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Así fue verdaderamente el paso de Daniel Ortega por la cárcel

A diferencia de los presos políticos que hay actualmente en Nicaragua, cuando Daniel Ortega estuvo preso sí fue por cometer delitos comunes.

En varias de sus intervenciones públicas Daniel Ortega ha aprovechado para relatar partes de su experiencia en la prisión. El dictador rememora sus malos momentos, pero poco dice del porqué estuvo preso más de siete años.

Fue considerado en su tiempo un preso político, sin embargo, lo que lo llevó a la cárcel fueron delitos comunes. El 21 de julio de 1967 participó en el asalto de la sucursal Kennedy del Banco de Londres, ubicado en Managua.

En el asalto que habría sido planificado por Daniel Ortega y Rolando Roque, responsable general de la guerrilla urbana en Managua, participaron también directamente Axel Somarriba, Selim Shible y Jorge Bravo. Del banco habrían sustraído unos 225,100 córdobas, según relata el libro El Preso 198 del periodista Fabián Medina.

Reconoció su delito

“El único cargo que podían lanzar en mi contra era el robo bancario, aunque tenían un enorme número de indicios sobre otros cargos”, reconoció el mismo Ortega en una entrevista brindada a la Revista Playboy.

Wilfredo Navarro, el exreo político que ahora defiende a sus antiguos verdugos

Al momento de su detención, a diferencia de ls presos políticos de su dictadura, a Ortega sí le encontraron pruebas que demostraban su participación en aquel delito. Tenía en su posesión “una ametralladora ligera Madsen, una pistola calibre 45, una lista con nombres de colaboradores y la mitad de un billete de un córdoba que era la contraseña para entrevistarse con un colaborador”, relata Medina en su libro.

Daniel Ortega fue condenado en un juicio en el que participó un jurado conformado por seis miembros, un representante del Ministerio Público (Fiscalía) y dos abogados defensores, Juan Manuel Gutiérrez, que lo defendía a él, y Guillermo Obregón Aguirre a Axel Somarriba.

Pese a esa experiencia, el ahora dictador, les niega esos derechos a los presos políticos, a quienes no les permite ser defendidos por abogados particulares sino por miembros de la defensoría pública, parte del Poder Judicial a sus órdenes.

Aplicó peores castigos que los que él recibió

Por ese delito, Ortega estuvo siete años y 42 días en prisión donde desarrolló manías como comer de pie y “hasta sus compulsiones sexuales”. De todos los sandinistas que estuvieron en la cárcel durante el régimen somocista, Daniel fue el tercero que estuvo más tiempo tras las rejas.

No fue acusado por el asesinato del sargento Gonzalo Lacayo, del que sí fue partícipe, algo que reconoció él mismo.

El Preso 198 relata que Daniel Ortega fue llevado a una celda de criminales comunes y que Jacinto Juárez fue compañero de cárcel, es decir, no estuvo solo en la prisión; sin embargo, a él no le importó mantener a Dora María Téllez, una de sus compañeras de guerrilla durante la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza, y a otras prisioneras y prisioneros políticos, en aislamiento total e incomunicados, tal como lo confirmó la misma “comandante dos” en sus  declaraciones en febrero del 2023 al ser desterrada hacia Estados Unidos.

“Las mujeres estábamos aisladas (…) El régimen como tal, es un régimen inhumano, violatorio de los derechos humanos porque no teníamos derechos a leer, no teníamos derecho a escribir, ni una Biblia, ni un papel”, reveló la excomandante sandinista.

Nostálgico de su “juventud”, pero él se las arrancó a otros

“Cuando fui detenido y pasé ese largo período de prisión, yo diría que estaba, digamos, la nostalgia por un período de juventud”, cuenta Ortega en una entrevista recopilada en el libro de Medina. Pero ni siquiera haber vivido en carne propia un encarcelamiento, le ablandó el corazón ante los ataques hacia el pueblo de Nicaragua en 2018, donde le arrebató la vida a centenares de jóvenes y a otros los encarceló, los obligó al exilio o los desterró, por el simple hecho de defender sus derechos.

