternativa ha sido emigrar a niveles sin precedentes al no ver posibilidades de cambio interno.
Una vez más, los opositores están apostando a lograr la tan ansiada unidad en este 2024. Pero, también tienen el reto de mantener el tema de Nicaragua en la agenda internacional en un contexto de conflictos de gran escala.
2024, año complejo para la oposición
Así lo reconocen diferentes líderes como el exaspirante presidencial y excarcelado político Félix Maradiaga, quien prevé que el 2024 sea uno de los años más complejos para la oposición.
Con factores internacionales como la guerra de Israel con Hamás y la invasión de Rusia a Ucrania «es muy probable que la dictadura aproveche la distracción de la comunidad internacional para avanzar su proceso de radicalización», dijo a Nicaragua Investiga.
A eso se suma el éxodo de nicaragüenses.
No obstante, el dirigente confía en que la oposición irá superando los retos de operar en el exilio y «encontrará las formas de no perder su vínculo con expresiones silenciosas de resistencia interna».
Vital conectarse con quienes están en Nicaragua
Hay que «conectarse con quienes están dentro del país y les toca vivir cotidianamente bajo la dictadura, y lograr comunicarlo y denunciarlo dentro y fuera de Nicaragua, oportuna y eficazmente», coincide la excarcelada política Tamara Dávila, miembro de la Unión Democrática Renovadora (Unamos).
Para Dávila también es «urgente» que la oposición se comprometa a «reconstruir el país a muchas manos cuando Ortega y Murillo salgan del poder de manera cívica», por lo que urge que este año se suscriban acuerdos políticos básicos para lograrlo.
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Hay que devolverle «la esperanza al pueblo nicaragüense», aceptó por su parte Juan Diego Barberena, miembro del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB).
La oposición debe «construir alternativas políticas distintas a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo» y trabajar de forma cohesionada para que las estrategias sean más eficaces, explicó el también integrante del aparente débil proyecto de unidad «Monteverde«.
Barberena admitió que consumar la unidad «es una tarea pendiente con la que transitamos en 2023 e iniciamos el 2024».
Son «planes ambiciosos, pero la voluntad es inagotable»
Aunque la unidad opositora sigue siendo un pendiente, los liderazgos afirman que desde sus organizaciones han dado pasos para lograrlo y mantienen estrategias por una Nicaragua democrática.
«El Movimiento Campesino ha venido organizando a sus miembros en el extranjero para mejorar nuestra capacidad de incidencia frente a los gobiernos y organismos internacionales donde nos hemos establecido», manifestó el excarcelado político y líder campesino, Medardo Mairena, quien asegura que han desarrollado sus primeros ejercicios de unidad con hasta 24 organizaciones que estaban dispersas.
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«Nuestros planes son ambiciosos, pero la voluntad de trabajar por la libertad y la democracia es inagotable, tenemos que golpear al régimen en todos los ámbitos y en todos los aspectos para aislarlo cada día más, elevando la moral de quienes están en el territorio nacional, demostrando que no es imbatible y que su modelo es insostenible», declaró Mairena.
Van contra el financiamiento a la dictadura
La feminista Ana Quirós, integrante de la UNAB, indicó que, entre las estrategias del 2024, está continuar ahogando financieramente a la dictadura.
En consecuencia, afirma que la UNAB trabajará con instituciones financieras internacionales como el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) o el Banco Mundial y con gobiernos específicos que hasta ahora han seguido brindando algún tipo de cooperación financiera al régimen de Ortega.
Más sanciones
Félix Maradiaga detalló que, desde la Fundación para la Libertad de Nicaragua y la Unión Autoconvocada (UNA), se plantean un Plan de Acción que consiste en: 1) incidencia internacional enfocada en golpear el vínculo de Ortega con la red de dictadores que los auspicia; 2) promoción de más presión internacional y más sanciones que golpeen la billetera de la dictadura y sus operadores; 3) agente de derechos humanos; 4) fortalecer el vínculo con los territorios en Nicaragua y 5) consolidar las alternativas democráticas de contrapoder que sirvan para darle coherencia, voces y representatividad a la oposición.
¿Se sienten desarmados ante Ortega?
Por su parte, las acciones represivas de Ortega y Murillo contra los disidentes ha incluido cárcel, torturas, destierro, desnacionalización y confiscaciones.
Ante la pregunta de si se sienten desarmados ante Ortega, los consultados expresan que no.
«Ortega es quien se siente desarmado», por eso el dictador recurre a la represión, dijo la activista Tamara Dávila. «Ortega está más aislado y solo, dentro y fuera del país, a un costo altísimo para todos, pero también para ellos», acotó.
