Lo que quisiera la dictadora Rosario Murillo es que el Vaticano nombre a obispos como el actual cardenal Leopoldo Brenes, que no tiene la «dimensión profética» de otros como los monseñores Silvio Báez o Rolando Álvarez, explicó a Nicaragua Investiga un sacerdote que no ha podido regresar a Nicaragua porque se lo impide la dictadura.
La lectura que hace el religioso se produce luego de las felicitaciones que Murillo le envió a Brenes por motivo de su cumpleaños y que también han generado preocupación en el exlanzador de grandes ligas, Dennis Martínez.
«Me dejó preocupado la frase: “hemos dejado atrás los días de las campanas y cristales rotos”, en el mensaje de felicitaciones de Rosario Murillo al cardenal Leopoldo Brenes. No sé si era un saludo cordial o una nueva amenaza al líder de la iglesia católica en Nicaragua y, como creyente católico que ha visto cómo han metido a la cárcel injustamente a sacerdotes, han profanado iglesias y querido silenciar a cualquier precio a los que predican la palabra de Dios, esa frase me dejó aturdido, intrigado y con el corazón acelerado», escribió Martínez en un artículo de opinión publicado en el diario La Prensa.
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El silencio de la iglesia
En su escrito, Martínez también habla de que la iglesia está silenciada en Nicaragua.
«Me ha sorprendido el silencio de nuestros representantes católicos. Cuando monseñor Rolando Álvarez estaba preso y todos pedíamos su liberación, estábamos preocupados por su salud, ahora que gracias a Dios está libre seguimos preocupados por su estado de salud porque no hemos sabido nada de él y de los otros sacerdotes que fueron despatriados. El silencio de la iglesia no es normal, porque a pesar de la difícil situación que se vive siempre han tenido una palabra de aliento…», indica Martínez.
Para el religioso que habla bajo anonimato, la iglesia sí está silenciada dentro del país debido al control y el asedio de los Ortega Murillo.
«Nadie se atreve a anunciar el Evangelio con la radicalidad que el mensaje de Jesús da. También está claro que la negociación del Vaticano, que fue difícil, dijo el cardenal, dialogar con el régimen, después de las salidas de los sacerdotes hay una política de silencio, más allá de que Álvarez se está recuperando», explicó el sacerdote.
El cura cree que se trata de un silenciado controlado por la política del Vaticano, porque también monseñor Silvio Báez ha dejado de predicar en las misas que realizaba desde la iglesia Santa Agatha, en Miami.
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Rosario no ha vencido
El religioso deja entrever que, a pesar de ese silencio, Rosario Murillo no ha vencido a la Iglesia católica nicaragüense y no está claro que haya impuesto ese silencio a la Iglesia, sino que se trata de una estrategia del Vaticano para que no haya más sacerdotes encarcelados en Nicaragua.
«Es una política del Vaticano, no enfrentarse con una actitud profética, valiente y decidida, sino que prefiere una situación de bajo perfil para que no haya más sacerdotes y obispos presos en Nicaragua. En cierta medida (la iglesia) está controlada, pero eso no quiere decir que la iglesia esté callada y haya aceptado la propuesta de Rosario», manifestó el religioso.
Tampoco cree que exista un concordato entre la iglesia y la dictadura, para que se elija a sacerdotes que puedan simpatizar con el régimen de los Ortega Murillo.
Según el religioso, para salir de la dictadura lo que cabe es que los opositores presionen más a nivel internacional, para que organismos como el FMI o el Banco Mundial ya no financien más al régimen y que, diplomáticamente, los países corten relaciones con la dictadura.
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