Durante sus años de cárcel Daniel Ortega también sufrió tortura, él mismo lo relató en 1994 en un trabajo de Helena Ramos, que fue publicado en la revista nicaragüense El País. “Por nada pierdo la vista porque me reventaron a golpes los ojos y la ceja y la sien”. En ese entonces el ahora dictador también contó que tenía “cicatrices en las rodillas”.

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“Luego, cuando uno se recuperaba, venían con la picana eléctrica a darte choques en las partes donde tenías heridas. (…) Te metían a una de esas celdas que tantas hay en la Seguridad, llamadas ‘chiquitas’, donde uno no puede estar de pie, nada más acostado. Estabas esposado, sin comida, solo te pasaban agua, para que no te murieras. Cuando a los dos, tres días, te sacaban al interrogatorio, te escapabas de desmayar de mareo. Y otra vez, la misma sesión de torturas: los golpes, las patadas, el chuzo eléctrico”, explicó.

Después de una revuelta en La Modelo, Ortega fue trasladado por un tiempo a la cárcel La Aviación. Ahí se encontró con su amigo y compañero de lucha Jacinto Suárez, fallecido en 2020, y otros que se encontraban en calidad de presos políticos.

Mientras compartían galera en La Aviación fueron testigos de “violaciones entre ellos (reos comunes), drogadicción”, relata Jacinto Suárez en su libro “En el mes más crudo de la siembra”, publicado en 2015.

Sus beneficios en la prisión

Tiempo después fueron regresados a La Modelo, los raparon y los desinfectaron en grupos como si se tratase de animales. Ahí, los baños se convirtieron en salas de conversaciones, salían al patio dos veces por semana, tenían derecho a visitas y a que les llevaran alimentos como pinolillo, avena, pan, tortilla, queso y jalea. Al estar nuevamente en ese penal cesaron las torturas físicas, esto porque, según relató Jacinto Suárez, les pusieron como alcaide al coronel Sebastián López “Guachán”, a quien catalogó de “buena gente”.

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“Teníamos derecho a un libro a la semana cada uno, pero no todos teníamos posibilidad de recibirlos. Yo sí podía y era el mayor abastecedor, pues mi padre los llevaba de la biblioteca que él tenía, entonces lo que hacía era depositar el libro a nombre de otro, una vez terminaba el libro el censor me entregaba otro, así no acumulaba libros”, cuenta Suárez en su libro de memorias.

El 23 de diciembre de 2022, el mismo Ortega reconoció en un acto público que los custodios de la cárcel les “ayudaban a pasar mensajes, sacar mensajes para los compañeros que estaban en la clandestinidad”.

“A través de los policías lográbamos introducir libros, lectura, estaba leyendo y con el policía amigo, pues, que se paseaba, de repente venía un control de oficiales, porque pasan control de oficiales, entonces, el policía nos avisaba, entonces, escondíamos el libro, entonces nos poníamos firmes”, dijo el dictador.

Luego del asalto a la casa del recocido somocista Chema Castillo, el 27 de diciembre de 1974 y tras tres días de negociaciones con la dictadura de Anastasio Somoza, en los que fungió como mediador el entonces arzobispo de Managua, monseñor Miguel Obando y Bravo, los guerrilleros consiguieron, un gran impacto propagandístico, un millón de dólares de cinco que pedían y la liberación de 14 guerrilleros, entre ellos Daniel Ortega, quien a su salida de prisión se fue a Cuba.

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Sus más recientes vejámenes

En tiempos actuales, Daniel Ortega lidera una dictadura junto a su pareja Rosario Murillo y sus tratos inhumanos hacia los prisioneros políticos, a quienes junto al mismo pueblo de Nicaragua, les ha cercenado derechos humanos indispensables, que le han valido el repudio de la comunidad internacional.

El trato de Ortega a los presos políticos ha sido tan cruel que hasta les prohibió el acceso a una Biblia o cualquier otro material de lectura, pese a que a él no se le negó nada de eso en sus años que estuvo encarcelado por el delito cometido durante la dictadura de Somoza.

El último vejamen del régimen de Daniel Ortega que ha provocado sentimientos encontrados, es la excarcelación, expulsión y destierro de 222 personas que se encontraban en calidad de presos políticos, a los que ha pretendido despojarlos de su nacionalidad con ilegales reformas a la Constitución Política de Nicaragua.

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